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Inglaterra y la piratería

Pedagógico modo de sustraer tesoros: quítansele al dueño para darlos a quien se “reconozca” …

  • ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS

13/01/2022 05:00 am

La piratería es robar. De antiguo, en 1562, Isabel I de Inglaterra autorizó a los piratas Francis y Drake para atacar barcos españoles que regresaban con los tesoros robados en el Nuevo Mundo, parte de los cuales se llevaba la reina: los recibían con todos los honores y hacíanlos “nobles”, como Drake y Morgan. Y autorizó al pirata Walter Raleigh para incursionar aquí e hizo varias expediciones al través del Orinoco y en busca del mítico El Dorado, que enloquecía antes ¡y ahora! a quienes gustan de lo ajeno. Tal asesino disputó con los condes Devereux y Dudley el amor de la reina Isabel. Vovió ceniza a Trinidad y decapitó a sus habitantes. Pretendió hacer lo mismo en Cumaná; pero “una resistencia feroz” lo obligó a huír…

Inglaterra “desangró a nuestro maltrecho imperio” (expresó hace poco un artículo en El País de España) cuando invadió Gibraltar con unos 80 buques e impuso el Tratado de Utrecht, firmado con España en 1713 y pronto ocupó un territorio más grande de lo allí acordado. Después Inglaterra “falsificó ese tratado para inventar en Gibraltar un Estado autónomo”. Londres pretexta el respetar la voluntad de los gibraltareños y éstos no quieren ser españoles…

El 2-1-1833 Inglaterra se apoderó por la fuerza de las Malvinas. En su prurito colonialista, Inglaterra aseguró que su territorio llega ¡¡hasta donde llegue el mar!! En 1982 Argentina tomó las Malvinas e Inglaterra envió su flota. Reagan prometió neutralidad; pero EEUU apoyó a Inglaterra con su base aérea de la Isla Ascensión y equipo militar; y el periodista estadounidense Carl Bernstein reveló por ABC News que EEUU daba información satelital de inteligencia a la flota inglesa.

El 2-5-1982 se hundió el Belgrano por el submarino de propulsión nuclear HMS Conqueror y sus armas (torpedos) nucleares mataron 323 argentinos: Gran Bretaña "movilizó en sus buques 31 armas nucleares” en las Malvinas, “según el Ministerio de Defensa inglés publicó el 6-4-1982 en el sitio Declassified UK”. "Los buques de guerra británicos (…) estaban armados con docenas de cargas nucleares de profundidad”, llevadas en los portaaviones Hermes e Invincible, reveló la agencia Sputnik. El documento “Top Secret Atomic” afirma que el llevar armas nucleares causó pánico en Londres por el daño físico y político que podrían haber causado. Y que hubo "enorme preocupación" acerca de que ello se hiciera público". Esta semana hubo revuelo condenatorio mundial al respecto e información mediática.

En Guyana, hace más de un siglo, una organización criminal urdió despojar a Venezuela de 159.500 Kms2 pletóricos de fabulosa riqueza: uno de los casos más detestables de piratería y su mayor robo en América. Aquel abyecto laudo fue tramado por la geofagia inglesa. Hasta el presidente de EEUU, Cleveland, fulminó la conducta de los árbitros británicos como “hoggish” o “sucia”. Los jueces Martens (ruso) y Brewer (británico) confesaron que la decisión respondió a un “compromiso”: Los ingleses usaron mapas falsificados en el “Ministerio de Colonias”. Y así el comité de árbitros (dúo de estadounidenses, dos ingleses y un ruso), animados por el “León inglés”, descargó su esperpéntico, fraudulento y extorsivo laudo: Uno de los casos más abominables de piratería en los fastos universales…

Guyana –con el impúdico y todopoderoso apoyo de Inglaterra– logró sustraer el diferendo y confiarlo a la incompetente Corte Internacional de Justicia, cuyo fallo aguarda inmutable por estar sobre seguro: Ha mucho alardea con eso a sabiendas de lo que se haría…

La consumación de ese crimen económico de lesa humanidad es inminente y Venezuela, pasmada, no lo denuncia ante la Corte Penal Internacional, como con reiteración –y el debido respeto– he propuesto… Venezuela tiene una posición pasiva ante el inminente peligro (no habría apelación) de una colosal mutilación territorial: alega con propiedad en Derecho; pero así no impide que la incompetente Corte Internacional de Justicia produzca un fallo cantado. Venezuela debe denunciar ese crimen económico de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional: eso debería impedir a la CIJ el sentenciar porque la prejudicialidad penal es absoluta según un principio jurídico mundial y aquí en el Ord. 8° del Art. 346 del Código de Procedimiento Civil.

Hoy día, 31 toneladas de oro, con valor de US$ 1.000 millones, propiedad de Venezuela, que los depositó en el Banco de Inglaterra (craso error) que se niega a devolverlos –vaya ladronicio– porque ahora el presidente de la República no es el que el pueblo eligió, sino otro que se autoproclamó en una plaza e Inglaterra ¡¡eligió!! La piratería perfeccionada por estos hooligans roba áureo tesoro de un Estado y sin interés, eso sí, se lo da a un individuo con el cual se entiende y “reconoció” como dueño: menudo flan…

Gran necedad la de Venezuela al haber confiado ese dinero a tal banco en “la pérfida Albión”. Eso recuerda, a mí al menos, el dicho venezolano –cuando algo corre gran riesgo– de que “está en pico de zamuro”…

aaf.yorga@gmail.com
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