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En Semana Santa

Las marchas fúnebres acompañaban las procesiones católicas pero luego fue creado un género especial

  • Diario El Universal

13/04/2018 01:36 pm

LUISA GONZÁLEZ

El género procesional es la música utilizada para acompañar los desfiles de las procesiones de las imágenes religiosas de los santos durante la Semana Santa o durante el día dedicado a una divinidad en particular.

Es un género musical que cuenta con unos requisitos de estructura y estilo o carácter; la estructura hace referencia a la forma musical conocida como marcha, la cual consta de tema, desarrollo, trío y reexposición del tema, pudiendo en ocasiones contar con una introducción y una coda. El estilo o carácter queda fijado por el compás, el ritmo, el tempo y la adaptación y adecuación al acto para el que ha sido concebida la obra: una procesión.

Según los investigadores, la marcha procesional se origina en la segunda mitad del siglo XIX y lo hace bajo el concepto de marcha fúnebre, forma musical muy recurrida en esa época, albergada bajo la corriente estilista del Romanticismo. De ella emanaron grandes composiciones que, posteriormente y debido al escaso repertorio que tenían las primeras bandas de música, fueron adaptadas para ser tocadas en las procesiones de Semana Santa.

Pero rápidamente comenzaron a aparecer las primeras marchas fúnebres compuestas específicamente para las cofradías y las hermandades, que son las encargadas de organizar estas romerías.

No se conoce con exactitud cuál es la fecha en la cual se incorporaron los distintos tipos de bandas a las procesiones de Semana Santa. Lo que se conoce es que en el programa de los festejos que se celebraron en Sevilla para conmemorar la proclamación de la Inmaculada Concepción como patrona de España y de sus territorios de ultramar (1761-1763) se incluía “un concierto de música, trompetas y clarines organizado por la Primitiva Hermandad de Nazarenos de Sevilla”.

Por algunos textos de la época se sabe que, a principio de 1800, ya figuraban bandas de música tras los pasos de palio sevillanos. En aquel tiempo era usual que una música de capilla acompañara al Cristo y tras el palio caminara un grupo con “una música marcial tocando marchas fúnebres”.

La incorporación de instrumentos musicales a las procesiones se originó en una época muy remota. En los albores del siglo XVI ya figuraban en las romerías de Sevilla dos clarines conocidos con el nombre de trompetas dolorosas, cuya misión consistía en ordenar cuándo el paso tenía que detenerse o reemprender la marcha.

También fueron de uso común durante mucho tiempo los tambores destemplados, a los cuales se le aflojaban los bordones para ambientar fúnebremente las rígidas procesiones de la época.

Otra de las características más antiguas de estos festejos católicos eran los grupos de música de capilla y los de cantores que entonaban salmos y motetes durante las romerías de la Semana Mayor.

Se continúa usando la música académica

El segundo movimiento de la Tercera Sinfonía de Beethoven; la marcha fúnebre que es el segundo movimiento de la Sonata para piano N° 2 de Chopin; la marcha fúnebre de Sigfrido de la ópera El ocaso de los dioses de Wagner; la marcha Juana de Arco de Gounod; las marchas fúnebres de Schubert; y Adiós a la vida de la ópera Tosca de Puccini, entre otras composiciones académicas, siguen acompañando algunas procesiones.

En cifras 1801 fue el año en el cual el músico venezolano José Ángel Lamas compuso la pieza Popule Meus, estrenada en la Catedral de Caracas y la cual acompaña a las procesiones del Santo Sepulcro que se realizan el viernes santo en todo el país. El fue miembro de la Escuela de Chacao.

Primer compositor del género procesional

Aunque falta mucho por investigar, José Gabaldá Bel, quien fuera director de la Banda de la Guardia Real de Madrid, está considerado como uno de los primeros autores en componer música expresamente para la Semana Santa. Su serie de marchas fúnebres, entre las que se encuentran las tituladas El llanto y Soledad, acompañan a la adaptación de la marcha fúnebre de la ópera Jone del maestro Enrico Petrella.

La emoción de un compositor ruso en España

“Estoy escuchando lo que veo y estoy viendo lo que escucho”, exclamó el músico soviético Igor Stravinski, el miércoles santo de 1921, al contemplar el grácil y simétrico balanceo de un paso de palio coordinado sutilmente con los acordes musicales de una marcha para cofradías. Así, este genio de la música manifestó su sorpresa por el género procesional tan desconocido fuera de España en ese momento.

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