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Sombras del Mal: El "Monstruo de Capinópolis"

Un asesino en serie sembró la muerte y el miedo durante años en el Brasil rural

  • Diario El Universal

10/08/2025 06:00 am

Orlando Sabino Camargo, un hombre nacido en 1946 en Arapongas, Brasil, se convirtió en la encarnación del terror en las regiones del Triángulo Mineiro, Alto Paranaíba y el sur de Goiás.

Fue bautizado por la prensa sensacionalista como el "Monstruo de Capinópolis", su nombre se esparció como una sombra oscura sobre las noticias de la época, marcando un período de violencia sin precedentes en la zona rural de Brasil.

Su método no tenía un patrón claro, solo una brutalidad implacable. Se le atribuye el asesinato de al menos 12 personas, quienes tuvieron un final violento al cruzarse en su camino.

La lista de sus víctimas incluye a Oprínio Ismael de Nascimento, cuya muerte marcó una de las primeras fallas del sistema judicial que lo amparó y cuya muerte quedó impune. También se encuentran Antônio Pereira da Silva, un hombre al que asesinó a sangre fría en su propia casa, y Maria das Dores, una mujer que fue apuñalada en su granja.

Pero la crueldad de Sabino no se limitaba a las personas. En un acto de violencia sin sentido que añade una capa de horror a su perfil criminal, también mató brutalmente a 19 terneros con una hoz. Este detalle, que parece extraído de una pesadilla, subraya la naturaleza profundamente perturbada de un hombre que sembró el miedo indiscriminadamente.

Tras un largo período de terror, Orlando Sabino fue finalmente capturado el 10 de marzo de 1972, después de una búsqueda de 17 días que movilizó a las autoridades. Sin embargo, su arresto no trajo la paz. El proceso judicial que siguió, más que castigarlo, expuso las graves deficiencias de un sistema de justicia fragmentado y sin comunicación.

Al ser juzgado en múltiples municipios, cada caso se manejó de forma aislada. Esta falta de coordinación se convirtió en el escudo de Sabino. En casos como el de Oprínio Ismael de Nascimento, el "Monstruo" fue absuelto por "falta de pruebas", a pesar de la gravedad de los indicios. El engranaje de la justicia se movía de manera ineficiente, incapaz de conectar los puntos de la ola de crímenes que había dejado a su paso.

La historia de Orlando Sabino no terminó con su muerte en 2013. Su legado se ha convertido en un caso de estudio sobre las implicaciones de un sistema judicial disfuncional y la forma en que el contexto político y social de Brasil, bajo la dictadura militar, pudo haber creado un ambiente propicio para que un criminal de ese calibre operara durante tanto tiempo.

El caso del "Monstruo de Capinópolis" es una prueba de que, a veces, la verdadera monstruosidad no reside solo en los actos de un individuo, sino en un sistema que permite que esos actos queden impunes.

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