En los días que vienen, lo ha señalado el Presidente Nicolás Maduro, igual que lo han hecho diversos voceros de la oposición venezolana y de nuestro gobierno, se darán conversaciones en los Estados Unidos Mexicanos.
La reunión se ha convertido en una necesidad, el acuerdo en la única vía posible para superar estos años de confrontación violenta, con la dirección externa del Departamento de Estado Americano, con su financiamiento, que ha traído dolor y sufrimiento a muchos, que ha producido migraciones, que ha afectado el modo de vida del común venezolano.
Conversar, racionalizar dentro del cauce democrático las diferencias y las vías para acceso al poder se hace urgente. Para el gobierno por la responsabilidad y la sensibilidad solidaria a que estamos obligados con nuestro pueblo sufriente.
Nuestra meta de dar estabilidad, felicidad, paz a los venezolanos, requiere condiciones para el ejercicio de la responsabilidad de servir gobernando. Para la oposición la razón tácita está en su derrota por el rumbo que escogieron de la vía violenta.
La presión ha sido fundamental para que la oposición entienda que la ruta de las elecciones es posible, que es la única vía que eventualmente podría llevarlos a ser gobierno. Como han dicho nuestros delegados, la mesa está servida, Las propuestas están listas.
Posiblemente falta un término que es muy importante y que debiera tomar en serio el gobierno de Estados Unidos para salir de la posición de interferencia y convertirse un poco en parte que busque el diálogo. No es suficiente que envíe sus afiles de la oposición venezolana. Es que el propio gobierno del presidente Biden asuma la necesidad de hablar con quien de hecho está gobernando Venezuela, elegido por los propios ciudadanos. Que asuma que el planteamiento del Presidente Maduro para una conversación directa, es indispensable.
El brutal daño injustificado a la población con el bloqueo, el reconocimiento forzado y arbitrario de un ciudadano que no fue electo por nadie como presidente, la colocación de un embajador desde la antigua capital del virreinato, son acciones desquiciadas que debe analizar y corregir urgentemente el gobierno estadounidense.
Es oportuna esta reunión de México, después de los lineamientos para América Latina y el Caribe que dio el Presidente Pro tempore del CELAC. Urge una nueva manera de relacionarse de Estados Unidos con América Latina y el Caribe, la cual pasa por el respeto, por la no injerencia, por el debate sincero y el reconocimiento de que no funciona más la práctica diplomática americana de los últimos 200 años.
Mucha esperanza en las reuniones de México para la paz y estabilidad de Venezuela. También una oportunidad para que se inicie el cambio de Estados Unidos con relación a nuestra patria, que pidió sabiamente el presidente de México precisamente en el acto de celebración del natalicio del Libertador, dentro del bicentenario de la independencia de nuestras patrias.
Buen momento la celebración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán, por las diferencias entre los nuestros, para que se levante el espíritu de Unidad desde la tierra de Moctezuma.
fariascardenas@gmail.com
La reunión se ha convertido en una necesidad, el acuerdo en la única vía posible para superar estos años de confrontación violenta, con la dirección externa del Departamento de Estado Americano, con su financiamiento, que ha traído dolor y sufrimiento a muchos, que ha producido migraciones, que ha afectado el modo de vida del común venezolano.
Conversar, racionalizar dentro del cauce democrático las diferencias y las vías para acceso al poder se hace urgente. Para el gobierno por la responsabilidad y la sensibilidad solidaria a que estamos obligados con nuestro pueblo sufriente.
Nuestra meta de dar estabilidad, felicidad, paz a los venezolanos, requiere condiciones para el ejercicio de la responsabilidad de servir gobernando. Para la oposición la razón tácita está en su derrota por el rumbo que escogieron de la vía violenta.
La presión ha sido fundamental para que la oposición entienda que la ruta de las elecciones es posible, que es la única vía que eventualmente podría llevarlos a ser gobierno. Como han dicho nuestros delegados, la mesa está servida, Las propuestas están listas.
Posiblemente falta un término que es muy importante y que debiera tomar en serio el gobierno de Estados Unidos para salir de la posición de interferencia y convertirse un poco en parte que busque el diálogo. No es suficiente que envíe sus afiles de la oposición venezolana. Es que el propio gobierno del presidente Biden asuma la necesidad de hablar con quien de hecho está gobernando Venezuela, elegido por los propios ciudadanos. Que asuma que el planteamiento del Presidente Maduro para una conversación directa, es indispensable.
El brutal daño injustificado a la población con el bloqueo, el reconocimiento forzado y arbitrario de un ciudadano que no fue electo por nadie como presidente, la colocación de un embajador desde la antigua capital del virreinato, son acciones desquiciadas que debe analizar y corregir urgentemente el gobierno estadounidense.
Es oportuna esta reunión de México, después de los lineamientos para América Latina y el Caribe que dio el Presidente Pro tempore del CELAC. Urge una nueva manera de relacionarse de Estados Unidos con América Latina y el Caribe, la cual pasa por el respeto, por la no injerencia, por el debate sincero y el reconocimiento de que no funciona más la práctica diplomática americana de los últimos 200 años.
Mucha esperanza en las reuniones de México para la paz y estabilidad de Venezuela. También una oportunidad para que se inicie el cambio de Estados Unidos con relación a nuestra patria, que pidió sabiamente el presidente de México precisamente en el acto de celebración del natalicio del Libertador, dentro del bicentenario de la independencia de nuestras patrias.
Buen momento la celebración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán, por las diferencias entre los nuestros, para que se levante el espíritu de Unidad desde la tierra de Moctezuma.
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