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Soluciones

No hace falta ir a México

Para devolver fincas expropiadas a sus dueños originales, soltar sindicalistas presos y admitir que la abstención y el bloqueo han hecho daño al país, no hace falta ir a México

  • ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

01/08/2021 04:50 am

Claudio Fermín

No sirve el viejo esquema según el cual la función de la oposición es la denuncia, la protesta y nada más. Y nadie cree el cuento del gobierno que no puede hacer porque la oposición no lo deja.
 
Todavía quedan rezagos de una cultura política que proclama la extinción del contrario como única manera de resolver los problemas que tenemos. Ese relato se nutre del gastado guión del “bueno y el malo”, del que abusan hasta el cansancio los cerebros intelectuales de los dos extremos que tienen exhausto al país.
 
Seguimos convencidos del valor del diálogo y la conveniencia de grandes acuerdos. Sin embargo, algunas aproximaciones entre gobierno y empresarios, o entre gobierno y rectores de universidades, así como acercamiento con centrales sindicales, no han dado todavía los resultados esperados. Siguen las ofertas, las expectativas, pero escasea la concreción.

Se llama a la inversión extranjera con la ley antibloqueo y con el planteamiento de las zonas económicas especiales, lo que conlleva autocríticas en el enterizo intervencionismo y estatismo económico que han hundido la producción nacional. Se muestra una mano abierta a las inversiones. Hay, sin duda, una apertura. Pero se es rígido para corregir entuertos como los pagos pendientes a fincas, mataderos, y otras unidades de producción que fueron expropiadas y nunca pagadas, lo que debería hacerse de inmediato, o devolverlas con compensación a sus dueños originales.
 
La defensa y garantía de la propiedad es columna vertebral de cualquier esquema de recuperación de la economía después de haber pasado por lo que en nuestro país se ha vivido con invasión de inmuebles y predios, expropiaciones, confiscaciones, obligación de entregar parte de la producción al Estado, aumentos desconsiderados de impuestos y tasas, deudas eternas a contratistas y proveedores que han llevado a la quiebra a miles de familias.
Esos temas son de obligado tratamiento en los diálogos que se han establecido entre gobierno y sociedad civil. Y es hora de respuestas concretas. Para eso no hay que ir a México ni hacen falta fiadores extranjeros para que entre venezolanos se enmienden situaciones que trancan el juego. Lo que hay que hacer es corregir errores y tomar decisiones.

Se habla y se habla, hasta el cansancio, de mejorar las condiciones de participación electoral, pero siguen presos o con medidas cautelares dirigentes sindicales por reclamar derechos de los trabajadores. Para resolver eso no hay que ir a dialogar a México ni tomar café con los noruegos o los diplomáticos de Biden. Hay que poner cese a los excesos que algún abusador cometió y que no tienen que arrastrar de por vida al gobierno y al país, llevándose en los cachos las expectativas que el diálogo creó.

Por otra parte, intelectuales de las guarimbas y del bloqueo, que ofrecieron elaborados argumentos a favor de la abstención y de la estrategia de agravar la crisis, ahora llaman a votar, pero han sido incapaces de explicar las razones de su cambio de criterio. No han tenido la seriedad ni la humildad de reconocer que se equivocaron, que le hicieron daño al país y que fueron un obstáculo al cambio político en el que se habría avanzado con la participación de todos.

Padecen de la misma autosuficiencia y soberbia de quienes se niegan a soltar a los sindicalistas presos y a devolver fincas y unidades de producción a sus dueños originales.

Para corregir todos esos errores o desplazar a esos sectarios no hace falta ir a México.
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