Cómo empezar a resolver conflictos en nuestra Venezuela que han impedido el desarrollo económico. Lo primero es que los líderes políticos en disputa reconozcan que les conviene superar los conflictos para mejorar su propia calidad de vida. Su propia salud y calidad de vida depende de un cambio de actitud. Pocos de nuestros líderes políticos pueden recibir una sonrisa de sus compatriotas, un agradecimiento o visitar lugares públicos y menos recibir aplausos. Pocos de nuestros líderes políticos son admirados.
Las primeras dos décadas del siglo XXI, los conflictos mal manejados han generado una caída real del PIB de 75 % acumulado en los últimos 8 años. No sólo caída en el PIB y empobrecimiento, también los conflictos mal manejados han generado muerte de estudiantes, emigración de 20 % de la población, urbanismo en ruinas por donde pasemos nuestra mirada, convirtió en chatarra la infraestructura productiva del país, default de deuda externa, una completa erosión institucional y nos sumergió en una guerra fría geopolítica que nos hace perder soberanía.
Los conflictos son útiles y necesarios. Si los conflictos son temporales y no permanentes, si las partes saben que necesitan la colaboración de la contraparte para resolverse plenamente y si se respetan las reglas de juego y dan espacios para todos, entonces los conflictos son trampolines hacia estadios de vida superior. Sin embargo, si los conflictos son creados incesantemente, si quedan sin resolverse, si son para derrotar y hasta eliminar contrincantes, como prevalece en el modo de conducta de algunos de nuestros líderes políticos hoy, entonces son destructivos.
No es la riqueza ni la fortaleza, el pertenecer y ser querido por un grupo social genera una de las mayores satisfacciones en la vida y es insustituible. Según el estudio de felicidad de Harvard, las personas que viven más tiempo y satisfechas son las que aprenden a resolver conflictos y crean vínculos con sus conciudadanos.
El origen del conflicto
Creo que los líderes de la oposición y del oficialismo deben reconocer que ninguno ha cumplido con la Constitución Nacional. Ese incumplimiento de la Constitución Nacional es el origen del conflicto. Cuando la oposición obtuvo mayoría de la AN en el 2015, la primera declaración del presidente nombrado Ramos Allup, rompió con la Constitución. Usó ese importante triunfo para declarar la guerra y amenazar que iba a sacar al entonces Presidente de la República en 6 meses. En su lugar, la AN del 2015 debió enfocarse en proponer a todo el pueblo venezolano nuevas políticas económicas, procesos de interpelación de ministros, exigir estados financieros a cada empresa del Estado en forma regular y auditados, proponer soluciones a la política monetaria, e ir educando al pueblo y al mismo oficialismo en un proceso de saneamiento del gasto fiscal. Incluso si hay trampas en los procesos electorales, la oposición nunca debió abstenerse de participar y con insistencia ir profundizando el proceso democrático. Esa estrategia de “la salida” y sin tener con qué ha sido el peor error y daño que la oposición ha generado en nuestra sociedad. Por otra parte, el oficialismo se defendió de forma muy violenta y tanto que tiene señalamientos de organismos internacionales y nacionales de múltiples violaciones de los derechos humanos. Mucho pudo hacer el oficialismo desde el gobierno para evitar las marchas y corregir sin dilaciones las erradas políticas económicas de controles y de Cadivi que generaron tanta perdida del poder adquisitivo y corrupción.
El pacto
Las primeras dos décadas del siglo XXI, los conflictos mal manejados han generado una caída real del PIB de 75 % acumulado en los últimos 8 años. No sólo caída en el PIB y empobrecimiento, también los conflictos mal manejados han generado muerte de estudiantes, emigración de 20 % de la población, urbanismo en ruinas por donde pasemos nuestra mirada, convirtió en chatarra la infraestructura productiva del país, default de deuda externa, una completa erosión institucional y nos sumergió en una guerra fría geopolítica que nos hace perder soberanía.
Los conflictos son útiles y necesarios. Si los conflictos son temporales y no permanentes, si las partes saben que necesitan la colaboración de la contraparte para resolverse plenamente y si se respetan las reglas de juego y dan espacios para todos, entonces los conflictos son trampolines hacia estadios de vida superior. Sin embargo, si los conflictos son creados incesantemente, si quedan sin resolverse, si son para derrotar y hasta eliminar contrincantes, como prevalece en el modo de conducta de algunos de nuestros líderes políticos hoy, entonces son destructivos.
No es la riqueza ni la fortaleza, el pertenecer y ser querido por un grupo social genera una de las mayores satisfacciones en la vida y es insustituible. Según el estudio de felicidad de Harvard, las personas que viven más tiempo y satisfechas son las que aprenden a resolver conflictos y crean vínculos con sus conciudadanos.
El origen del conflicto
Creo que los líderes de la oposición y del oficialismo deben reconocer que ninguno ha cumplido con la Constitución Nacional. Ese incumplimiento de la Constitución Nacional es el origen del conflicto. Cuando la oposición obtuvo mayoría de la AN en el 2015, la primera declaración del presidente nombrado Ramos Allup, rompió con la Constitución. Usó ese importante triunfo para declarar la guerra y amenazar que iba a sacar al entonces Presidente de la República en 6 meses. En su lugar, la AN del 2015 debió enfocarse en proponer a todo el pueblo venezolano nuevas políticas económicas, procesos de interpelación de ministros, exigir estados financieros a cada empresa del Estado en forma regular y auditados, proponer soluciones a la política monetaria, e ir educando al pueblo y al mismo oficialismo en un proceso de saneamiento del gasto fiscal. Incluso si hay trampas en los procesos electorales, la oposición nunca debió abstenerse de participar y con insistencia ir profundizando el proceso democrático. Esa estrategia de “la salida” y sin tener con qué ha sido el peor error y daño que la oposición ha generado en nuestra sociedad. Por otra parte, el oficialismo se defendió de forma muy violenta y tanto que tiene señalamientos de organismos internacionales y nacionales de múltiples violaciones de los derechos humanos. Mucho pudo hacer el oficialismo desde el gobierno para evitar las marchas y corregir sin dilaciones las erradas políticas económicas de controles y de Cadivi que generaron tanta perdida del poder adquisitivo y corrupción.
El pacto
Hoy la población venezolana necesita: 1.- inversionistas para rescatar la infraestructura y la producción nacional y generar empleo; 2.- soluciones a los conflictos políticos que permitan racionalizar las sanciones económicas que impiden la entrada de inversiones. El oficialismo tomó las medidas económicas pertinentes para abrir la economía a los inversionistas. Solucionar la inflación y el déficit fiscal pasa por una mayor disciplina fiscal que sólo se logrará si las empresas del Estado y las privadas son rescatadas.
La oposición y el oficialismo han cometido errores de parte y parte y es difícil superarlos con reproches y sin mirar hacia delante. Deberían hacer una tregua y pacto por 2 años. El pacto consistiría, por una parte, en acordar conjuntamente el solicitar levantar las sanciones que penden sobre los sectores claves de la economía nacional y a cambio acordar condiciones para elecciones o referéndum una vez que la economía haya rebotado. Ni el oficialismo va a poder lograr reactivar toda la economía bajo las sanciones actuales ni la oposición va a poder avanzar políticamente si no permite las condiciones para traer inversiones a la nación. Sabemos que los líderes de ambos sectores han obtenido ganancias personales del conflicto, pero también sabemos que la población está en la verdadera bancarrota y que en nada sienten aprecio hacia sus líderes. La tercera década del siglo XXI que se abre debería de ser para resolver conflictos y no alargarlos donde al final todos perdemos calidad de vida en un país que merece más prosperidad.
Twitter: @alejandrojsucre
La oposición y el oficialismo han cometido errores de parte y parte y es difícil superarlos con reproches y sin mirar hacia delante. Deberían hacer una tregua y pacto por 2 años. El pacto consistiría, por una parte, en acordar conjuntamente el solicitar levantar las sanciones que penden sobre los sectores claves de la economía nacional y a cambio acordar condiciones para elecciones o referéndum una vez que la economía haya rebotado. Ni el oficialismo va a poder lograr reactivar toda la economía bajo las sanciones actuales ni la oposición va a poder avanzar políticamente si no permite las condiciones para traer inversiones a la nación. Sabemos que los líderes de ambos sectores han obtenido ganancias personales del conflicto, pero también sabemos que la población está en la verdadera bancarrota y que en nada sienten aprecio hacia sus líderes. La tercera década del siglo XXI que se abre debería de ser para resolver conflictos y no alargarlos donde al final todos perdemos calidad de vida en un país que merece más prosperidad.
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