Neutralidad Climática: Por el futuro de todos
La cuestión climática ha sido además una preocupación cuasi innata al hombre y no sólo en el plano político y social, sino también en lo filosófico y teológico
En nuestra compleja realidad no podemos perder de vista la imperiosa necesidad de sumar esfuerzos para lograr la neutralidad climática, concepto impulsado por el sistema de Naciones Unidas basado en que las emisiones netas de gases de efecto invernadero se equilibren y sean iguales (o menores) a las que se eliminan a través de la absorción natural del planeta. La imperiosa necesidad de crear un entorno global habitable, amigable con el medioambiente que respete y preserve la biodiversidad se torna urgente y requiere de la acción conjunto de todos los miembros de la sociedad, desde entes gubernamentales hasta las pequeñas acciones en nuestra cotidianidad que reduzcan nuestra huella de carbono y sumen en la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global.
La cuestión climática ha sido además una preocupación cuasi innata al hombre y no sólo en el plano político y social, sino también en lo filosófico y teológico; en la filosofía moderna, Baruch Spinoza identifica la sustancia que es en su filosofía Dios con la naturaleza plasmado en el slogan del panteísmo Deus sive natura, ya que para él la naturaleza no es ontológicamente distinta de Dios; y la razón de que no pueda serlo es que Dios es infinito. Su Santidad Papa Francisco en el año 2015 publicaba su encíclica Laudato Si donde se nos exhorta al cuidado y preservación de la Casa Común y la importancia de una ecología integral que se convierta en un nuevo paradigma de justicia y lucha contra la desigualdad en sus diversas vertientes. Es fundamental que el llamado de líderes globales como estos y el testimonio de jóvenes activistas como Greta Thunberg sea escuchado por las máximas instancias del poder en el plano político, económico y social.
En este orden de ideas vemos con buenos ojos y aplaudimos que el pasado 14 de julio, coincidiendo con el día nacional de Francia, la Comisión Europea adoptó una serie de propuestas para adaptar las políticas de la UE en materia de clima, energía, transporte y fiscalidad con el fin de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030, en comparación con los niveles de 1990. El ambicioso Pacto Verde Europeo o Green Deal, inédito en la historia pretende que Europa sea el primer continente climáticamente neutro del mundo de aquí a 2050.
Este Green Deal busca maximizar las metas trazadas en el seno del multilateralismo en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible e incluso superar los objetivos de la Agenda 2030. Conceptos claves deben ser incorporados en esta nueva era de sostenibilidad, la bioeconomía y su relación con la economía circular, así como la descarbonización de nuestras actividades.
Las fuentes de energía renovable son medulares en el Pacto Verde Europeo considerando que la producción y el uso de energía supone más del 75% de las emisiones de efecto invernadero de la Unión Europea, lo que significará un reajuste de los procesos industriales hacia modelos más sustentables y digitales, y que se traduce en acciones concretas como la sentencia dictada por la Comisión Europea en el marco de este acuerdo de prohibir la comercialización de autos a gasolina y diésel a partir del año 2035 apostando por la transformación de la industria automotriz hacia nuevos modelos eléctricos y propulsados por los prometedores resultados del hidrógeno.
En aras de preservar la biodiversidad es clave reforzar y mejorar la superficie forestal no solo de la UE sino de todo el planeta y centrar esfuerzos en la llamada economía azul por el esencial papel de los océanos y su conservación en el proceso de adaptación al cambio climático. Nuestros hábitos y patrones de consumo y de alimentación también deben adaptarse a las necesidades del planeta y debemos apostar por los preceptos de la economía circular fomentando hábitos como la compra de productos de proximidad sumado a una mayor digitalización de las actividades económicas reduciendo así nuestro impacto ecológico.
Es menester señalar que estas iniciativas climáticas constituyen, además, una extraordinaria oportunidad para combatir la pobreza, la desigualdad, las injusticias sociales, promoviendo un mundo más saludable, más eficiente, más consciente, fraterno y con mejor calidad de vida para nosotros y para la madre Tierra.
La vuelta en la escena climática de Estados Unidos bajo la administración Biden-Harris nos llena de esperanza y optimismo, así como su coordinación con Bruselas. Es esencial que América Latina, donde se encuentra por ejemplo el Amazonas, el “pulmón del planeta”, y en especial nosotros los jóvenes nos sintonicemos y sumemos a la vanguardia de la eco política.
Es un camino lleno de retos y desafíos, pero concordamos con las palabras del Embajador Juan Sandoval Mendiolea, Representante Permanente Alterno de México ante Naciones Unidas en la apertura del Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible de este año, que este es el momento para emprender acciones transformadoras para construir un futuro verdaderamente sostenible y resiliente. Hagamos de la debilidad, el momento para resurgir más resilientes, más capaces, más eficientes, más humanos, más solidarios.
Dylanjpereira01@gmail.com
La cuestión climática ha sido además una preocupación cuasi innata al hombre y no sólo en el plano político y social, sino también en lo filosófico y teológico; en la filosofía moderna, Baruch Spinoza identifica la sustancia que es en su filosofía Dios con la naturaleza plasmado en el slogan del panteísmo Deus sive natura, ya que para él la naturaleza no es ontológicamente distinta de Dios; y la razón de que no pueda serlo es que Dios es infinito. Su Santidad Papa Francisco en el año 2015 publicaba su encíclica Laudato Si donde se nos exhorta al cuidado y preservación de la Casa Común y la importancia de una ecología integral que se convierta en un nuevo paradigma de justicia y lucha contra la desigualdad en sus diversas vertientes. Es fundamental que el llamado de líderes globales como estos y el testimonio de jóvenes activistas como Greta Thunberg sea escuchado por las máximas instancias del poder en el plano político, económico y social.
En este orden de ideas vemos con buenos ojos y aplaudimos que el pasado 14 de julio, coincidiendo con el día nacional de Francia, la Comisión Europea adoptó una serie de propuestas para adaptar las políticas de la UE en materia de clima, energía, transporte y fiscalidad con el fin de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030, en comparación con los niveles de 1990. El ambicioso Pacto Verde Europeo o Green Deal, inédito en la historia pretende que Europa sea el primer continente climáticamente neutro del mundo de aquí a 2050.
Este Green Deal busca maximizar las metas trazadas en el seno del multilateralismo en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible e incluso superar los objetivos de la Agenda 2030. Conceptos claves deben ser incorporados en esta nueva era de sostenibilidad, la bioeconomía y su relación con la economía circular, así como la descarbonización de nuestras actividades.
Las fuentes de energía renovable son medulares en el Pacto Verde Europeo considerando que la producción y el uso de energía supone más del 75% de las emisiones de efecto invernadero de la Unión Europea, lo que significará un reajuste de los procesos industriales hacia modelos más sustentables y digitales, y que se traduce en acciones concretas como la sentencia dictada por la Comisión Europea en el marco de este acuerdo de prohibir la comercialización de autos a gasolina y diésel a partir del año 2035 apostando por la transformación de la industria automotriz hacia nuevos modelos eléctricos y propulsados por los prometedores resultados del hidrógeno.
En aras de preservar la biodiversidad es clave reforzar y mejorar la superficie forestal no solo de la UE sino de todo el planeta y centrar esfuerzos en la llamada economía azul por el esencial papel de los océanos y su conservación en el proceso de adaptación al cambio climático. Nuestros hábitos y patrones de consumo y de alimentación también deben adaptarse a las necesidades del planeta y debemos apostar por los preceptos de la economía circular fomentando hábitos como la compra de productos de proximidad sumado a una mayor digitalización de las actividades económicas reduciendo así nuestro impacto ecológico.
Es menester señalar que estas iniciativas climáticas constituyen, además, una extraordinaria oportunidad para combatir la pobreza, la desigualdad, las injusticias sociales, promoviendo un mundo más saludable, más eficiente, más consciente, fraterno y con mejor calidad de vida para nosotros y para la madre Tierra.
La vuelta en la escena climática de Estados Unidos bajo la administración Biden-Harris nos llena de esperanza y optimismo, así como su coordinación con Bruselas. Es esencial que América Latina, donde se encuentra por ejemplo el Amazonas, el “pulmón del planeta”, y en especial nosotros los jóvenes nos sintonicemos y sumemos a la vanguardia de la eco política.
Es un camino lleno de retos y desafíos, pero concordamos con las palabras del Embajador Juan Sandoval Mendiolea, Representante Permanente Alterno de México ante Naciones Unidas en la apertura del Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible de este año, que este es el momento para emprender acciones transformadoras para construir un futuro verdaderamente sostenible y resiliente. Hagamos de la debilidad, el momento para resurgir más resilientes, más capaces, más eficientes, más humanos, más solidarios.
Dylanjpereira01@gmail.com
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones