Pensionados en Lara se desmayan en las colas para cobrar cuotas
Más de tres veces debe acudir un adulto mayor al banco para cobrar una pensión que se ha convertido en un problema y angustia por todas las trabas que ponen los bancos para cancelarles el dinero
Lara.- Más de tres veces debe acudir un adulto mayor al banco para cobrar una pensión que se ha convertido en un problema y angustia por todas las trabas que ponen los bancos para cancelarles el dinero que no les alcanza para un cartón de huevos.
José Gutiérrez, de 76 años, va por cuarta vez al banco para tratar de sacar dinero que al final no le sirve sino para pagar el autobús que lo lleva de vuelta a Yaritagua donde vive y cuya única sede del Bicentenario está cerrada desde hace tiempo.
María Colmenares va desde de La Carucieña, y necesita el dinero para una medicina que le cuesta el doble de lo que pagan por la pensión. "Pero bueno así pago algo y entre todos en la casa ponemos y la compro”, dijo.
"No me da para comprar comida ni nada, mire mis zapatos ya los tengo todos roticos pero como me compro unos nuevos si los más baratos están en 20 mil bolívares y una de mis hijas se quedó sin trabajo porque la familia que la empleaba no tiene dinero para pagarle y se va del país", agregó.
Josefina Garrido de 67 años, no tuvo hijos, su hermana murió hace 3 años y el único sobrino se fue del país y no sabe nada de él. Con lagrimas en los ojos señaló que no sabe que hará, pues no le alcanza para comer, el Clap demora meses sin llegar y el médico le prohibió las lentejas porque la enferman.
Las historias en la cola que puede llegar a reunir entre 200 y 300 personas en un día se repiten algunas más dramáticas que otras, pero teniendo como denominador común la desesperanza, frustración, rabia, humillación y resignación.
"40 mil bolívares al mes cobrados en 4 5 y 6 partes no sirven para nada" dice Regulo Grateron, "y lo peor es que te ponen todas las trabas en los bancos del gobierno. No puedes cobrar completo por taquilla. No tienen tarjetas de débito porque no tienen plástico lo que obliga a ir a hacer cola obligatoriamente", expresó.
No se puede hacer transferencias para otros bancos sino solo del mismo donde cobres y en el caso de Barquisimeto, solo una de las sucursales del Bicentenario permite las transferencias, pero solo para los bancos del Gobierno. No puedes ir todos los días a cobrar sino cada 3 o 4 días. Y ya las cantidades si logras que te paguen la mitad el primer día pueden ser 3 o 4 mil cada vez.
Así las colas son interminables, los ancianos duermen en las calles alrededor de las sedes en cartones para lograr entrar y se puede pasar todo el día en el intento si se tiene suerte porque los intensivos cortes de electricidad no tienen horario sorprenden a cualquier hora y al irse la línea cierran la entidad.
La cola puede llevarse dos, tres y hasta cuatro días dicen muchos, cuyos rostros arrugados reflejan el agotamiento, hambre y tristeza, sentados en la acera esperando que ocurra un milagro.
Mientras en el interior del banco nadie da información. Solo señalan que ellos responden a ordenes superiores y aplican las políticas internas ordenadas para la cancelación de la pensión. No hay autorización para ofrecer declaraciones.
Y así pasan los días, frente a las entidades bancarias, colas que les hacen competencia a las de estaciones de gasolina o las que se hacen frente a algunos negocios en donde anuncian la venta de productos más económicos ya nunca más regulados porque ese término se borró de la memoria de los negocios y anaqueles.
Una tragedia silenciosa al final de la vida
Recorrer las entidades bancarias es mirar la realidad de los adultos mayores del país. Llegan en sillas de ruedas, con brazos fracturados, con muletas, con una delgadez y palidez que asusta.
Muchos se marean en la fila. Algunos han caído desmayados por cansancio o falta de alimento y hay hasta infartados. No desayunan, no almuerzan no tienen con que, dicen. Esa es la historia de los venezolanos al final de sus vidas, esperar en una cola mientras esperan su último suspiro.
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