Japón y los juegos olímpicos 2021
Y aunque el riesgo de contagio sigue latente, sobre todo a las variantes del COVID-19 que comenzaron a proliferar a principios de 2021, el compromiso de Japón con el mundo sigue intacto
La pandemia del COVID-19 cambió muchas cosas en el mundo, entre ellas la planificación de los eventos deportivos a nivel local, regional y mundial. Muchos se cancelaron, otros se pospusieron, todo con la finalidad de reducir el riesgo de contagio de los deportistas, organizadores y espectadores. Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se realizarían del 24 de julio al 9 de agosto de 2020, se postergaron un año, y se realizarán del 23 de julio de 2021 al 8 de agosto de 2021.
En este orden, resaltan como señales positivas para la realización de las olimpiadas: a) el rápido incremento, desde mayo 2021, de las tasas de vacunación a nivel mundial; b) la prioridad dada por Japón a la vacunación de los trabajadores sanitarios y a los ancianos como población más vulnerable al COVID-19, personas que deben estar vacunadas antes del inicio de los juegos; c) control de las tasas de infección sin excesivas restricciones a la movilidad en Tokio y demás ciudades donde se realizaran competencias dentro del calendario de los juegos; d) el buen clima, es decir, el verano cálido y húmedo tradicional de Japón puede ayudar a suprimir naturalmente la propagación del virus; y e) mejora de la opinión pública acerca de la importancia de la realización de los juegos. Todo lo cual es resultado del esfuerzo realizado por todo Japón para suprimir la pandemia, y recuperar la dinámica económica, política y social a tiempo para el inicio del tan importante evento deportivo.
Para lo cual fue necesario la activa participación del gobierno, los empresarios y la sociedad civil en la meta de contener la pandemia. Al respecto, las autoridades médicas se enfocaron en la realización de pruebas y el continuo rastreo para contener a los grupos de contagio, mientras que los ciudadanos japones demostraron su compromiso internalizando y aplicando el distanciamiento físico selectivo para evitar los espacios cerrados, las aglomeraciones y el contacto cercano.
Y aunque el riesgo de contagio sigue latente, sobre todo a las variantes del COVID-19 que comenzaron a proliferar a principios de 2021, el compromiso de Japón con el mundo sigue intacto. De allí que, todo el país ha asumido el riesgo calculado de celebrar los juegos como un espacio para "la solidaridad y la unidad en estos tiempos difíciles y de adversidad" (COI, 2020). Es decir, unas olimpiadas diferentes a las que estábamos acostumbrados —de grandes actividades masivas con mucha difusión a través de los medios de comunicación—, y en su lugar un evento global donde se aprovechen las facilidades tecnológicas para lograr mayor eficiencia al momento de realizar y contar cada una de las actividades. Esta nueva estrategia se resume en hacer más con menos, redirigir los recursos hacia donde tenga sentido la innovación de nuevas formas en que se puedan desarrollar los juegos y cada uno de los deportes, garantizando un entorno seguro a los deportistas, miembros del comité organizador y espectadores.
Para ello, se definieron un conjunto de directrices que contemplan: 1) estudios diarios a los participantes con limitación de sus movimientos, 2) restricción de los espectadores a 10.000 por escenario, y 3) no presencia de público procedente del extranjero. En definitiva, estos juegos son el espacio propicio para enviar un mensaje de esperanza y optimismo al mundo, demostrando que la humanidad unida ha superado el virus
*@zerpasad
En este orden, resaltan como señales positivas para la realización de las olimpiadas: a) el rápido incremento, desde mayo 2021, de las tasas de vacunación a nivel mundial; b) la prioridad dada por Japón a la vacunación de los trabajadores sanitarios y a los ancianos como población más vulnerable al COVID-19, personas que deben estar vacunadas antes del inicio de los juegos; c) control de las tasas de infección sin excesivas restricciones a la movilidad en Tokio y demás ciudades donde se realizaran competencias dentro del calendario de los juegos; d) el buen clima, es decir, el verano cálido y húmedo tradicional de Japón puede ayudar a suprimir naturalmente la propagación del virus; y e) mejora de la opinión pública acerca de la importancia de la realización de los juegos. Todo lo cual es resultado del esfuerzo realizado por todo Japón para suprimir la pandemia, y recuperar la dinámica económica, política y social a tiempo para el inicio del tan importante evento deportivo.
Para lo cual fue necesario la activa participación del gobierno, los empresarios y la sociedad civil en la meta de contener la pandemia. Al respecto, las autoridades médicas se enfocaron en la realización de pruebas y el continuo rastreo para contener a los grupos de contagio, mientras que los ciudadanos japones demostraron su compromiso internalizando y aplicando el distanciamiento físico selectivo para evitar los espacios cerrados, las aglomeraciones y el contacto cercano.
Y aunque el riesgo de contagio sigue latente, sobre todo a las variantes del COVID-19 que comenzaron a proliferar a principios de 2021, el compromiso de Japón con el mundo sigue intacto. De allí que, todo el país ha asumido el riesgo calculado de celebrar los juegos como un espacio para "la solidaridad y la unidad en estos tiempos difíciles y de adversidad" (COI, 2020). Es decir, unas olimpiadas diferentes a las que estábamos acostumbrados —de grandes actividades masivas con mucha difusión a través de los medios de comunicación—, y en su lugar un evento global donde se aprovechen las facilidades tecnológicas para lograr mayor eficiencia al momento de realizar y contar cada una de las actividades. Esta nueva estrategia se resume en hacer más con menos, redirigir los recursos hacia donde tenga sentido la innovación de nuevas formas en que se puedan desarrollar los juegos y cada uno de los deportes, garantizando un entorno seguro a los deportistas, miembros del comité organizador y espectadores.
Para ello, se definieron un conjunto de directrices que contemplan: 1) estudios diarios a los participantes con limitación de sus movimientos, 2) restricción de los espectadores a 10.000 por escenario, y 3) no presencia de público procedente del extranjero. En definitiva, estos juegos son el espacio propicio para enviar un mensaje de esperanza y optimismo al mundo, demostrando que la humanidad unida ha superado el virus
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