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Covid-19 y cambio climático

¿Qué podemos hacer? En primer término, enterarnos de lo está pasando para poder pasar de la queja al análisis y comprensión de fenómenos cuya solución afectan nuestra concepción del mundo, nuestra visión del desarrollo, del progreso y del bienestar...

  • REINALDO ROJAS

30/08/2021 05:05 am

La sociedad global del siglo XXI enfrenta, en lo inmediato, dos grandes desafíos: la superación del Covid-19 y los efectos del cambio climático. Son dos fenómenos que marcan el futuro de la Humanidad y exigen un abordaje común. El Covid-19 tendrá sus efectos en la organización social como resultado de las normas sanitarias de aislamiento que se han impuesto, así como en el modo de pensar lo político, lo económico y hasta lo espiritual.

El solo hecho de que el encuentro entre las personas, para trabajar, para estudiar, para hacer política y para divertirse, esté limitado por razones de salud pública, es algo que ya nos afecta emocionalmente y que nos ha llevado crear nuevas maneras de comunicarnos, porque es allí, en la comunicación humana, donde está el primer impacto de esta pandemia.

Mientras nos ponemos de acuerdo acerca de los orígenes biológicos o artificiales de esta pandemia, lo cierto es que el Covid-19 ha puesto de rodillas a todos los países del mundo, empezando por los más ricos y poderosos, colocándonos en la encrucijada de alcanzar una inmunización global o elevar el número de víctimas por una guerra entre los fabricantes de vacunas. Por otro lado, a escala global el interés está dirigido en estudiar las tendencias que se vienen observando y que van a definir ese futuro post-pandemia que ya forma parte de la agenda política de los Estados y de los organismos internacionales de cooperación, pero con la ciudad como el escenario privilegiado de la acción

Y, efectivamente, será la ciudad –como la protagonista del siglo XXI- el escenario privilegiado de los cambios en pensamiento y acción. Las ciudades con sus habitantes, sus instituciones y sus gobiernos, tendrán que re-pensar el futuro pero no sólo como una comunidad política local, sino como un ecosistema, donde conceptos como sostenibilidad urbana, huella ecológica, eco-región, desarrollo sostenible y desarrollo humano, serán de fundamental importancia. Y es aquí, donde aparece la otra amenaza que se cierne sobre el planeta: el cambio climático.

Este tema tiene que ver con nuestra relación, como especie y como sociedad, con la vida que nos rodea y con la tierra que nos alimenta y de la que formamos parte. Para decirlo en palabras del Papa Francisco, con nuestra “Casa Común”. Sin embargo, así como la pandemia ha puesto en evidencia nuestra desnudez biológica; el cambio climático, nos reclama nuestra agresión al ambiente y a lo que hemos llamado el mundo natural.

Ya no se trata de evaluar un modelo de desarrollo que no ha logrado resolver los problemas de hambre, salud, bienestar y progreso de la Humanidad, con sentido de justicia y equidad. Es que ese modelo de desarrollo industrialista ya no es sostenible, tal como ya lo había planteado el Club de Roma en 1970, en el libro Los límites del crecimiento y Nicholas Georgescu Roegen en su estudio, de 1971, “El proceso económico y la ley de le entropía”, donde plantea el divorcio entre la economía moderna y sus bases ecológicas y termodinámicas de sustentabilidad.

Si bien el tema ha consumido tiempo y tinta en la opinión pública mundial, lo que es indiscutible son los indicadores del recalentamiento de la tierra y el efecto invernadero que lo acompaña. Desde el punto de vista termodinámico, que es la física de la energía y del calor, la Tierra se calienta por el flujo continuo de la energía solar y se enfría al emitir energía hacia el espacio, en forma de radiación infrarroja. Este fenómeno cíclico se ha venido interrumpiendo por la cortina de anhídrido carbónico formada alrededor de la tierra, producto de la combustión de la leña, carbón mineral, petróleo, gas metano. Esta capa no permite la salida al espacio del calor que produce el planeta, creando el llamado efecto invernadero. ¿Evidencias?

El deshielo de ambos polos con la consiguiente elevación del nivel de los mares, mientras aumenta la temperatura media terrestre, lo que pone en riesgo la vida en el planeta. Las perturbaciones climáticas de estos últimos años, las sequías, los incendios forestales, los huracanes cada vez más fuertes, el calentamiento de los océanos y las inundaciones históricas que han afectado al planeta en este mismo año, tienen mucho con ver con el cambio climático.

Se trata, pues, de amenazas a la vida que desafían la conciencia de la Humanidad. ¿Qué podemos hacer? En primer término, enterarnos de lo está pasando para poder pasar de la queja al análisis y comprensión de fenómenos cuya solución afectan nuestra concepción del mundo, nuestra visión del desarrollo, del progreso y del bienestar. Los pueblos originarios de nuestra América lo llaman el “Buen Vivir”, con respeto a la Madre Tierra. Un urgente cambio de paradigma.

enfoques14@gmail.com

@reinaldorojashistoriador

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