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Táchira una tierra olvidada que busca resurgir

Semanas en colas de gasolina, días enteros sin luz, ausencia de los servicios básicos y de comunicaciones, así pasan sus días los tachirenses

  • MARIANYFEL SALAZAR

08/01/2020 11:14 pm

San Cristóbal.- Kilométricas colas rodean a San Cristóbal en busca del reabastecimiento de combustible; unas se unen con otras, y los números que marcan los vehículos en espera para surtir gasolina superan en muchos casos los 1000. La ciudad, que cuenta con al menos unas 20 estaciones nacionales, y al menos tres internacionales, muestra diariamente una cola infinita de vehículos que esperan por días cargar tan sólo 40 litros de gasolina cuatro o cinco veces al mes. 

Los tachirenses no pueden reponer su gasolina como en cualquier otra parte del país. En este estado, limítrofe con Colombia, el reabastecimiento de combustible es regulado por el Sistema de Abastecimiento de Combustible Automatizado TAG, desde el año 2011. Esta medida surgió para evitar el contrabando de combustible, que ha existido desde hace varias décadas en esa región.

Desde entonces, todos los vehículos que deseen surtirse del combustible dentro del territorio tachirense deben tener un chip con un código único que debe ir en la parte superior del vidrio delantero de cada vehículo. Este a su vez es que es verificado por un sistema especial cada vez que ingresan a las estaciones de servicio. 



Una vez comprobados estos datos, el algoritmo indica cuántos cupos ha usado de los cuatro o cinco disponibles por vehículo en el mes, y además cuántos litros de gasolina puede echar, hasta los 40lts.

Además de esta regulación, desde hace pocos meses, el reabastecimiento de combustible se rige por el último dígito de la placa del vehículo, bajo un sistema denominado pico y placa siendo los días lunes y jueves para los terminales 0, 1, 2 y 3; martes y viernes 4, 5 y 6; miércoles y sábado 7, 8, y 9; y los domingos son libres, con la salvedad de que ese día operan sólo un 10% de las bombas de gasolina en la región, según registran usuarios.

Personas en cola de varias estaciones de servicio denuncian que esta nueva fase para el reabastecimiento de gasolina en el estado Táchira implica que si un usuario tiene varios días en la cola para la gasolina, y finalmente logra ingresar a la bomba el día que llegue la gandola, pero no le corresponde por el terminal de su vehículo, éste se vea obligado a ubicarse al final de la cola e iniciar todo el proceso nuevamente. Agregaron que a veces pasan “hasta cinco días, o más esperando por una gandola de gasolina, que no logra reabastecer ni a la mitad de los miles de vehículos en cola”.



Un excomisario del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) de 57 años, denunció en la cola de la Estación de servicio Las Lomas que además en el estado hay una disparidad en la distribución de combustible puesto que “hay algunas bombas que no reciben ni una gandola desde el 24 de diciembre mientras que hay otras a las que llegan hasta dos, lo que impide que haya un equilibrio en la distribución, y además que colapsen las pocas bombas a las que le surten”.

“Lo que nosotros vivimos es inhumano, pasamos más tiempo en la cola para la gasolina que en nuestras propias casas, aquí comemos, dormimos, hacemos todo aquí... Luego de que marcan los carros podemos dejar el carro guardando el cupo, pero eso es un riesgo que cada quien asume, claro, somos como una familia nos cuidamos unos con otros” declaró el señor Juan Suárez, de 57 años, jubilado de educación. 

Estaciones de servicio especiales

En el Táchira se manejan varias modalidades para surtir gasolina dependiendo del tipo de vehículo. Autobuses, camionetas de transporte público, taxis, vehículos particulares, y motos, no se mezclan en una sola cola sino que cada rubro tiene estaciones de servicio asignadas con el fin de evitar las colas, y que la gasolina sea revendida en la frontera colombiana. 

Sin embargo, este patrón “casi nunca se cumple”, aseguraron varios bomberos encargados de tres estaciones de servicio en la parte de la ciudad. 



“Por una pimpina de gasolina de aproximadamente unos 25lts en adelante cobran hasta 30mil pesos (unos 10 dólares)”, denunció un turista que viajó desde Maracay a visitar a su familia en San Cristóbal, ya que no pudo acceder al chip de turista que debería otorgárseles a las personas que estarán de forma temporal en el estado, y para quienes se asignan algunas estaciones de servicio especificas cada mes. 

Además de las estaciones de servicio para los turistas, están también las que brindan el Servicio de Abastecimiento Especial de Combustible (Safec) también llamadas bombas internacionales, o VIP, en las que el cobro del combustible se hace de acuerdo a los parámetros internacionales, y no regulado como en todas demás. Allí el precio varía en dólares o pesos según la cantidad de litros que se surtan ya que en ellas no hay ningún tipo de regulaciones ni en cantidad de litros, ni en oportunidades para abastecerse. 

Los servidores públicos, cuerpos policiales, militares, médicos, y el personal que pertenezca al sistema judicial del estado Táchira tienen asignadas sus propias estaciones de servicio. De igual forma sucede con los motorizados, los vehículos de carga pesada y los de transporte público en los que se incluyen taxis de líneas previamente establecidas.

“Mafias de gasolina”

Muchos son los usuarios que se quejan y además denunciaron las “mafias de la gasolina” que controlan el reabastecimiento del combustible. “Son como un equipo donde se juntan los guardias, los bomberos, y personas externas que dejan colear carros por 20.000 o 30.000 pesos y lo que les echan es 20 litros” denunció un joven que prefirió no dar su nombre por temor a represalias.



“Uno pasa semanas en la cola, y vienen los bomberos y dejan pasar los carros descaradamente, echan su gasolina y se van, sin más, ni menos”, denunció Patricia, que tampoco quiso dar su apellido porque “aquí nos tienen como vigilados, saben quiénes somos cada uno, y uno nunca sabe que pueda pasar”.
Fuentes cercanas a las bombas de gasolina declararon que a “ellos les quedan unos siete millones de pesos de ganancias semanales entre carros coleados, manipulación de los sistemas que regulan los litros y oportunidades de reabastecimiento, y las gandolas que se desvían hacia la frontera con Colombia”.

Bombas cerradas

A finales, y principios de cada mes, son más las bombas que están cerradas que abiertas. Sin embargo, eso no evita que los usuarios hagan su cola, y se mantengan allí perenemente esperando la llegada de la gandola de la gasolina. 

Se comunican por Redes Sociales, grupos de vecinos y WhatsApp. Se dividen para hacer rondas por las bombas cercanas y ubicarse en la cola más corta. Preparan hervidos y parrillas, juegan cartas, y hacen nuevas amistades, así pasan sus días los usuarios con vehículos particulares en San Cristóbal.
Corren con menos suerte los vecinos de los pueblos y caserios más pequeños, que cuentan, algunos, con tan sólo una estación de servicio en funcionamiento. Tal es el caso de Michelena, un pueblo pequeño, en el centro del estado Táchira que contaba con el servicio de tres bombas de gasolina. Sin embargo, dos de ellas fueron cerradas por orden del Estado en 2019 por “manejo doloso en su administración y distribución de combustible”. La única que queda activa ahora es controlada por la Guardia Nacional y la alcaldía del municipio, pero la distribución de combustible no es regular, según el testimonio de los michelenenses. 



Caminar para llegar a su destino

El caos que se genera la ausencia de gasolina en este estado andino de Venezuela ha obligado a muchos ciudadanos a guardar sus vehículos y caminar, ya que, por la misma situación, y por los problemas propios de la economía, y las dificultades para el mantenimiento de los vehículos, las líneas de transporte público han disminuido sus unidades, acercándose a su pronta extinción.

San Cristóbal empieza a apagarse a las 3:00 de la tarde, las santamarias van bajando, y la soledad reina en sus calles, y sectores otrora populares y de esparcimiento público obligando a los tachirenses y comerciantes a darle un giro total a su ritmo de vida.

Todos buscan llegar a sus hogares acompañados por la luz del día, ya que es más el tiempo que pasan sin luz que con luz. A pesar de que en algún momento hubo un cronograma para regular el servicio eléctrico en esta región, hay municipios que pasan hasta 20 horas sin electricidad. Así lo describieron habitantes de Capacho, Rubio, Santa Ana del Táchira, entre otros. 

En el Terminal de pasajeros son pocas las camionetas que salen a los pueblos después de las 6:00pm, luego de allí, los usuarios deben buscar las formas de trasladarse a sus hogares, teniendo que pagar en su mayoría sus pasajes únicamente en pesos, la moneda que más se usa en este estado que comparte frontera con el Norte de Santander.

En los alrededores del terminal público, se exhiben fajos completos de dólares, pesos, y bolívares. Todo se puede pagar en cualquiera de estas tres monedas, aunque, prácticamente ya los bolívares no circulen en este territorio, dónde hasta los combos de perros calientes van desde los mil pesos en adelante. 



En busca del resurgimiento

A pesar de esta situación, los tachirenses siguen luchando, y reinventándose día a día para no dejar caer a su hogar. Son muchos los inversionistas y emprendedores que están apostando por este estado que sobrevive gracias a la visita diaria de sus coterráneos colombianos, que hacen sus compras en esta ciudad. 

Además de esto, continúan con la importación de verduras, legumbres y frutas que se producen en este estado de clima templado, y es distribuido en el interior del país, en las llamadas “ferias de verduras”. 

Otro intercambio comercial que se genera en este estado es la venta de productos de primera necesidad traídos desde Colombia, estos también son distribuidos al interior del país. 

Además, por la cercanía con la frontera, este estado recibe diariamente centenares de visitantes que van hacia el vecino país ya sea a realizar compras de rutina de alimentos o medicinas, o como canal para emigrar del país, lo que da otras fuentes de empleo a los tachirenses como asesores de viajes para empresas internacionales, o como transportistas de estos usuarios hasta los puntos fronterizos. 




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