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Pilar del Río: “No tengo el más mínimo interés en ser recordada”

A veinte años de recibir el Nobel de Literatura, el pensamiento y memoria de José Saramago es resguardado por la Presidenta de su fundación, Pilar del Río, quien señala la vigencia del autor lusitano

  • DULCE MARÍA RAMOS

21/07/2018 12:47 pm

A raíz de su asistencia en un taller literario en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en España, la periodista María Ramírez Ribes tuvo la oportunidad de conversar con José Saramago, quien hacía dos años acaba de recibir el Premio Nobel de Literatura. 
En ese encuentro, Saramago reflexiona sobre la intención más filosófica de sus últimas novelas, sobre el conocimiento, la sociedad, el éxito y la gran metáfora que representa quizás su obra más emblemática y significativa «Ensayo sobre la ceguera»: 

“La razón de la ceguera en esa novela es una ceguera metafórica, las personas no son realmente ciegas en el sentido de que no están dotadas de la vista, la ceguera actúa como metáfora de la pérdida de la razón, no en el sentido de la locura, eso es otra cosa, pero en el sentido en que no nos estamos comportando de una manera racional. Claro que todo lo que hacemos lo hacemos con la razón; es decir, con eso a lo que llamamos razón, pero estamos usando la razón más para destruir que para construir, más para atentar contra la vida que para defenderla. En este sentido, la pérdida de la visión es de alguna forma la pérdida de la razón que construye. Si toda una sociedad se vuelve ciega en ese sentido, si olvida la solidaridad, el deber, el respeto, se convierte en una especie de nido de serpientes. De ocurrir esto, la ceguera metafórica impera. Yo creo que la gente se está volviendo ciega porque no se da cuenta de que nuestra forma de vivir es totalmente errónea y nos lleva al desastre.” 

Esta entrevista fue enviada a Pilar del Río, Presidenta de la Fundación José Saramago. A partir de su lectura, la traductora y periodista, reflexiona sobre su labor al preservar la memoria del autor portugués más importante del siglo XX y sobre la necesidad de acercarnos a sus obras para entender el caos que predomina en el mundo. 

-Al leer esta entrevista de Saramago, ¿qué sensaciones o impresiones vinieron a su mente? 
-La lucidez de José Saramago al mirar el mundo. Estamos ciegos cuando no construimos sociedades dignas, cuando permitimos que nos quiten lo que tenemos: una vida para vivirla en armonía y con otros. Nos hacen ser fieros y enemigos y nosotros, ciegos, lo toleramos. 

-¿Qué significó para Ud. en su momento, el proceso de traducir las obras en español de Saramago? ¿Qué pudo observar o ver más allá de lo que podría ver un lector? 
-No he visto más allá que otro lector, simplemente he leído antes. La lectura del traductor es atenta y más completa, oye el idioma en que el libro está escrito y trata de reproducir la armonía, aunque sepa que es muy difícil. La lectura del traductor siempre tiene algo de impotencia 



-Este año se cumplen veinte años del Nobel que recibió Saramago, ¿qué actividades o proyectos tiene la Fundación? 
-Habrá un congreso internacional sobre la obra de José Saramago, publicaciones y conciertos. Intentaremos hablar de sus libros y del proyecto que enunció en Estocolmo cuando el Nobel: La Declaración Universal de Deberes Humanos. Que está en marcha y nos compete a todos: todos tenemos que cuidarnos, cuidar el entorno, el mundo y cuidar de la dignidad que necesitamos para respirar. Los seres humanos tendremos que instruirnos y cuidarnos para no ser considerados material descartable que el poder -esa cosa sin rostro y sin fronteras-, elimine. 

-¿Qué sacrificios y responsabilidades ha significado para Ud. preservar la memoria de un escritor como José Saramago? 
-Es una responsabilidad que asumo como una distinción. Conlleva trabajos y renuncias, como todo en la vida, pero es un honor. 

-En la entrevista, Saramago habla de la ceguera como algo metafórico, como pérdida de la razón. ¿Considera Ud. que la humanidad sigue ciega? 
-Estamos ciegos, por eso no vemos. Lo otro sería aceptar que somos malos. El mundo parece un tablero lleno de conflictos, gente y países moviéndose no hacia otros sino contra otros. En fin, un caos que ni desde la ceguera se puede justificar, es demasiado triste e injusto ver el desperdicio de vidas vividas en la crueldad y pobreza, en la inhumanidad. 

-A Saramago le angustiaba vivir en una sociedad que crece en un desierto de ideas. ¿A Ud. qué le angustia de esta sociedad? 
-Si no tenemos ideas, ¿qué tenemos?, ¿qué somos? Los seres humanos nos distinguimos de otras especies vivas por tener conciencia y razón. 

-Uno puede imaginar que en ocasiones debe ser algo agotador que solo la etiqueten como la “viuda de Saramago”, asunto que he leído le incomoda. ¿Cómo quiere que su labor como periodista sea recordada? ¿Cómo ha sido vivir con la sombra de Saramago? 
-No tengo el más mínimo interés en ser recordada y no trabajo para eso, no me interesa. Me molesta que me traten como viuda como me molestaba que me llamaran esposa o hija, o madre: soy, somos las mujeres, algo más que una referencia de la persona o personas con las que compartimos la vida. Ser tratada por mí misma es mi derecho. Y a quien no le interese, basta con que no me pregunte, pero que no lo haga para luego poner “la viuda dice”: quien me trata así no merece mi respeto. En cuanto a ser sombra, ningún problema: vivir a la sombra puede ser agradable, ¿no? Y otras veces acoger en la sombre que una proyecta también es placentero. Se llama intercambio. 

-Esta pregunta se la hacen a Saramago, se la hago a Ud. en esta ocasión: ¿Cómo condiciona el éxito en la vida? 
-No lo sé, sinceramente. A José Saramago no le condicionó, no le cambió ni un hábito, ni una idea, ni una costumbre. Era maduro, no era caprichoso, era un sabio, sabía lo que hacía. El éxito -sea lo que sea eso- solo fastidia a quien no se ha preocupado de ser una buena persona antes. 

-Saramago dijo en el documental del realizador Miguel Gonçalves: “Yo tengo ideas para novelas, Pilar tiene ideas para la vida.” ¿Qué es lo más importante? 
-Las dos cosas, claro, lo otro era una broma, lo de decirle a él que la vida. 

-Varias personas afirmaban que había dos Saramago: uno antes de conocer a Pilar y otro después de conocer a Pilar. En su caso se podría considerar igual, la existencia de dos Pilar: una antes de conocer a Saramago y otra después de conocerlo. 
-Eso es literatura. Si nos gustamos como éramos, ¿por qué íbamos a cambiar? 

-Para alguien que aún no se ha acercado a la obra de Saramago, ¿qué le recomendaría para empezar a conocer su mundo literario? 
-“Ensayo sobre la ceguera· y “Ensayo sobre la lucidez”. Y todo lo demás. Su obra forma parte del patrimonio del siglo XX que no podemos ignorar.  

-¿Cómo recuerda hoy a Saramago desde el desasosiego o desde el saudade? 
-Con alegría: vivió y a todos nos hizo más lúcidos e interesantes. 

-¿Cómo era la ventana por donde miraba José Saramago y cómo es la ventana por donde mira hoy Pilar del Río? 
-Desde la suya se veía más lejos y hondo. Pero desde la mía se ve el olivo donde José Saramago está enterrado y eso ayuda a combatir el desánimo. 
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