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Un legendario linotipo sigue imprimiendo historias inolvidables en Mérida

Una de las pocas máquinas activas en Venezuela es operada por José Edecio Moreno en el parque Los Aleros

  • PEDRO ROJAS

23/01/2022 05:00 am

Las etapas de consolidación histórica de Venezuela como República y posteriormente como país democrático han sido registradas por medios impresos durante décadas.
 
Diarios centenarios, revistas y publicaciones, junto a millones de libros han capturado en sus páginas esos momentos para hacerlos llegar, letra por letra, a las nuevas generaciones.

Dentro de la historia del país, con sus altas y sus bajas, con sus aciertos y sus problemas, hay otra historia poco conocida por las mayorías, pero atesorada en las voces y recuerdos de quienes trabajaron en algún momento de sus vidas en la industria de la impresión.

Uno de esos pioneros y a la vez guardianes de la línea de tiempo de los impresos en Venezuela es José Edecio Moreno, quien con su palabra pausada y gesto amable, enseña en el Parque Los Aleros de Mérida los procesos originales del arte gráfico en Venezuela y de la impresión en general, pero muy especialmente la de su área de amplia experiencia: El Linotipo.

Dentro de una de las secciones del parque temático y museo, está el espacio donde conserva una máquina original y 100% operativa, cuya función en la actualidad es atesorar en los pasaportes de fantasía, usados en el parque, la historia del lugar y el día en el que cada visitante pudo disfrutarlo.


Para Moreno su linotipo ha llegado al mejor destino en el parque Los Aleros. CORTESÍA

Una historia universal
El otrora imperio dominante de las noticias y publicaciones en papel tenía en el linotipo su más grande impulsor.

Su historia data de 1885, cuando Ottmar Mergenthaler conceptualizó la forma de mecanizar el proceso de composición de un texto para ser impreso. La linotipia fue comercializada por la empresa Linotype fundada por Mergenthaler y la máquina que aún está activa en Mérida tiene ese linaje.

“Junto con la impresión tipográfica, el linotipo era el mecanismo para la publicación de periódicos, revistas y carteles”, recuerda Moreno, desde su puesto de trabajo y trajeado con la indumentaria empleada aproximadamente hasta las décadas de 1960 y 1970.

Su nombre se encuentra asociado a grandes medios nacionales como El Universal y El Nacional, donde laboró durante décadas. “Fue hasta casi finales de 1967 que comenzaron a darse los pasos hacia el nuevo sistema de impresión que se usaría en el país. La litografía offset y la composición electrónica, posteriormente se impusieron y el linotipo pasó a tener utilidad en otros sectores”, destaca Moreno.

-¿Cómo se desarrolló su historia, esa que siempre estuvo ligada a esta máquina?
-Tras la salida del linotipo de los diarios y el paso a otras tecnologías, estas máquinas siguieron operando en buena parte del país, haciendo ya impresiones determinadas por casas editoriales. Se hacían libros, carteles, siguieron activas muchos años más. Tal fue el gusto y la cercanía con este trabajo que años después, compré mi propio equipo.

En efecto, la máquina Linotype que está en Los Aleros le pertenece a Moreno desde hace décadas y ha estado en el parque no solo como una pieza para contemplar desde la perspectiva histórica, sino para admirar desde la compleja operatividad que da como resultado las impresiones que se llevan, por miles, todos los visitantes cada año.

Desde los comienzos del parque Los Aleros el concepto de museo se fue consolidando y en las instalaciones se conservan equipos, utensilios, automóviles y mucho más, todo como una auténtica fotografía viviente de la Venezuela de finales del siglo XIX hasta el presente.

La máquina de linotipo de Moreno llegó al parque activa y la labor de imprimir los pasaportes es solo una parte de las tareas que cumple. En el taller se pueden apreciar réplicas de las portadas de diarios históricos del país y en sus páginas se recogen las noticias más importantes.


En el taller se guardan páginas históricas. CORTESÍA

Actividad letra por letra
Moreno no pierde un minuto para cuando, a solicitud de sus visitantes, es requerido para explicar el funcionamiento de la imponente máquina.

“El procedimiento es simple”, destaca. “El operador de la linotipia introduce texto en un teclado. La máquina agrupa las matrices, que son moldes para las formas de las letras en una línea. La línea de ensamblado es entonces fundida en una sola pieza de metal en un proceso conocido como la composición tipográfica de metal caliente".

En sus pasos, la máquina está capacitada para que las matrices se devuelvan a fin de ser reutilizadas después. “Esto permite que la composición sea mucho más rápida que la realizada a mano, pues antes los operadores debían colocar moldes metálicos de letras, signos de puntuación o espacios a la vez”.

Sobre la historia en los diarios recuerda que recibían de primera mano “las noticias que enviaban los periodistas. Estos textos, hechos a máquina, eran trabajados por nuestros equipos para armar cada página con mayor velocidad”.

De acuerdo con los registros históricos, la linotipia revolucionó la composición tipográfica y especialmente la edición de periódicos.

Fue posible que un número relativamente pequeño de operadores compusieran muchas páginas diariamente, se explica en la historia, agregando que antes de la invención de la linotipia los periódicos se limitaban a ediciones de ocho páginas.


Está satisfecho en Los Aleros. CORTESÍA

Un gran expositor
La linotipia impulsó la historia de la impresión por mejorar los procesos tipográficos de impresión a gran escala. Su teclado y operación era muy similar a las de las máquinas de escribir de escritorio. Ello permitía componer de forma automatizada los textos.

Moreno amplía detalles de la operatividad en su propio taller en Los Aleros, incluso, para los más interesados, les invita a mirar de cerca el proceso.

“El operador de la máquina, al pulsar cada tecla selecciona un carácter tipográfico determinado, y automáticamente esa matriz de la letra se libera y va a un depósito. El molde va a un centro común, donde cada letra, seguida de otras, formaba las palabras y espaciados en el texto escrito”, amplía.

El proceso cíclico, precisa, continúa “cuando una línea, formada por estas matrices, se completaba”. Detalla que allí pasa automáticamente a una caja de fundición, donde entraba una aleación de estaño, plomo y antimonio formando un lingote que constituía una línea de caracteres de imprenta”.

Cada pieza, cada letra, es recogida distribuyéndose automáticamente en los cajetines que les correspondiesen. “Quedando así dispuestas, una vez más, para descender al pulsar sobre el teclado”, cuenta.

-¿Qué ocurre con los lingotes que formaron los textos?
- Hay una sección de fundido que se activa una vez que es indicado por el operador. Las palancas y los soportes pasan las matrices a través de ella y controlan la secuencia de pasos que producen los lingotes. El compuesto usado para producir los lingotes es una aleación de plomo, antimonio y estaño que se puede usar muchas veces.

Y es así, al igual que los componentes empleados en su máquina, que José Edecio Moreno regresa día a día con el mismo entusiasmo a recibir a quienes en el parque esperan inmortalizar su visita con un poco de esa historia impresa.

Experiencias con mucho valor personal
Al llegar al Parque Los Aleros de Mérida se entra en contacto con diversas historias, contadas a través de los objetos; otras son narradas por quienes trabajan en como guías y otras muy especiales llegan de la mano de quienes más que guías, son verdaderos contadores de su propia vida, lo cual, indudablemente, es una experiencia con muchísimo valor agregado.

Basta con preguntarle a José Edecio Moreno sobre la el origen de su linotipo para que automáticamente se conecte con parte de la historia del periodismo impreso en Venezuela.

Sus pasos por El Universal, El Nacional, La Religión y otras publicaciones son contados con pasión y escuchados con interés por las nuevas generaciones. Sin embargo, la experiencia se magnifica cuando por casualidad el visitante trabajó en una de esas publicaciones impresas. Desde ese momento comienza el cotejo de nombres conocidos en la industria, su actividad actual y mucho más.

Para Moreno su linotipo ha llegado al mejor destino al que podía aspirar. Se mantiene activo imprimiendo la historia del parque y el nombre de sus visitantes, además de la fecha de la visita que, en un juego recurrente en Los Aleros, siempre está en los años cíclicos de la Venezuela de antes, de esa que nuestros abuelos vivieron y que nosotros, haciendo un ejercicio de imaginación y con la ayuda de los guías, podemos llegar a imaginar.
 
Mucha gente quiere que su pasaporte de fantasía lleve además impresa la historia del lugar en una de sus páginas.
 
Para Diego Arrechider, Director de Amigos Tour, una de las operadoras que llevan visitantes al estado Mérida, “Moreno mantiene con vida lo que fue un oficio que en este momento pudiera ser inimaginable para las nuevas generaciones”.

Destaca que “la tecnología ha avanzado de tal forma que este tipo de tareas corren el riesgo de perderse hasta de la memoria histórica colectiva”. Agrega que el parque mantiene vivo no solo el recuerdo del oficio en sí, sino la labor de hombres y mujeres que dedicaron su vida a la imprenta en tiempos donde no era tan fácil reproducir la información”.

“Nosotros viajamos con personas de todas las edades y en ocasiones el asombro de los niños por ver lo desconocido es tan gratificante como el de los no tan niños, quienes ven con nostalgia cosas que usaron, o que estuvieron de moda en algún momento de sus vidas”, agrega.
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