Abuso sexual infantil sintético: La nueva pornografía que amenaza en las sombras
La proliferación de material de abuso sexual infantil generado por inteligencia artificial representa una nueva y compleja amenaza global
Cuando fue presentada la inteligencia artificial (IA), se prometía una nueva forma de trabajar, sus creadores la vendieron bajo la promesa de más creatividad y tiempo libre, pero un lado oscuro se escondía tras su cándida figura, allí agazapada estaba la posibilidad de alterar la realidad, de crear y de engañar.
Con su surgimiento se abrió una nueva y alarmante frontera en la explotación sexual infantil a través de lo que ha sido denominado “material de abuso sexual infantil generado por inteligencia artificial”, o maisgia, por sus siglas, un tipo de contenido creado total o parcialmente con IA, que puede ser completamente sintético o el resultado de la alteración de imágenes reales, o deepfakes.
Este material alcanzó un realismo tan perturbador que hoy en día es prácticamente idéntico a las fotografías y videos reales, lo que dificulta a los investigadores distinguir entre contenido genuino y sintético, y por lo tanto ha provocado un incremento exponencial de las denuncias e informes de pornografía infantil a nivel mundial.
Según datos de la CyberTipline del Centro Nacional de Niños Desaparecidos o Explotados, (Ncmec por sus siglas en inglés), los informes que involucran específicamente IA generativa experimentaron un aumento del 1.325% en 2024, pasando de 4.700 a 67.000. La Internet Watch Fundation (IWF) confirmó un aumento del 380% en los informes de material de abuso sexual infantil generado por inteligencia artificial (AI-CSAM) en el mismo período.
La peligrosa y errónea percepción de que "al menos no se lastimó a un niño real" reduce la barrera psicológica para los perpetradores y contribuye a la normalización del material del abuso, lo que puede, a su vez, aumentar la demanda general de contenido de abuso sexual infantil. Además, este tipo de material pornográfico revictimiza a niños reales al utilizar sus imágenes para crear nuevas representaciones abusivas.
Ante este panorama se hace necesario que Estados, organizaciones no gubernamentales y ciudadanía en general asuman un frente común en la lucha contra este flagelo que acecha en las sombras.
Interpol: Coordinación y herramientas proactivas
La Organización Internacional de Policía Criminal, o Interpol, desempeña un papel fundamental en la coordinación de la respuesta global. Su estrategia ha evolucionado más allá de la reacción, adoptando una postura proactiva para mitigar los riesgos en la fuente.
Entre sus iniciativas y herramientas clave se encuentran:
La iniciativa "IA para Niños Más Seguros": Fue lanzada en 2020 para desarrollar las capacidades de las fuerzas del orden para aprovechar el potencial positivo de la IA en la lucha contra la explotación sexual infantil.
El Hub Global: Es una plataforma en línea que proporciona a los investigadores acceso a más de 80 herramientas de IA de vanguardia para acelerar el flujo de trabajo y reducir el tiempo de análisis.
El "Kit de Herramientas para la Innovación Responsable de la IA": Publicado en 2023, ayuda a las fuerzas del orden a utilizar la IA de manera ética, garantizando el cumplimiento de los derechos humanos.
El Grupo DevOps: Es un equipo que desarrolla herramientas y tecnologías para combatir la explotación sexual infantil en línea, actuando como puente entre la tecnología y la aplicación de la ley.
La Base de Datos Internacional de Explotación Sexual Infantil (ICSE): Es una herramienta crucial que utiliza software de comparación de imágenes para establecer conexiones entre víctimas, abusadores y sus ubicaciones, con el objetivo de evitar la duplicación de esfuerzos.
Estas herramientas han sido fundamentales en operaciones internacionales como la Operación Cumberland, que en febrero de 2025 resultó en 25 arrestos y la identificación de 273 sospechosos involucrados en una red de distribución de material de abuso sexual infantil generado por IA.
Los desafíos de las policías nacionales
A pesar de los esfuerzos de Interpol, las fuerzas policiales nacionales enfrentan importantes obstáculos que, en conjunto, crean una "tormenta perfecta" para los investigadores:
Sobrecarga de recursos: El aumento exponencial de los casos ha sobrecargado a los investigadores, con atrasos forenses de semanas y una carga de trabajo insostenible.
Ambigüedades legales: Las legislaciones nacionales, a menudo desactualizadas, no abordan explícitamente el contenido generado por IA, lo que dificulta el enjuiciamiento de los responsables.
Obstáculos técnicos: El anonimato en el ciberespacio, la Dark Web y la encriptación de extremo a extremo impiden la detección y la recopilación de pruebas.
Costo psicológico: La exposición constante a material gráfico y traumático tiene un costo emocional significativo para los investigadores, con altas tasas de trastorno de estrés postraumático (TEPT).
El paisaje venezolano: Vulnerabilidad y limitaciones
El caso de Venezuela ilustra estas complejidades. La profunda crisis socioeconómica que llevó a una pobreza generalizada, aumenta la vulnerabilidad de los niños a la explotación en línea, incluyendo la creación de contenido explícito por desesperación económica.
Esta vulnerabilidad se ve agravada por un marco legal desactualizado. La "Ley Especial Contra los Delitos Informáticos" de 2001 no define explícitamente "imagen" para incluir contenido sintético, lo que crea lagunas legales.
Además, la infraestructura digital deficiente, con cortes de internet y electricidad, y la falta de recursos en las unidades de ciberdelincuencia limitan la capacidad de respuesta policial.
La ausencia de políticas integrales
Combatir en Venezuela el “material de abuso sexual infantil generado por inteligencia artificial”, o maisgia, requiere un enfoque multisectorial. La alta vulnerabilidad de los niños, combinada con un marco legal rezagado y una infraestructura deficiente, crea un entorno de alto riesgo.
Se necesitan acciones legales, económicas y sociales dirigidas a abordar las causas profundas de la pobreza, se requieren actualizaciones y reformas legales urgentes, así como el desarrollo de capacidades tecnológicas que permitan combatir de manera estructural la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes.
La violencia de género no es un problema privado, exige respuestas colectivas para sanar las heridas invisibles que perpetúan el ciclo del dolor.
Con su surgimiento se abrió una nueva y alarmante frontera en la explotación sexual infantil a través de lo que ha sido denominado “material de abuso sexual infantil generado por inteligencia artificial”, o maisgia, por sus siglas, un tipo de contenido creado total o parcialmente con IA, que puede ser completamente sintético o el resultado de la alteración de imágenes reales, o deepfakes.
Este material alcanzó un realismo tan perturbador que hoy en día es prácticamente idéntico a las fotografías y videos reales, lo que dificulta a los investigadores distinguir entre contenido genuino y sintético, y por lo tanto ha provocado un incremento exponencial de las denuncias e informes de pornografía infantil a nivel mundial.
Según datos de la CyberTipline del Centro Nacional de Niños Desaparecidos o Explotados, (Ncmec por sus siglas en inglés), los informes que involucran específicamente IA generativa experimentaron un aumento del 1.325% en 2024, pasando de 4.700 a 67.000. La Internet Watch Fundation (IWF) confirmó un aumento del 380% en los informes de material de abuso sexual infantil generado por inteligencia artificial (AI-CSAM) en el mismo período.
La peligrosa y errónea percepción de que "al menos no se lastimó a un niño real" reduce la barrera psicológica para los perpetradores y contribuye a la normalización del material del abuso, lo que puede, a su vez, aumentar la demanda general de contenido de abuso sexual infantil. Además, este tipo de material pornográfico revictimiza a niños reales al utilizar sus imágenes para crear nuevas representaciones abusivas.
Ante este panorama se hace necesario que Estados, organizaciones no gubernamentales y ciudadanía en general asuman un frente común en la lucha contra este flagelo que acecha en las sombras.
Interpol: Coordinación y herramientas proactivas
La Organización Internacional de Policía Criminal, o Interpol, desempeña un papel fundamental en la coordinación de la respuesta global. Su estrategia ha evolucionado más allá de la reacción, adoptando una postura proactiva para mitigar los riesgos en la fuente.
Entre sus iniciativas y herramientas clave se encuentran:
La iniciativa "IA para Niños Más Seguros": Fue lanzada en 2020 para desarrollar las capacidades de las fuerzas del orden para aprovechar el potencial positivo de la IA en la lucha contra la explotación sexual infantil.
El Hub Global: Es una plataforma en línea que proporciona a los investigadores acceso a más de 80 herramientas de IA de vanguardia para acelerar el flujo de trabajo y reducir el tiempo de análisis.
El "Kit de Herramientas para la Innovación Responsable de la IA": Publicado en 2023, ayuda a las fuerzas del orden a utilizar la IA de manera ética, garantizando el cumplimiento de los derechos humanos.
El Grupo DevOps: Es un equipo que desarrolla herramientas y tecnologías para combatir la explotación sexual infantil en línea, actuando como puente entre la tecnología y la aplicación de la ley.
La Base de Datos Internacional de Explotación Sexual Infantil (ICSE): Es una herramienta crucial que utiliza software de comparación de imágenes para establecer conexiones entre víctimas, abusadores y sus ubicaciones, con el objetivo de evitar la duplicación de esfuerzos.
Estas herramientas han sido fundamentales en operaciones internacionales como la Operación Cumberland, que en febrero de 2025 resultó en 25 arrestos y la identificación de 273 sospechosos involucrados en una red de distribución de material de abuso sexual infantil generado por IA.
Los desafíos de las policías nacionales
A pesar de los esfuerzos de Interpol, las fuerzas policiales nacionales enfrentan importantes obstáculos que, en conjunto, crean una "tormenta perfecta" para los investigadores:
Sobrecarga de recursos: El aumento exponencial de los casos ha sobrecargado a los investigadores, con atrasos forenses de semanas y una carga de trabajo insostenible.
Ambigüedades legales: Las legislaciones nacionales, a menudo desactualizadas, no abordan explícitamente el contenido generado por IA, lo que dificulta el enjuiciamiento de los responsables.
Obstáculos técnicos: El anonimato en el ciberespacio, la Dark Web y la encriptación de extremo a extremo impiden la detección y la recopilación de pruebas.
Costo psicológico: La exposición constante a material gráfico y traumático tiene un costo emocional significativo para los investigadores, con altas tasas de trastorno de estrés postraumático (TEPT).
El paisaje venezolano: Vulnerabilidad y limitaciones
El caso de Venezuela ilustra estas complejidades. La profunda crisis socioeconómica que llevó a una pobreza generalizada, aumenta la vulnerabilidad de los niños a la explotación en línea, incluyendo la creación de contenido explícito por desesperación económica.
Esta vulnerabilidad se ve agravada por un marco legal desactualizado. La "Ley Especial Contra los Delitos Informáticos" de 2001 no define explícitamente "imagen" para incluir contenido sintético, lo que crea lagunas legales.
Además, la infraestructura digital deficiente, con cortes de internet y electricidad, y la falta de recursos en las unidades de ciberdelincuencia limitan la capacidad de respuesta policial.
La ausencia de políticas integrales
Combatir en Venezuela el “material de abuso sexual infantil generado por inteligencia artificial”, o maisgia, requiere un enfoque multisectorial. La alta vulnerabilidad de los niños, combinada con un marco legal rezagado y una infraestructura deficiente, crea un entorno de alto riesgo.
Se necesitan acciones legales, económicas y sociales dirigidas a abordar las causas profundas de la pobreza, se requieren actualizaciones y reformas legales urgentes, así como el desarrollo de capacidades tecnológicas que permitan combatir de manera estructural la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes.
La violencia de género no es un problema privado, exige respuestas colectivas para sanar las heridas invisibles que perpetúan el ciclo del dolor.
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