Fue uno de los hombres políticos más notorios de su tiempo, cuya complejidad asombra todavía a los estudiosos del poder. Nació y murió en Londres entre 1804 y 1881, y ese hecho lo convirtió en el retrato humano de la historia política de la Inglaterra de esa época. Su capacidad para levantarse ante las dificultades comenzó a dibujarse cuando todavía era muy joven, en un episodio que ocurrió siendo ya un conocido escritor, y tuvo un fracaso en su intento de fundar el mejor periódico de Inglaterra. Su novela “Vivian Grey” publicada en 1826 cuando Benjamín tenía apenas 22 años, fue todo un éxito porque dibujaba en una forma muy viva y crítica a la aristocracia inglesa. El autor francés André Maurois en su biografía del astuto personaje, afirma que el más grave error de este muchacho que aún no llegaba a los veinticinco años cuando quiso fundar el periódico, había consistido en pretender precipitar la vida tratando de acelerar el éxito. Luego de esta primera frustración, se retiró temporalmente del mundo en que vivía viajando durante años por Europa, observando al mejor estilo cartesiano las costumbres de las diferentes civilizaciones continentales. Regresó con un nuevo conocimiento de la vida, decidido a emprender la conquista del triunfo por medio de la sagacidad y la adulación. Proveniente de una familia de origen judío convertida al cristianismo cuando Benjamín tenía 12 años, él se autocalificaba, aún sin realmente serlo, de “indolente, como todos los hombres de gran imaginación”. Sin embargo, cada movimiento suyo delataba un perpetuo esfuerzo por acceder al poder.