El reto eterno de darle agua a Caracas, ahora en pandemia
El ingeniero, Norberto Bausson en su artículo se refiere al "difícil viaje del agua de Caracas".Y esboza la historia del complicado Acueducto Metropolitano en el marco del 453 aniversario de la ciudad
Amigos dirigentes: este fin de semana tenemos un viajecito. La gente de HIDROCAPITAL nos va a dar un paseo. Por dónde? Bueno no sé pero ellos me dijeron que vamos a hacer el difícil viaje del agua de Caracas.
Así organizamos el recorrido y después de llenar dos autobuses y como se dice en forma coloquial, con todos los hierros, arrancamos para Camatagua. Eran unos ochenta dirigentes vecinales que queríamos supieran como era ese bello y enmarañado Acueducto de Caracas.
Después de unas cuatro horas llegamos al Embalse Camatagua, a ese esplendoroso reservorio de mil quinientos millones de metros cúbicos de agua que ahoga en sus entrañas la iglesia de San Francisco de Cara, y como estaba programado bajamos a los dirigentes. Y que es esto? No entiendo para que nos trajeron a esta mar de agua tan lejos. A quien le dará agua este embalse? Lo que estoy es cansado de rodar mi hermano. En esos términos era la conversa entre los recién llegados.
Amigos: estas aguas que son aportadas por el Río Guárico y tienen delante de sus ojos es la misma que sale por sus grifos, por la regadera, por el lavamanos de su casa. Para que ustedes la disfruten y puedan aprovecharla para lavar su ropa, fregar, bañarse, cocinar, asear el hogar y otros usos hay que trabajar mucho, muchoooooo, y hacer posible que viaje a través de enormes tubos unos 120 kms, elevarla con motobombas gigantescas desde la cota 280 m.s.n.m hasta la 1080 m.sn.m., convertirla en potable en compleja planta de tratamiento y distribuirla con unas ochenta y ocho estaciones de rebombeo y más de 3.500.000,00 de metros de tuberías hasta entregarla en sus hogares.
Nunca se me olvidará la cara de algunos que creían que estábamos mamando gallo y que pensaban que el agua salía de detrás de la pared o que llegaba mágicamente al tanque de su edificio o a la tubería que colocaron debajo de la escalera en la Zona 10 de José Félix Rivas.
Esa iniciativa terminó muy tarde ese día después de recorrer otros embalses, otras estaciones de bombeo, unas gigantescas plantas de tratamiento y observar interminables tramos de tuberías que conectaban los sistemas de producción y transporte de agua hasta la gran capital de la República. Una dirigente: muchas gracias a HIDROCAPITAL por enseñarme estas magnificas obras que hace posible que los caraqueños vivamos en tan bello y amigable valle, si, lo digo en nombre de mi comunidad Petareña discurseaba Alida Freitas.
Los que dirigíamos la hidrológica capitalina en esos años sabíamos que era fundamental que el caraqueño entendiera ese asunto y se convirtiera, en su sector, en un multiplicador de información.
Eran años de gran perturbación, década de los noventa, y el servicio de agua en la capital era un elemento de debate político constante. El Instituto Nacional de Obras Sanitarias, INOS, otrora estrella fulgurante del avance sanitario nacional había perdido su brillo y de la mano de los dirigentes políticos decadentes, sindicatos, trabajadores cansados y población con el síndrome de la viveza criolla, se había convertido en una decadente institución, convirtiendo el servicio de agua potable y saneamiento en un caos. Por ello fue necesario suprimirlo y descentralizar el servicio en empresas hidrológicas regionales, de ellas la más grande y complicada HIDROCAPITAL.
Es que la Gran Caracas -la cuna del Libertador hasta que algún iluminado contemporáneo diga lo contrario- tiene en sus hitos históricos la problemática del agua como uno de sus grandes rasgos, por eso vamos a dar un paseíto por su historia en este aniversario.
Entre los años 1.600 a 1.870, se vivió con el aprovechamiento del Río Catuche cuyas aguas se conducían hasta la esquina de Caja de Agua; luego se comenzó a aprovechar el Río Valle que surtía a la clase acomodada y el Catuche al resto. La población rondaba los 50.000 habitantes y estábamos en 1870. Comenzaba la escasez de agua.
El Ilustre Americano, Guzmán Blanco decreta la construcción del tercer acueducto de Caracas: el de Macarao. Una obra de gran envergadura que hace posible captar las aguas del río en la cota 1037,00 m.sn.m y mediante canales en tierra de 46 km de longitud conducir las aguas hasta el estanque el Calvario. Así, en año y medio ese proyecto de ingeniería realizado por el Ing. Rafael Urdaneta estaba dando "frutos" a los caraqueños. Viendo lo que sucede con el Tuy IV parece una coba.
En 1887 dada la complejidad del acueducto y la necesidad de nuevas inversiones se entrega su administración a la empresa privada y mediante contrato al yerno del ilustre Americano, el Duque de Morning, se inicia el compromiso. A los dos años se le rescinde por incumplimiento -mas o menos igual que ahorita- pero sin embargo deja tres sistemas funcionando: el sistema Catuche Caja de Agua que abastecía celosamente el Hospital Vargas «me imagino palanqueado por José Gregorio Hernández o porque entendían los gobernantes que un hospital sin agua era inútil» complementado además con la Represa la Pastora, su acequia y el estanque elíptico de la Pastora que entregaban unos 50 l/s, el Sistema Macarao unos 60 l/s y el Rio Valle.
En los años siguientes se enseria la cosa y se cede un contrato (1890) que permite la conformación de la empresa Belga Compañía General de Aguas de Caracas hasta el año 1895, cuando se le rescinde también la formalidad a pesar de que se mejoró constantemente el acueducto: el sistema de Macarao se optimizó cambiando la conducción en canales de tierra a tubería, reduciendo su recorrido de 46 a 31,5 km para lograr conducir 100 l/seg y se ensanchó el estanque el Calvario; se incorporó el Río Cotiza, se construyó el estanque el Guarataro (con mi amiga Yanet De Bur, no crean que es gringa, lo conocí y quede impresionado), El polvorín y la Pastora para almacenar la bicoca de 16.600,000 litros, pero siguió la escasez….y los culpables los Belgas.
Sigue el crecimiento constante de la capital y entre 1926 y 1930 se incrementó la capacidad de almacenamiento con los estanques Los Mecedores 4.000.000 litros y el Silencio 2.500.000 litros. En el periodo entre el año 1935 y 1941 se le echa mano a las aguas subterráneas y se incorpora al acueducto los pozos del Paraíso, San Agustín y El Valle.
La ciudad sigue su crecimiento y hay un alerta con la realización de los censos del 1936 y 1941 que indican un incremento de la población de 38%, pasando de 235. 160 a 324.317 habitantes, contratándose a la empresa Consulting Engineers para que colabore en planes de soluciones a largo plazo.
Las soluciones comienzan por cambios institucionales, igualito que ahorita, debido a la magnitud del problema que ya no se podía manejar como una división del MOP (División de hidráulica y Sanitaria) y se crea en el año 1943 el Instituto Nacional de Obras Sanitarias I.N.O.S., iniciándose el programa de obras sanitarias a nivel nacional y que se traduce en logros como el embalse de Agua Fría y la Mariposa en 1949.
Siguió la ciudad en su crecimiento acelerado y las fuentes de agua dentro del valle no ofrecían suficiente agua, obligando al I.N.O.S. a desarrollar sistemas con fuentes exógenas, convirtiéndose en una metrópolis sedienta cuyo servicio de acueducto se transforma en el más costoso, difícil y vulnerable, quizás del mundo.
Así en el año 1956 entra en servicio el Tuy I, en 1967 el Tuy II «obra magna del Cuatricentenario de Caracas», a finales de la década de los 80 e inicio de los 90 el Tuy III y en el año 1997 la primera etapa del Tuy IV (Taguaza). De ahí para acá, lamentablemente no se han concluido ninguna de las otras obras previstas para este servicio.
Una red fabulosa de más de 3.500.000 de metros de tubería de aguas blancas y otro tanto de redes sanitarias; nueve embalses y la toma del Rio Tuy en San Antonio; sus tres grandes plantas potabilizadoras; sus 90 estaciones de bombeo en distribución, sus 54 tanques principales y sus innumerables piezas de control, operación y medición, todas ellas juntas hacen de la estructura física del Acueducto Metropolitano una joya de la ingeniería hidráulica y sanitaria que ha recibido el embate del tiempo y la desidia.
Esa ciudad magnifica a las faldas de El Ávila que está cumpliendo 453 años de fundada y que otrora se conocía como la Sucursal del Cielo entre otras cosas porque su servicio de agua, aunque muy complejo y costoso, era recibido por todos los estratos de la población; esa ciudad cuya huella ecológica traspasaba su cuenca geográfica y que sus aguas estaban protegidas por el Parque Nacional Guatopo creado principalmente con ese fin; esa ciudad que su sistema de acueducto era redundante porque el objetivo era que no fallara el agua, hoy es una de las capitales latinoamericanas con el peor servicio de agua potable.
Pero los planes para rescatar este servicio vital están claros y no descansaremos hasta que se desarrollen. Esa visión de ciudad franqueada por sus cuatro costados por los embalses La Mariposa, La Pereza, Macarao y La Encantada para solventar cualquier emergencia, colocar el agua más cerca de la población vulnerable y utilizar al máximo las aguas dentro de la ciudad; esa ciudad con su sistema alterno de pozos profundos para atender hospitales, universidades, colegios y zonas vulnerables, esa, esa está en nuestros planes.
Así, en estos tiempos de pandemia nos acordamos del agua y creemos que es fácil dominarla y usarla, pero llevarla a tu hogar, hospital, universidad, empresa o para simplemente dejarla correr entre los dedos hay que emprender una magna tarea con los mejores, trabajar muy duro y en el sentido correcto, desarrollar programas de concientización masivos y enseñarle al caraqueño lo importante de este vital servicio.
Gracias a Dios por ser Caraqueño.
Así organizamos el recorrido y después de llenar dos autobuses y como se dice en forma coloquial, con todos los hierros, arrancamos para Camatagua. Eran unos ochenta dirigentes vecinales que queríamos supieran como era ese bello y enmarañado Acueducto de Caracas.
Después de unas cuatro horas llegamos al Embalse Camatagua, a ese esplendoroso reservorio de mil quinientos millones de metros cúbicos de agua que ahoga en sus entrañas la iglesia de San Francisco de Cara, y como estaba programado bajamos a los dirigentes. Y que es esto? No entiendo para que nos trajeron a esta mar de agua tan lejos. A quien le dará agua este embalse? Lo que estoy es cansado de rodar mi hermano. En esos términos era la conversa entre los recién llegados.
Amigos: estas aguas que son aportadas por el Río Guárico y tienen delante de sus ojos es la misma que sale por sus grifos, por la regadera, por el lavamanos de su casa. Para que ustedes la disfruten y puedan aprovecharla para lavar su ropa, fregar, bañarse, cocinar, asear el hogar y otros usos hay que trabajar mucho, muchoooooo, y hacer posible que viaje a través de enormes tubos unos 120 kms, elevarla con motobombas gigantescas desde la cota 280 m.s.n.m hasta la 1080 m.sn.m., convertirla en potable en compleja planta de tratamiento y distribuirla con unas ochenta y ocho estaciones de rebombeo y más de 3.500.000,00 de metros de tuberías hasta entregarla en sus hogares.
Nunca se me olvidará la cara de algunos que creían que estábamos mamando gallo y que pensaban que el agua salía de detrás de la pared o que llegaba mágicamente al tanque de su edificio o a la tubería que colocaron debajo de la escalera en la Zona 10 de José Félix Rivas.
Esa iniciativa terminó muy tarde ese día después de recorrer otros embalses, otras estaciones de bombeo, unas gigantescas plantas de tratamiento y observar interminables tramos de tuberías que conectaban los sistemas de producción y transporte de agua hasta la gran capital de la República. Una dirigente: muchas gracias a HIDROCAPITAL por enseñarme estas magnificas obras que hace posible que los caraqueños vivamos en tan bello y amigable valle, si, lo digo en nombre de mi comunidad Petareña discurseaba Alida Freitas.
Los que dirigíamos la hidrológica capitalina en esos años sabíamos que era fundamental que el caraqueño entendiera ese asunto y se convirtiera, en su sector, en un multiplicador de información.
Eran años de gran perturbación, década de los noventa, y el servicio de agua en la capital era un elemento de debate político constante. El Instituto Nacional de Obras Sanitarias, INOS, otrora estrella fulgurante del avance sanitario nacional había perdido su brillo y de la mano de los dirigentes políticos decadentes, sindicatos, trabajadores cansados y población con el síndrome de la viveza criolla, se había convertido en una decadente institución, convirtiendo el servicio de agua potable y saneamiento en un caos. Por ello fue necesario suprimirlo y descentralizar el servicio en empresas hidrológicas regionales, de ellas la más grande y complicada HIDROCAPITAL.
Es que la Gran Caracas -la cuna del Libertador hasta que algún iluminado contemporáneo diga lo contrario- tiene en sus hitos históricos la problemática del agua como uno de sus grandes rasgos, por eso vamos a dar un paseíto por su historia en este aniversario.
Entre los años 1.600 a 1.870, se vivió con el aprovechamiento del Río Catuche cuyas aguas se conducían hasta la esquina de Caja de Agua; luego se comenzó a aprovechar el Río Valle que surtía a la clase acomodada y el Catuche al resto. La población rondaba los 50.000 habitantes y estábamos en 1870. Comenzaba la escasez de agua.
El Ilustre Americano, Guzmán Blanco decreta la construcción del tercer acueducto de Caracas: el de Macarao. Una obra de gran envergadura que hace posible captar las aguas del río en la cota 1037,00 m.sn.m y mediante canales en tierra de 46 km de longitud conducir las aguas hasta el estanque el Calvario. Así, en año y medio ese proyecto de ingeniería realizado por el Ing. Rafael Urdaneta estaba dando "frutos" a los caraqueños. Viendo lo que sucede con el Tuy IV parece una coba.
En 1887 dada la complejidad del acueducto y la necesidad de nuevas inversiones se entrega su administración a la empresa privada y mediante contrato al yerno del ilustre Americano, el Duque de Morning, se inicia el compromiso. A los dos años se le rescinde por incumplimiento -mas o menos igual que ahorita- pero sin embargo deja tres sistemas funcionando: el sistema Catuche Caja de Agua que abastecía celosamente el Hospital Vargas «me imagino palanqueado por José Gregorio Hernández o porque entendían los gobernantes que un hospital sin agua era inútil» complementado además con la Represa la Pastora, su acequia y el estanque elíptico de la Pastora que entregaban unos 50 l/s, el Sistema Macarao unos 60 l/s y el Rio Valle.
En los años siguientes se enseria la cosa y se cede un contrato (1890) que permite la conformación de la empresa Belga Compañía General de Aguas de Caracas hasta el año 1895, cuando se le rescinde también la formalidad a pesar de que se mejoró constantemente el acueducto: el sistema de Macarao se optimizó cambiando la conducción en canales de tierra a tubería, reduciendo su recorrido de 46 a 31,5 km para lograr conducir 100 l/seg y se ensanchó el estanque el Calvario; se incorporó el Río Cotiza, se construyó el estanque el Guarataro (con mi amiga Yanet De Bur, no crean que es gringa, lo conocí y quede impresionado), El polvorín y la Pastora para almacenar la bicoca de 16.600,000 litros, pero siguió la escasez….y los culpables los Belgas.
Sigue el crecimiento constante de la capital y entre 1926 y 1930 se incrementó la capacidad de almacenamiento con los estanques Los Mecedores 4.000.000 litros y el Silencio 2.500.000 litros. En el periodo entre el año 1935 y 1941 se le echa mano a las aguas subterráneas y se incorpora al acueducto los pozos del Paraíso, San Agustín y El Valle.
La ciudad sigue su crecimiento y hay un alerta con la realización de los censos del 1936 y 1941 que indican un incremento de la población de 38%, pasando de 235. 160 a 324.317 habitantes, contratándose a la empresa Consulting Engineers para que colabore en planes de soluciones a largo plazo.
Las soluciones comienzan por cambios institucionales, igualito que ahorita, debido a la magnitud del problema que ya no se podía manejar como una división del MOP (División de hidráulica y Sanitaria) y se crea en el año 1943 el Instituto Nacional de Obras Sanitarias I.N.O.S., iniciándose el programa de obras sanitarias a nivel nacional y que se traduce en logros como el embalse de Agua Fría y la Mariposa en 1949.
Siguió la ciudad en su crecimiento acelerado y las fuentes de agua dentro del valle no ofrecían suficiente agua, obligando al I.N.O.S. a desarrollar sistemas con fuentes exógenas, convirtiéndose en una metrópolis sedienta cuyo servicio de acueducto se transforma en el más costoso, difícil y vulnerable, quizás del mundo.
Así en el año 1956 entra en servicio el Tuy I, en 1967 el Tuy II «obra magna del Cuatricentenario de Caracas», a finales de la década de los 80 e inicio de los 90 el Tuy III y en el año 1997 la primera etapa del Tuy IV (Taguaza). De ahí para acá, lamentablemente no se han concluido ninguna de las otras obras previstas para este servicio.
Una red fabulosa de más de 3.500.000 de metros de tubería de aguas blancas y otro tanto de redes sanitarias; nueve embalses y la toma del Rio Tuy en San Antonio; sus tres grandes plantas potabilizadoras; sus 90 estaciones de bombeo en distribución, sus 54 tanques principales y sus innumerables piezas de control, operación y medición, todas ellas juntas hacen de la estructura física del Acueducto Metropolitano una joya de la ingeniería hidráulica y sanitaria que ha recibido el embate del tiempo y la desidia.
Esa ciudad magnifica a las faldas de El Ávila que está cumpliendo 453 años de fundada y que otrora se conocía como la Sucursal del Cielo entre otras cosas porque su servicio de agua, aunque muy complejo y costoso, era recibido por todos los estratos de la población; esa ciudad cuya huella ecológica traspasaba su cuenca geográfica y que sus aguas estaban protegidas por el Parque Nacional Guatopo creado principalmente con ese fin; esa ciudad que su sistema de acueducto era redundante porque el objetivo era que no fallara el agua, hoy es una de las capitales latinoamericanas con el peor servicio de agua potable.
Pero los planes para rescatar este servicio vital están claros y no descansaremos hasta que se desarrollen. Esa visión de ciudad franqueada por sus cuatro costados por los embalses La Mariposa, La Pereza, Macarao y La Encantada para solventar cualquier emergencia, colocar el agua más cerca de la población vulnerable y utilizar al máximo las aguas dentro de la ciudad; esa ciudad con su sistema alterno de pozos profundos para atender hospitales, universidades, colegios y zonas vulnerables, esa, esa está en nuestros planes.
Así, en estos tiempos de pandemia nos acordamos del agua y creemos que es fácil dominarla y usarla, pero llevarla a tu hogar, hospital, universidad, empresa o para simplemente dejarla correr entre los dedos hay que emprender una magna tarea con los mejores, trabajar muy duro y en el sentido correcto, desarrollar programas de concientización masivos y enseñarle al caraqueño lo importante de este vital servicio.
Gracias a Dios por ser Caraqueño.
Ing. José Norberto Bausson García.
(Ing Civil- M.Cs. Ingenieria Ambiental)
(Ing Civil- M.Cs. Ingenieria Ambiental)
Ex- vicepresidente de Operaciones de Hidrocapital
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