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Soluciones

Los tirapiedras van quedando atrás

Tuvieron que ir a México a reconocer el grave daño que le ha hecho a Venezuela la confrontación extrema que auspiciaron y que ahora parecieran abandonar

  • ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

22/08/2021 04:50 am

Claudio Fermín

Los promotores de la confrontación extrema le han hecho daño a Venezuela. Exhausto está el país de sus fracasos. Sus pocos reflexivos protagonistas, quienes se atreven a dudar, quienes saben que rectificar a tiempo vale más que persistir en errores, han tenido que luchar contra corrientes de fanatismo que ellos mismos crearon para ver qué salvan del naufragio. Desafiaron a sus más sectarios compañeros y se sentaron cara a cara con quienes han sido el centro de sus odios. Así llegaron a México.

Los mexicanos que hacen de anfitriones, al igual que facilitadores de Noruega y los acompañantes rusos y de los Países Bajos, que están al tanto de la urgencia del entendimiento entre los venezolanos, deben estar todavía perplejos de que los interlocutores que tuvieron que viajar tan lejos de su país para verse bajo el arbitrio de ellos no se hayan percatado antes de lo imprescindible que es reducir severas tensiones para que Venezuela pueda funcionar.

No deja de ser vergonzoso que una gente ajena tenga que intervenir para que compatriotas que no están en medio de guerra civil alguna, como tampoco hundidos en matanzas religiosas o étnicas, ni en conflagraciones producto de disputas territoriales, puedan verse las caras y estrecharse las manos, e intentar transitar por el carril de la convivencia y la resolución inteligente de sus diferencias políticas.

Desde Soluciones para Venezuela hemos expresado nuestro desacuerdo con sacar los diálogos del territorio venezolano. Reclamamos que deben hacerse aquí en Venezuela y entre venezolanos, entre quienes tenemos diferencias por resolver, sin interferencia extranjera alguna. Deben ser diálogos soberanos. A eso nos obliga la Historia y la dignidad.

Intereses extranjeros han tutelado esta operación. Hasta ellos, interesados en usufructuar nuestras riquezas y en jugar sólo para sus intereses, están conscientes que los enfrentamientos internos que antes azuzaron y para lo que consiguieron mandaderos, ya no les sirven. También ellos son corresponsables de estar matando la gallina de los huevos de oro.
Al igual que los extremistas venezolanos, cuya única bandera es la liquidación del contrario, vienen de regreso. También las potencias imperiales que se han deleitado auspiciando confrontaciones para quedarse con un pedazo de la torta venezolana ahora intentan conciliar cuando antes fomentaron la confrontación. Saben que están perdiéndolo todo. Nada ha quedado sino la erosión de un país.

Algunos ya pasaron el trago grueso. Quienes han manipulado y engañado al país al hacerle creer a sus seguidores y al mundo que en Venezuela no habíamos celebrado elecciones, que no había un gobierno establecido y que regía un invento de ellos llamado presidente interino o provisorio, han reconocido a Maduro como Presidente. Antes acusaban de delincuentes a demócratas empeñados en el diálogo y la paz. Hoy, con sus caras bien lavadas, proclaman que ese es el camino correcto para la recuperación de Venezuela.

Quienes llamaban apátridas a sus críticos y opositores tan solo por serlo, hoy entienden que la Patria se desintegra en el conflicto perpetuo y no tienen otro camino que intentar resolver diferencias hasta con quienes apelaron a la violencia, golpes de Estado y lesionaron el patrimonio nacional.

Las rectificaciones asoman, todavía tímidas, pero empujan la puerta para entrar. La política y la democracia parecieran estar de regreso. Los improvisados y los tirapiedras van quedando atrás.
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