Pirotecnia es una amenaza que se impulsa con la irresponsabilidad
Seguridad / Cada año el exhorto de las autoridades es a que se eviten estas prácticas
La Navidad, una época de alegría, unión familiar y celebración, se ve empañada cada año por un problema que pone en riesgo la integridad física de miles de personas, especialmente los niños: el uso indiscriminado de la pirotecnia. Aunque esta práctica se ha arraigado como una tradición en muchas culturas, sus consecuencias negativas, tanto a corto como a largo plazo, son cada vez más evidentes.
En la capital el atractivo de los fuegos artificiales y los petardos para los niños es innegable. La luz, el ruido y la sensación de estos elementos generan emociones únicas. Sin embargo, son “juguetes sumamente peligrosos”.
Detrás de esta fascinación se esconde un peligro latente con las quemaduras, las lesiones oculares, las amputaciones y, en casos extremos, la muerte.
Estos temas, además de los incendios, son algunas de las consecuencias que pueden derivar de una manipulación inadecuada de estos explosivos.
“La piel de los niños es más delicada y susceptible a las quemaduras. Un simple contacto con un objeto encendido puede provocar lesiones graves que requieren atención médica especializada”, explica el pediatra Hugo Rosas.
Además está la audición de los pequeños que, explica, “está en desarrollo, por lo que la exposición a ruidos fuertes y repentinos puede causar daños irreversibles”.
Fobias y trastornos
Los fuegos artificiales también pueden generar partículas incandescentes que pueden causar incendios, poniendo en riesgo no solo a quienes los manipulan sino también a sus familiares y vecinos.
Más allá de las lesiones físicas, el uso de pirotecnia también tiene un impacto psicológico en los niños. La exposición a ruidos fuertes y luces destellantes puede generar estrés, ansiedad y miedo. En algunos casos, los niños pueden desarrollar fobias o trastornos de estrés postraumático.
Es importante destacar que la responsabilidad de prevenir accidentes con pirotecnia recae en los adultos. “Los padres, familiares y docentes deben educar a los niños sobre los peligros asociados al uso de estos explosivos y establecer normas claras y concisas. Asimismo, las autoridades deben tomar medidas para regular la venta y el uso de pirotecnia, estableciendo sanciones para quienes incumplan las normas”, destacan padres de un conocido centro educativo de la capital.
Igual aplica esto para las mascotas. Perros y gatos tienen un rango auditivo mucho más amplio que los humanos, lo que los hace más sensibles a los sonidos agudos y explosivos de la pirotecnia.
En la capital el atractivo de los fuegos artificiales y los petardos para los niños es innegable. La luz, el ruido y la sensación de estos elementos generan emociones únicas. Sin embargo, son “juguetes sumamente peligrosos”.
Detrás de esta fascinación se esconde un peligro latente con las quemaduras, las lesiones oculares, las amputaciones y, en casos extremos, la muerte.
Estos temas, además de los incendios, son algunas de las consecuencias que pueden derivar de una manipulación inadecuada de estos explosivos.
“La piel de los niños es más delicada y susceptible a las quemaduras. Un simple contacto con un objeto encendido puede provocar lesiones graves que requieren atención médica especializada”, explica el pediatra Hugo Rosas.
Además está la audición de los pequeños que, explica, “está en desarrollo, por lo que la exposición a ruidos fuertes y repentinos puede causar daños irreversibles”.
Fobias y trastornos
Los fuegos artificiales también pueden generar partículas incandescentes que pueden causar incendios, poniendo en riesgo no solo a quienes los manipulan sino también a sus familiares y vecinos.
Más allá de las lesiones físicas, el uso de pirotecnia también tiene un impacto psicológico en los niños. La exposición a ruidos fuertes y luces destellantes puede generar estrés, ansiedad y miedo. En algunos casos, los niños pueden desarrollar fobias o trastornos de estrés postraumático.
Es importante destacar que la responsabilidad de prevenir accidentes con pirotecnia recae en los adultos. “Los padres, familiares y docentes deben educar a los niños sobre los peligros asociados al uso de estos explosivos y establecer normas claras y concisas. Asimismo, las autoridades deben tomar medidas para regular la venta y el uso de pirotecnia, estableciendo sanciones para quienes incumplan las normas”, destacan padres de un conocido centro educativo de la capital.
Igual aplica esto para las mascotas. Perros y gatos tienen un rango auditivo mucho más amplio que los humanos, lo que los hace más sensibles a los sonidos agudos y explosivos de la pirotecnia.
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