La información la suministró el profesor Raúl Pulido, secretario de Asuntos Socioeconómicos de la Asociación de Profesores, quien agregó que la mayoría de los profesores de esta sede vienen de Caracas, lo que complica todavía más su asistencia. "Algunos deben tomar hasta cuatro autobuses y gastar hasta 30 mil bolívares diarios".

"En estos tres últimos años tenemos aproximadamente más del 60% de los profesores se ha retirado. Antes de 800 a 300 profesores activos tenía, por ejemplo, el Instituto de Prevención de Profesores y es una cifra bastante alarmante".

La matrícula de alumnos se redujo de 2.000 a menos de 1.000 y la plantilla de profesores pasó de 800 a 300. 

Explicó que  los problemas que afrontan son "por el agua, el transporte, los bajos sueldos. Es complicado llegar acá. Además, se nos restringió el acceso al comedor universitario”.

Asimismo, criticó que mientras en la universidad los cortes de luz son casi a diario, “las autoridades locales prefieran invertir en la cinta costera y en una planta eléctrica para el estadio, cuando la universidad no tiene ni una planta eléctrica básica”.

La profesora Olga Urbina, que imparte Integración Económica, calificó como "doloroso lo que están viviendo los profesores".

El profesor Martín Durán, subdirector académico, aseguró que el sueldo se les va en dos productos de la cesta básica y lamentó la desincorporación de servidores y demás equipos para la actividad académica y administrativa. “no alcanza el dinero ni para subsistir. Dependemos económicamente de lo que el ministerio pueda proveer. El valor de uno o dos productos de la canasta alimentaria cubre con creces lo que devengamos”. 

Iriana Hernández, presidenta del centro de estudiantes de la sede, explicó que llegar a esa zona en el este de Vargas también resulta una odisea.
Sostuvo que la mayoría de los estudiantes no tienen la capacidad económica para cubrir esos gastos y por eso "se han dedicado a trabajar para poder apoyar a sus familias". Esperan que se sean atendidos el transporte y el comedor. 

“Es muy difícil venir hasta acá y no tener agua, comida, pasajes. A veces los autobuses de Caracas hasta acá te cobran 20 mil bolívares, para agarrar otro autobús de Caribe a Camurí que cobra Bs. 3.000 y a veces hasta más”.

De 14 baños solo funcionan tres, no hay agua, las fallas eléctricas son frecuentes, en las noches reina la oscurana porque solo está operativo un faro de los 11 que están instalados.  

En cuanto a las fallas en los servicios, Hernández refirió que no se trata tanto de los cortes de luz, sino del daño que ocasionan al comedor. Y es que tienen la cava-cuarto dañada por lo que cuando, en el pasado, recibían proteicos debían pedir apoyo a los supermercados de Naiguatá.

Puntualizó que desde noviembre se han dedicado a enviar, casi a diario, cartas al Ministerio de Educación Universitaria a fin de solicitar insumos. “A veces hay solo arroz o solo pasta, y no en grandes cantidades; caraotas sin sal porque si mandan caraotas no mandan sal. No tenemos cloro, desinfectante, no tenemos ni agua para lavar los platos”.

Explicó que la falta de transporte universitario es otro gran problema. “Está crítico. Solo hay dos unidades para Vargas que no cubren ni la mitad de lo que necesitamos”.

Jean Moreno, delegado de deportes del centro de estudiantes, reiteró: “Actualmente estamos en unas condiciones precarias. A pesar de eso llevamos a cabo los deportes, diferentes disciplinas. Como bien lo saben el deporte mueve una de las principales ramas de la Universidad Simón Bolívar y en conjunto con todo el personal estamos trabajando con lo que tenemos a la mano mejorar las condiciones de la universidad y llevar el deporte a cabo”.