Nueva Esparta.- Los mercados populares son un termómetro de la situación y en el caso de la isla de Margarita, no solo reflejan la crisis de la alimentación, sino también en el ámbito comercial lo relacionado con el puerto libre.
El mercado de Conejeros en Porlamar, el de mayor auge turístico desde hace años, muestra total decadencia. Zenaida Martínez, vendedora de ropa para damas, afirma que desde hace cuatro meses no sabe lo que es una venta.
Dice que en la situación del mercado denota la caída que ha tenido el turismo en la región, porque "antes los operadores turísticos llevaban grandes grupos a pasear y comprar, pero ahora además del escaso número de visitantes que reciben, solo los llevan a locales que hayan llegado a alguna negociación anticipada por comisión de ventas".
Afirmó que aun teniendo dos puestos de venta no logra sostener a su familia, y ha debido buscar un empleo alternativo y abre su local solamente dos o tres veces por semana. En esto coincide otro vendedor, Carlos Villarroel, quien sostiene que "los pasillos vacíos ya hablan por sí solos".
“De 900 locales comerciales que tiene esta parte del mercado para la venta de ropa, zapatos y artículos personales, escasamente quedan 300 abiertos, o sea que el 70% está cerrado. Definitivamente la crisis ha alejado a los turistas venezolanos quienes son los que más visitaban y compraban en el mercado. Por ahí nos llega uno que otro trinitario, pero gastan poco”.
En el área de la comida, la situación es bastante similar. La parte de venta de pescado ya no existe y son pocos los locales que quedan que venden verdura, carnes y productos del hogar.
La mayoría ha cerrado y otros optaron por vender en las afueras porque la inseguridad en el interior del mercado es un gran problema, ante la soledad que reina todo el día.
Sin embargo, en las afueras también se percibe la crisis, debido a que ya no pasan los camiones que vendían al mayor y detal. Consecuencia de los problemas para obtener combustible en las carreteras y el tiempo que deben pasar antes de montarse en un ferry de carga, además de los costos formales y por “vacuna” que deben pagar.
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