PEDRO ROJAS

Siempre se ha comentado que los gatos tienen un nivel de independencia que los hace casi la mascota perfecta para aquellas personas que están ocupadas buena parte del día. Sin embargo, cuando se tiene una gata y ésta queda preñada, nuestra atención es esencial para que el proceso sea adecuado y no represente problemas de salud para ella.

Es importante identificar que durante su celo, el animal cambia esencialmente en su apetito y en su actitud.

Perdida de pelo en la zona del abdomen se hace también evidente durante ese proceso. Nuestro papel al momento de detectar el embarazo de la gata debe ser comenzar por el veterinario, para precisar que las condiciones sean las más adecuadas. El periodo de gestación es de 60 días, y puede variar 5 días más o 5 días menos, de allí que el experto es quien debe estar atento a que todo esté bien.

Nuestro aporte en ese período va de la mano de lo que siempre hemos estado haciendo, alimento, buen trato y cobijo, para que todo transcurra bien.

Para que estemos totalmente tranquilos de que hayamos cumplido con nuestra tarea, veterinarios recomiendan que la gata cuente con una correcta alimentación rica en proteínas y agua fresca.

Una gata preñada requiere de dos a tres comidas diarias. Las mismas deben contar con alta cantidad de nutrientes.

El veterinario debe asesorar sobre administrarle vitaminas. La dosis, respecto al peso, gestación etc. la debe determinar el experto.

Al igual que otras especies, requerirá también un espacio y cierta privacidad para que se sienta cómoda y resguardada de otros miembros de la familia, incluyendo otros animales, perros y otros gatos.

Lo que se viene

Una gata puede tener desde uno a seis gatitos y es una de las tareas más importantes para su vida. Por ello nuestro acompañamiento pasa también por un ajuste en el cual la atención y el interés que le pongamos también tendrá incidencia en el proceso.

Expertos recomiendan pasearla y juegos delicados con ella, para que se sienta relajada y que su vida es más grata en ese momento.

El contacto físico debe hacerse de manera muy delicada. Frotar su vientre suavemente, con muchísimo cuidado le aporta tranquilidad.

Prevención desde el comienzo

Otra tarea esencial para el veterinario es que la examine por posibles infecciones. En efecto, si tiene pulgas, puede tratarla durante la primera semana de gestación. La desparasitación y lo usado para ello también debes dejarlo al profesional.

La peluquería para animales también será clave en esos días. Cuando está acercando a la fecha de parir, se recomienda recortar el pelo alrededor de sus pezones.

Los 7 signos para detectar el embarazo

1.- Aproximadamente, entre 15 a 18 días de gestación de la gata, se puede notar que sus mamas aumentan de tamaño y enrojecen.

2.- Al igual que ocurre con las mujeres y las náuseas matutinas propias del embarazo, la gata gestante puede atravesar una etapa de vómitos. Si las náuseas aumentan o determinas otro malestar, hay que llamar al veterinario.

3.- La barriga de la gata empezará a hincharse, y hay que evitar tocarla si no es necesario.

Se debe observar atentamente para ver cualquier signo de enfermedad.

4.- La gata subirá poco a poco entre 1 y 2 kilos de peso. Esto depende del número de gatitos que espere. La señal evidente de que está embarazada debe ser atendida para tener ya disponibles los contactos veterinarios y el espacio en el que estará a resguardo.

5.- Las gatas suelen experimentar un aumento de apetito y eso también subirá su peso. Mucho cuidado: El aumento de apetito también puede ser un signo de lombrices o de enfermedad. Llama al veterinario siempre ante los cambios.

6.- Tu gata puede volverse más maternal, en el sentido de que ronronea más y demanda una atención adicional por tu parte.

7.- En el embarazo de una gata, un gatito más grande puede ocultar a otros más pequeños en el útero. El veterinario determinará el número de gatos para atender y darles la bienvenida sin complicaciones.