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Seguimos como los ratones

Mientras cavilando sobre la tardanza en la solución final de la crisis, encuentro que los venezolanos seguimos como “Los ratones” de Félix Lope de Vega Carpio

  • PEDRO E. PIÑATE B.

09/09/2021 05:00 am

Leyendo sobre dictaduras y dictadores, encontré recién en un artículo un mensaje aleccionador para todos los venezolanos: “Todas las dictaduras son atroces y las de izquierda lo son más, porque dan la impresión de venir –a diferencia de las otras– sin fecha de caducidad. A pesar de ello, también acaban y aunque uno no vaya a ver su final, debe seguir trabajando para alcanzarlo.” (Laureano Marquez. Entre el dolor y la nada - 04/09/2021). Sobre el tema conviene siempre recordar que hace 100 años gobernaba de facto en Venezuela un cruel dictador. Durante largos 27 años, desde 1908 hasta 1935 cuando plácido murió, el general Juan Vicente Gómez con sus esbirros de La Sagrada a todos sometió. Después entre 1952 y 1958, otro dictador se impuso con su temible Seguridad Nacional: el general Marcos Pérez Jiménez, hasta su derrocamiento cívico-militar, el 23 de enero de 1958. Así tuvo Venezuela dos dictaduras militares durante el siglo XX que dejaron profunda huella, reafirmando cada una a su término las bases de la democracia. Correspondió a las generaciones del 28 y 58 liderar el cambio político, social y económico con que el país avanzó hasta despedirse el siglo. Con el nuevo milenio, la dictadura de ideario Castro-comunista impuesta durante 22 años, condujo a Venezuela a la debacle y crisis humanitaria que tratamos todos de sobrevivir. En medio de la desesperanza por sus graves consecuencias y la tardanza política en la restauración de la libertad y democracia, 6 millones de venezolanos que es un quinto de la población han emigrado, estimándose que de seguir la opresión, uno o dos millones más en breve seguirán.

Sobre nuestra diáspora, aún salvadora de quienes aquí no tienen cómo sobrevivir o son perseguidos, una primera es la pérdida del capital humano con afectación de familias y empresas. La más terrible es la de los que no volverán tomando allende otra bandera. Sin embargo la diáspora tiene también un lado positivo, como el de las remesas que ayudan a sostener aquí a sus familiares en la crisis. De todos el más importante es el cambio para mejor de nuestros compatriotas emigrantes, que con creces compartirán en Venezuela a su regreso; bien en forma de nuevas inversiones y de capital humano desarrollado.

Mientras cavilando sobre la tardanza en la solución final de la crisis, encuentro que los venezolanos seguimos como “Los ratones” de Félix Lope de Vega Carpio: “Juntáronse los ratones para librarse del gato; y después de largo rato de disputas y opiniones, dijeron que acertarían en ponerle un cascabel, que andando el gato con él, librarse mejor podrían. Salió un ratón barbicano, colilargo, hociquirromo y encrespando el grueso lomo, dijo al senado romano, después de hablar culto un rato: - ¿Quién de todos ha de ser el que se atreva a poner ese cascabel al gato?”

ppinate@gmail.com

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