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Yadira Nava revela el lado oscuro de la maternidad

“Madre sombría”, el primer libro de esta pediatra y escritora, reúne nueve relatos en torno a un tema del que pocos hablan

  • MARITZA JIMÉNEZ

10/07/2022 01:00 am

El lado oscuro de la maternidad, que tantas páginas ha llenado en la psicología, el cine o el teatro, es el tema de Madre sombría, el volumen de relatos con el que Yadira Nava (Caracas, 1954), médico pediatra y licenciada en Letras, debuta en la literatura. Madres castradoras, implacables, sobreprotectoras, verdugas implacables, pero también víctimas de la locura y el poder masculino, son abordadas en estos nueve relatos con un profundidad que atrapa desde su primera lectura.

“De escuchar anécdotas de familiares, amigos y conocidos, fueron surgiendo estas historias. Son cuentos que están en mi sombra, y en la sombra de todas las mujeres”, afirma la autora sobre este libro que reúne su formación como médico y escritora, y su pasión por la psicología.

Cuarto año de Medicina cursaba, cuando se planteó seriamente la continuación de sus estudios de Letras, una vocación que cedió paso a los deseos de su padre de hacer de sus tres hijas profesionales clínicos.

“Desde muy temprana edad quise ser escritora. No lo fui antes, porque así como amo la literatura, le tengo un gran respeto, y tuve miedo de no dar la talla”, confiesa.

Aunque el ejercicio médico le parece muy hermoso, admite que estudió la carrera sin saber muy bien lo que hacía. “Cuando estaba en tercer año, sentí que no toleraba el sufrimiento, la enfermedad y la muerte. Es algo a lo que nunca me acostumbré del todo”, confiesa. “En ese momento, necesité replantearme mi decisión de ser médico. Me pregunté qué era lo que más me gustaba en la vida y me contesté: la literatura”.

Una pasión que se remonta a su aprendizaje de la lectura, en su primera infancia, y se consolida posteriormente, cuando viaja con su familia a Estados Unidos, donde disfruta de las facilidades de préstamo de libros que las bibliotecas ofrecen en ese país. “Había una biblioteca con libros para cada edad y yo pedía prestado hasta cinco por semana”.

“Cuando regresamos a Cumaná –continúa-, mis lecturas se redujeron porque en el nuevo colegio no había biblioteca. Pero no por eso dejé de leer. Acudí a Corín Tellado en la revista Vanidades que compraba mi madre, leí todo lo que pude de Julio Verne y alrededor de los 11 años le rogué a mi padre que me comprara Don Quijote de la Mancha. Cuando volvimos a Caracas, fue la lectura fue de autores venezolanos: Rómulo Gallegos, Arturo Uslar Pietri, Miguel Otero Silva, entre otros. También las novelas del boom latinoamericano: Gabriel García Márquez, Vargas Llosa. La lectura ha sido siempre mi refugio, mi dispensador de sueños, de viajes, de todo”.

“Era una gran lectora, explica, pero me daba mucho miedo escribir”. Es su psiquiatra en ese momento, la poeta Ana María Hurtado, quien le recomienda tomar cursos de escritura, y el primero fue con Rodrigo Blanco Calderón, en el que surge el cuento Mi madre, que guardó por mucho tiempo. “Luego me inscribí en un curso de Ensayos con Armando Rojas Guardia, pero el miedo me impidió ir a la última clase, donde se iban a discutir mis ensayos. Fue un gran error, porque nunca sabré si la opinión hubiera sido positiva”.

Asiste a talleres de escritura creativa con Mario Morenza y Miguel Marcotrigiano, cuando surge otro cuento, Transformación. “Más tarde, con Heberto Gamero, escribo El hijo, que creo que a él no le gustó mucho, y es muy comprensible, porque es un cuento muy fuerte. Este año también tomé un curso sobre novela con Cristóbal Guerra”.

Mientras tanto, entre 2016 y 2020, culmina finalmente el libro Madre sombría, cuyo primer corrector fue el cronista Gustavo Lobig. “Él comenzó a corregirlos a medida que yo los escribía. Fue muy interesante, porque descubrí que tengo fallas de gramática que yo le atribuyo a mis estudios en Estados Unidos”.

En 2018 Mario Morenza le corrige cuatro cuentos, “y el corrector final fue Miguel Marcotrigiano, quien fue el más activo en señalar los puntos débiles, entre otras cosas. Él me dio un empujón muy grande para que publicara este primer libro, por lo cual le estoy sumamente agradecida”.

-Como pediatra, debe estar más directamente vinculada con estas "patologías" de la maternidad. ¿Se inspira de alguna manera su libro en su experiencia profesional?
-No recuerdo ningún momento que ninguno de mis pacientes me hablara del tema. Creo más bien que el desarrollo de esas patologías, como las llama usted, es más bien producto de mi propio trabajo como madre. Traté de ser una madre perfecta, la madre ideal, digamos. Fui entregada, anegada. En fin, mis hijos podían contar conmigo siempre.

La psicología es otra de sus pasiones, y durante 16 años asistió a charlas y conferencias del Centro Junguiano, donde cursó estudios en la escuela de Psicología Profunda, para ser psicoterapeuta, “los cuales no culminé porque mis tutores consideraron que era "frágil". Pero ahí me di cuenta de que yo estaba en el espectro luminoso de la maternidad: la madre abnegada, sacrificada, atenta etc. Aspectos todos resaltados en la sociedad”.

“Sin embargo, la madre oscura, la madre sombría, es algo que se mantiene velado, se oculta, se niega. Creo que de manera inconsciente comencé a preguntarme que había en mí de la madre oscura, estaba oculta, estaba en Sombra. Primero me fijé en otras personas, por ejemplo una conocida que me habló de que ella hubiera abandonado a su hija por un gran amor. De allí nació el cuento El abandono".

Madre sombría, una edición de Lector Cómplice, está disponible en físico en las librerías El Buscón y Alejandría, en el Paseo Las Mercedes, y en Amazon.com, versión digital.
@weykapu



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