Coronando tu éxito
Lecciones de la Teoría de las Ventanas Rotas
Pequeños desórdenes pueden generar un efecto dominó que afecte negativamente la cultura y el rendimiento de la empresa”
Héctor Coronado
La gerencia no se trata solo de dirigir y controlar, sino de crear un entorno propicio para el éxito. La Teoría de las Ventanas Rotas, propuesta por los criminólogos James Wilson y George Kelling en la década de 1980, ofrece una valiosa lección para los gerentes: pequeños desórdenes pueden generar un efecto dominó que afecte negativamente la cultura y el rendimiento de la empresa.
En esencia, la Teoría de las Ventanas Rotas sugiere que la presencia de señales de desorden y abandono en un entorno puede desencadenar una serie de consecuencias negativas. Si una ventana rota no se repara rápidamente, es más probable que otras ventanas se rompan y que se produzca vandalismo en general.
De manera similar, si una empresa tolera pequeños problemas como la falta de puntualidad o la desorganización en el trabajo, estas conductas pueden extenderse y generar un ambiente de trabajo negativo que afecte la productividad, la moral y la reputación de la organización.
Un líder efectivo debe estar atento a las señales que pueden estar presentes en su empresa, tanto en el ambiente físico como en la cultura organizacional. Estas señales pueden incluir: desorden y falta de limpieza en las áreas de trabajo, fallas en los procesos y procedimientos, comunicación deficiente y falta de transparencia, falta de respeto entre los colaboradores, desmotivación y baja moral entre los empleados.
Si estos problemas no se abordan de manera oportuna, pueden generar un efecto dominó que afecte negativamente la empresa en su conjunto. La Teoría de las Ventanas Rotas nos recuerda que los pequeños detalles importan y que pueden enviar un mensaje negativo a los empleados, clientes y socios.
Para evitar estos efectos negativos en la empresa, la gerencia debe adoptar un enfoque proactivo que incluya:
Un liderazgo ejemplar: Los gerentes deben ser modelos de conducta positiva y demostrar un compromiso con el mantenimiento de un ambiente de trabajo saludable y productivo.
La gerencia no se trata solo de dirigir y controlar, sino de crear un entorno propicio para el éxito. La Teoría de las Ventanas Rotas, propuesta por los criminólogos James Wilson y George Kelling en la década de 1980, ofrece una valiosa lección para los gerentes: pequeños desórdenes pueden generar un efecto dominó que afecte negativamente la cultura y el rendimiento de la empresa.
En esencia, la Teoría de las Ventanas Rotas sugiere que la presencia de señales de desorden y abandono en un entorno puede desencadenar una serie de consecuencias negativas. Si una ventana rota no se repara rápidamente, es más probable que otras ventanas se rompan y que se produzca vandalismo en general.
De manera similar, si una empresa tolera pequeños problemas como la falta de puntualidad o la desorganización en el trabajo, estas conductas pueden extenderse y generar un ambiente de trabajo negativo que afecte la productividad, la moral y la reputación de la organización.
Un líder efectivo debe estar atento a las señales que pueden estar presentes en su empresa, tanto en el ambiente físico como en la cultura organizacional. Estas señales pueden incluir: desorden y falta de limpieza en las áreas de trabajo, fallas en los procesos y procedimientos, comunicación deficiente y falta de transparencia, falta de respeto entre los colaboradores, desmotivación y baja moral entre los empleados.
Si estos problemas no se abordan de manera oportuna, pueden generar un efecto dominó que afecte negativamente la empresa en su conjunto. La Teoría de las Ventanas Rotas nos recuerda que los pequeños detalles importan y que pueden enviar un mensaje negativo a los empleados, clientes y socios.
Para evitar estos efectos negativos en la empresa, la gerencia debe adoptar un enfoque proactivo que incluya:
Un liderazgo ejemplar: Los gerentes deben ser modelos de conducta positiva y demostrar un compromiso con el mantenimiento de un ambiente de trabajo saludable y productivo.
Comunicación efectiva: Fomentar una comunicación abierta y transparente entre los diferentes niveles de la organización.
Establecimiento de normas claras: Definir claramente las expectativas en cuanto a comportamiento, puntualidad, organización y respeto entre los colaboradores.
Reconocimiento y recompensa: Reconocer y recompensar a los empleados que demuestran comportamientos positivos y contribuyen a mantener un buen ambiente de trabajo.
Gestión del cambio: Implementar cambios de manera gradual y efectiva, comunicando claramente los beneficios.
Al prestar atención a los pequeños detalles, tomar medidas proactivas para abordar los problemas de manera oportuna y fomentar una cultura organizacional positiva, las empresas pueden evitar las consecuencias negativas de esta teoría y alcanzar un éxito sostenible a largo plazo.
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