“Los venezolanos vivimos inmersos en una crisis humanitaria que afecta lo social, lo económico, lo moral, las normas de convivencia y en fin todo el entramado de cohesión social. Solo una pequeña parte de las muchas adversidades que a diario se viven en Venezuela, son la escasez de alimentos y una hiperinflación sin precedentes en la historia contemporánea, desempleo, racionamiento y falla en todos los servicios, las tasas delincuenciales más altas del continente, deserción escolar, índices crecientes de desnutrición, incertidumbre e inestabilidad política, represión a la protesta, violación a los derechos humanos, impunidad e injusticia intolerables, a lo que se suma que prácticamente no existen medios radioeléctricos objetivos que permitan que el ciudadano se desahogue y denuncie sus problemas”. 

Destaca que igualmente afecta la casi obligada emigración, muchos en condiciones inhumanas. “Está diáspora no tiene antecedentes en la región y ha creado no pocos problemas en los países vecinos, y aunado a ello aumentan los impedimentos para renovar o prorrogar pasaporte, lo que crea en muchos venezolanos la sensación de estar presos en su propio país”. 

Acciones colectivas e individuales    

Ante tales circunstancias, el especialista insiste que la salud mental de la mayoría de los venezolanos se encuentra severamente afectada, y propone algunas recomendaciones colectivas e individuales que podrían ayudar a curar, paliar o prevenir mayores males. 

Desde el punto de vista colectivo, dice que es fundamental generar políticas públicas para que la atención primaria no descuide la esfera mental, y en ese marco asegurar la disponibilidad de medicamentos psicotrópicos y dar accesibilidad a la atención de la salud mental. 

"Hay también programas y legislaciones que pueden atacar en lo inmediato el problema, y es igualmente importante apoyar el desarrollo de recursos humanos en el área, hacer alianzas con otros sectores y respaldar la investigación en todas las áreas de la salud mental". 

En lo individual, el psiquiatra recomienda ser consciente de las emociones y reacciones. "Observar lo que hace sentir triste, frustrado o enojado es importante, también expresar los sentimientos haciéndoles saber a las personas cercanas cuando algo le molesta". 

Darse tiempo para pensar, y estar tranquilo antes de decir o hacer algo, es decir, pensar antes de actuar, también destaca el médico que ayuda a la convivencia, y recomienda cambiar las situaciones que causan estrés, aprender métodos de relajación como respiración profunda, meditación y ejercicios.  

En general propone procurar conexiones positivas, equilibrar el tiempo entre el trabajo, la recreación, y el reposo, y por supuesto no evitar la ayuda o asesoría especializada por parte de profesionales en la salud mental.