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Derecho al olvido versus mafias

¡Qué casualidad que en las redes sociales no aparece nada acerca de sus dueños! ¡Cuán ágiles son para silenciar a todos aquellos que pretenden ir en su contra!

  • DAVID BITTAN OBADÍA

14/11/2021 05:06 am

La digitalización del mundo y las redes sociales han generado avances pero, a la vez, un gran retroceso en cuanto a ciertos derechos.

Hay un gran negocio que se esconde detrás de quienes nos han convertido en esclavos del Internet. Nuestra privacidad ha quedado a merced de algunos, quienes muchas veces utilizan la tecnología para dañar la reputación de personas, empresas, instituciones y países. Estamos sometidos a una exposición global y universal.

Para contrarrestar la locura, surge el derecho al olvido, que permite instar en el entorno de Internet a los responsables del tratamiento de datos personales para que supriman cualquier enlace, que perjudique a una persona, pero se trata de un derecho muy complejo de reclamar.

Algunos periodistas alegan que el derecho al olvido debe tener como límite la libertad de expresión. Este pretexto casualmente es alegado por lo general por una serie de personas que tienen mucho interés en publicar información falsa acerca de otras, ellos sin embargo empiezan a creer en el derecho al olvido cuando la tortilla se revierte en su contra.

Creo en un periodismo de altura y lo hay. Hay noticias que, definitivamente, involucran a personas que participaron en un delito, lo cual a veces es un tema de interés público y no debe restringirse; sin embargo, del otro lado de la acera nos conseguimos con personas que han cometido en su vida algún error y han pagado por ello, y sucede que después de muchísimos años, siguen siendo víctimas aún, por la permanencia de la información en Internet.

Conozco de primera mano a personas que, por alguna circunstancia, tienen algún familiar directo, ya fallecido, con una historia superada y cerrada, pero, cada vez que se coloca su nombre en el buscador de Google, aparece la misma información, que va perjudicando al entorno familiar y, peor aún, va dañando la reputación de sus familiares, de generación en generación: ¡eso hay que cortarlo!

Borrar de los buscadores de Internet información negativa es un negocio billonario y una gran estafa a la vez.

Grandes calumnias e injurias ruedan en las redes, pero la carga de la prueba la dejan en manos de las víctimas. El que acusa maliciosamente tiene privilegios. La presunción de inocencia en Internet es una utopía.

Dicen que, “lo que está en Internet no es confiable”, mas sí es una referencia para aspirar a un empleo, o, algo tan simple como solicitar una visa en uno de esos países en los que te dicen en la ventanilla, después de ver una noticia falsa quizás: “usted no califica; próximo, en la fila por favor".

¡Qué casualidad que en las redes sociales no aparece nada acerca de sus dueños! ¡Cuán ágiles son para silenciar a todos aquellos que pretenden ir en su contra!

¿Qué pasa con la protección de datos y los daños y perjuicios que, injustamente, se les ocasionan a tantas personas? Hay que aspirar a una legislación internacional, ofrecer garantías frente a los nuevos riesgos que aventuran las tecnologías y que los proveedores de Internet entiendan que ellos también están bajo el marco regulatorio.

El derecho al olvido debe ser un derecho universal, fácil de ejercer. La reputación de las personas no puede estar en manos de unos pocos.

davidbittanobadia@gmail.com

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