DELIA MENESES

Personal médico y de enfermería del complejo hospitalario José Ignacio Baldó de El Algodonal declaró el miércoles el cierre técnico de este centro por la ausencia de condiciones mínimas para trabajar.

En la asamblea de trabajadores se redactó un documento que se entregará al Ministerio de Salud, a la Fiscalía y al Ministerio de Trabajo que da cuenta de la paralización de este recinto que tiene al menos nueve de sus servicios cerrados o abandonados por falta de insumos, equipos y médicos (Cirugía II, Medicina II, Recuperación, Pediatría, Gineco-Obstetricia, Cardiología, Radiología, Nefrología, Anatomía Patológica). 

Quizás lo más grave para este hospital, que funciona desde hace 78 años, y que era referencia nacional en el tratamiento de enfermedades respiratorias, es carecer de tratamiento antituberculosis. "Hay once estados sin medicamentos para esta enfermedad, lo cual es grave porque se convierte en resistente y nos podemos contagiar", alerta Marietta Rea, de la Sociedad Médica de El Algodonal. El Hospital Clínico Universitario ha recibido pacientes con cepas de tuberculosis erradicadas a nivel mundial. 

El José Ignacio Baldó tampoco cuenta con antirretrovirales, carece de ambulancia y de insumos para desinfectar los instrumentos y lavarse las manos. En el centro, el agua falta de miércoles a domingo, lo que paraliza los servicios y obliga a los familiares a almacenar el líquido en botellones. Además, la comida de los pacientes carece de proteínas. La dieta está compuesta de vegetales, granos, pasta, arroz y harina. 

En la farmacia del hospital faltan medicamentos básicos como antibióticos, broncodilatadores, esteroides, analgésicos, relajantes; que dificultan las hospitalizaciones, intervenciones quirúrgicas, estudios especiales de gastro y de neumonología. No hay gasas, vendas, guantes, inyectadoras, obturadores venosos, K50, equipos de vía venosa central y yelcos.

Solo quedan dos pediatras, que laboran en la mañana. El servicio de Gineco-obstetricia fue remodelado recientemente pero sus pabellones no funcionan por carecer de anestesiólogos y obstetras. También faltan cirujanos y cardiólogos. Se retrasan los pagos de las guardias y de los aumentos decretados por el Ejecutivo. Los sueldos de los médicos mensualmente no llegan a Bs. 500 mil. 

En El Algodonal hay una sola infectóloga para encargarse de los enfermos seropositivos. No hay residentes de guardia y los pacientes se quedan sin médicos para la evaluación en todas las salas de medicina. La morgue no funciona y los cadáveres se necrosan y descomponen si no son retirados a tiempo.