Ante la emergencia que ha generado la pandemia del Covid-19 en el mundo, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, diseñaron el E-Vent, un dispositivo motorizado que comprime de manera mecánica el sistema manual de ventilación de las bolsas autoinflables del tipo Ambú.
Para considerar esta opción, que según el instituto supone una solución a corto plazo y de bajo costo ante el entorno de cuidados críticos, los expertos se plantearon la siguiente pregunta: ¿Es posible ventilar de manera segura a un paciente con COVID-19 accionando automáticamente un reanimador manual?
"Nuestro proceso para abordar esta pregunta es identificar primero los requisitos mínimos para un ventilador de bajo costo, basado en la sabiduría colectiva de muchos médicos, diseñar contra estos requisitos, realizar pruebas inmediatas, informar los resultados, repetir y facilitar la discusión", esta ha sido parte de la respuesta a la que llegaron los científicos.
Y aunque el uso de una máscara de válvula de bolsa (BVM) en situaciones de emergencia no es un concepto nuevo, el MIT creó este proyecto de investigación de emergencia para mitigar la mortalidad producto de la pandemia. "Sin embargo, en ningún momento un paciente debe estar desatendido sin alguien capacitado disponible para monitorear directamente sus signos vitales. Efectivamente, estamos repitiendo los primeros días de una ventilación segura donde la observación clínica directa de la condición del paciente sirvió como la retroalimentación clave", indica el portal oficial del MIT.
"Somos uno de los equipos que reconocieron los desafíos que enfrentan los médicos italianos y estamos trabajando para encontrar una solución a la anticipada fatalidad global de ventiladores. Solo en los Estados Unidos, la pandemia de la Covid-19 puede causar escasez de ventiladores del orden de 300 mil a 700 mil unidades", agrega el instituto.
En tal sentido, dicho proyecto ya fue enviado a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, para obtener la “autorización de uso en emergencias”.
De comprobarse su eficacia, los académicos harán públicos los planos de construcción del respirador artificial de bajo costo.
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