EL UNIVERSAL
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que impondrá aranceles a productos farmacéuticos importados, así como inspecciones más estrictas a plantas biofarmacéuticas extranjeras.

Según Trump, la medida persigue el “fortalecimiento de la manufactura de medicamentos en Estados Unidos”, no obstante, la decisión se anuncia en un contexto de guerra arancelaria desde Washington contra la comunidad internacional que ha provocado graves consecuencias en el sistema económico mundial.

Esta medida, que “busca incentivar la producción nacional”, según ha reiterado, también contempla un significativo aumento en las inspecciones dirigidas a las plantas biofarmacéuticas ubicadas en el extranjero. La decisión del mandatario ha generado una ola de reacciones encontradas dentro de la industria farmacéutica y en los círculos económicos internacionales.

Por un lado, importantes actores del sector como Johnson & Johnson y Pfizer han manifestado su respuesta estratégica a través del anuncio de planes para expandir considerablemente su inversión en instalaciones de manufactura dentro del territorio estadounidense. Estas empresas parecen anticipar un panorama donde la producción local adquiere una mayor relevancia y buscan asegurar su posición en el mercado doméstico.

Analistas señalan que esta política podría tener consecuencias directas en los precios de los medicamentos.