El coronavirus dejó al día de hoy seis millones de victimas en todo el mundo, para mí son muchísimas más.

Curiosamente no es en Asia donde hay la mayor cantidad de fallecidos, a pesar de que el bicho es “Made in China” ; América se ha llevado la peor parte de la tragedia. ¡Casualidad!

El virus ha reactivado el sentimiento de solidaridad, que se pensaba alejado de la humanidad. El covid generó una batalla conjunta, dirigida a un mismo objetivo.

Es obvio que China ha sacado partida de este evento: ha ganado hegemonía, y tiende muy pronto a ser la potencia que nunca se imaginó.

En el tema económico los números hablan por sí solos, en pleno 2020, cuando el mundo estaba de cabezas la economía china creció 2,3% .

Los chinos en el medio de la tormenta se dieron cuenta que podían subir los precios en toda la cadena comercial y que el mundo estaba de manos atadas y dispuestos a pagar lo que sea por estar surtidos, entonces los fabricantes incrementaron los precios y vendiendo menos ganan más.

Muy pronto como si fuese algo premeditado, las empresas navieras se sumaron a la feria y subieron sin razón los costes de los fletes. Como se sabe China controla las grandes empresas navieras y ha invertido en años recientes más de 11 mil millones en los puertos más importantes del mundo.

Como bien lo explica James R. Holmes, profesor de Estrategia Marítima en la Escuela de Guerra Naval de Estados Unidos: "El objetivo de China es crear un ciclo autosustentable entre el comercio, el poder militar y la influencia diplomática" y todo esto ha pasado en las narices de los norteamericanos.

Hoy en un momento en donde la pandemia está medio controlada, (Hamsa o cinco como dirían los supersticiosos, para que no regrese), o en su defecto que no se les ocurra a unos mandarnos la versión primavera -verano, el virus obliga al mundo a reacomodarse en muchos aspectos.

Un ejemplo de esto es lo que estamos observando en España el sector textil y del calzado por ejemplo, que fue una referencia mundial en las décadas de los 70, ellos han prendido sus máquinas, pues ahora resulta atractivo fabricar en España, los españoles añoramos desde hace tiempo “el Made in Spain”.

Ya hay algunas cadenas importantes del retail, que están comprometiéndose con contratos importantes, y si el grupo Inditex (las tiendas Zara), se pliega, la cosa se pondrá interesante. Hoy China tiene unos sueldos más elevados que los países del sureste Asiático, que también hacen mella en su contra, además su población se alimenta mejor y quiere salir de la marginalidad.

De igual manera en todos los sectores productivos se habla de la necesidad de cortar la dependencia con Asia y se está pensando en Estados Unidos, y America Latina. En Centroamérica existían grandes plantas de maquila para marcas de reconocido nombre y por qué no decirlo en Marruecos se fabricaba la marroquinería más prestigiosas del mundo, pues a regresar al pasado.

Si realmente se quiere reflotar al mundo para luchar en contra de la pobreza, y separarnos de un gigante devorador, debemos de entender que las grandes oportunidades hoy están lejos de China.

Por esto y más, el murciélago, puede terminar haciendo mella a su propio creador.