ELENA SOTO
—¿Una frase que defina su vida?
—Yo soy mi propia experiencia y soy responsable de ella hasta las últimas consecuencias.
—¿Un hecho que marcara su infancia?
—Mi padre era diplomático y fue trasladado a la Embajada de Venezuela en Chile, donde nació otra hermana. Yo tenía dos años y recuerdo un terremoto que aconteció allí y rodamos por las escaleras encima de un colchón.
—¿Qué lección aprendió en sus matrimonios?
—Que las relaciones son complicadas, hay que entrenarse en el arte de vivir y practicar una libertad con responsabilidad.
—¿Aún cree en el amor?
—Siempre y aún sigo buscando al príncipe azul.
—¿Por qué dedicarse a difundir los juegos ecológicos?
—El programa Juegos Ecológicos en los parques de Inparques, para mí y para muchos de mis compañeros de lucha, es una misión de vida: el dar a conocer y defender los derechos ambientales a los niños, jóvenes y adultos a través del lenguaje del juego como recurso didáctico de educación ambiental.
—¿Cuáles son las cualidades de un excelente docente?
—Lamentablemente la escuela en 150 años no ha cambiado para nada, siguen los pupitres en fila frente al profesor encaramado en una tarima. Para mí un buen docente es el que permanentemente evoluciona, transforma contextos, toma como ejemplos la cotidianidad, el afecto, las vivencias, cambia comportamientos, aptitudes y actitudes de sus alumnos, gracias a la pasión y la mística con que asume su oficio.
—¿Piensa escribir otro libro?
—Tengo listo uno, tipo manual, relacionado con el manejo de viveros, pero aún no he seleccionado el titulo. Iba a ser editado por Fundacite-Falcón pero cambiaron a la presidenta y se quedó en la gaveta.
—¿Aplica en su vida la filosofía de los guardabosques?
—Si cada uno de nosotros plantara un árbol en su comunidad lograríamos mitigar el cambio climático.
—¿Cómo se define en su rol de abuela?
—Es una de las mejores ofertas afectivas que he tenido en mi vida.
—¿En su alma anida algún arrepentimiento?
—Me hubiera gustado ir a Madagascar.
—¿A qué le teme?
—A que en mi país se acabe la libertad de palabra, de culto, de logros para satisfacer nuestras necesidades básicas y el no poder estar libre del miedo.
—¿Qué extraña de Segovia, España?
—Al Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM), el aula de verano y el cochinillo de Cándido.
—¿Le quedan sueños por cumplir?
—Muchos. En Venezuela el 90% de las cosas están por hacerse en materia de desarrollo sustentable.
Entre hojas de papel y de árboles
Su pasión por la naturaleza la llevó a escribir libros, entre ellos, los dos publicados a través del IVIC: Manual de huertos orgánicos para principiantes y Jugar en la naturaleza, este último junto con la licenciada Lilia Batista; Huerto escolar, Ecojuegos y Aprendizaje ambiental en acción, pertenecientes al fondo editorial del Cenamec.
En cifras
2016 fue el año en el cual obtuvo el Premio del Concejo Municipal de Baruta, mención ambiente por el programa Guardabosques Universidad Simón Bolívar. En 1991 ganó el Premio Pnuna-Unesco Global 500 (Estocolmo, Suecia).
Una romántica venezolana por nacimiento
Por azares del destino nació en Quito, Ecuador. “Mis padres eran diplomáticos asignados a la Embajada de Venezuela”. Es descendiente del general José Ignacio Pulido, ministro de guerra de Simón Bolívar; por la materna es nieta del coronel Arturo Santana Pinto, pionero de la radiodifusión venezolana con la emisora Ayre y fundador de la Escuela Militar. “Mi familia: mi hija y mi nieta, con quienes vivo; cuatro hermanos, 11 primos por parte de padre y madre ya que el hermano mayor de mi padre se casó con la hermana menor de su esposa”.
Comida: Hallaca
Película: Lo que el viento se llevó
Flor: Dama de la noche
Árbol: Jacarandá
Animal: Tuqueque
Lugar: Bariloche
Fecha: 13/02/76
Personaje: Charles Chaplin
Sus pasatiempos son conversar con sus amigos, jugar cartas con sus vecinas, ver documentales de naturaleza y facilitar juegos al aire libre.
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