Sombras del Mal: La brutal ola de asesinatos en Lituania en 1992
En apenas seis meses, un asesino en serie sembró la muerte entre adultos mayores
Tras la disolución de la Unión Soviética, Lituania se encontró en un período de turbulencia, donde la esperanza de un futuro renovado contrastaba con una creciente ola de crímenes. En este contexto de inestabilidad y vacío de poder, emergió la figura de Antanas Varnelis, un asesino en serie que, en apenas seis meses de 1992, sembró el terror con una serie de brutales crímenes y robos que aterrorizaron el país.
Nacido en enero de 1971 en Dadotkai, Lituania, la infancia de Varnelis estuvo marcada por el abandono y la disfunción familiar, siendo criado en orfanatos y centros para jóvenes problemáticos debido al alcoholismo de sus padres. Desde temprana edad, su conducta desafiante y un historial de robos presagiaron un camino delictivo. Sus repetidos ingresos en prisión, incluyendo una condena de cuatro años, culminaron con su liberación a principios de 1992, momento en el que su violencia escaló drásticamente.
El oscuro recorrido de Varnelis comenzó en julio de 1992 con un intento de violación y robo. Poco después, en el mismo mes, perpetró su primer asesinato en Bernotai, donde golpeó brutalmente a un vecino de 70 años, le robó 2.000 rublos e incendió la vivienda para ocultar el crimen. Un mes más tarde, en Feliksavas, un pensionado solitario se convirtió en su segunda víctima, a quien robó 12.000 rublos y cuya agonía presenció mientras comía.
Aunque inicialmente los crímenes no se conectaron, la descripción del asesino, obtenida de quienes compraron los objetos que había robado, permitió a los investigadores construir un perfil.
A finales de agosto, en Šimkaičiai, Varnelis se empleó temporalmente en una granja. Sin embargo, la noche del 31 de octubre irrumpió en la casa de un hombre de 86 años, golpeándolo repetidamente con un hacha en la cabeza; la víctima falleció una semana después. El 14 de noviembre, cerca de Pakražantis, cobró su cuarta víctima: otra pensionada solitaria, a quien golpeó nueve veces con un hacha antes de robarle una bicicleta, un impermeable y enseres. El cuerpo fue hallado cubierto de paja una semana más tarde.
En diciembre, en la aldea de Keryvai, el asesino alcanzó su punto más sangriento al matar a dos mujeres, una de 92 años y su nuera de 68. Tras los asesinatos, Varnelis permaneció en la casa bebiendo champaña y, al salir, robó alcohol, relojes, oro y víveres. Cuatro días después de estos crímenes, su fotografía fue difundida en televisión y periódicos, movilizando a un grupo de trabajo del Ministerio del Interior para su captura.
Consciente de la intensa búsqueda, Varnelis intentó evadir a las autoridades, moviéndose solo de noche y pernoctando en casas abandonadas, con la intención de llegar a Vilna para escapar. Sin embargo, el 21 de diciembre de 1992, fue identificado por sus tatuajes y finalmente detenido por la policía en Muniškiai.
Tras su detención, Antanas Varnelis confesó los asesinatos y robos, aunque negó el intento de violación. Un examen psiquiátrico forense lo declaró competente para enfrentar la justicia. Su defensa, basada en su discapacidad, su difícil infancia y su cooperación con la policía, no logró alterar el veredicto.
El 1 de febrero de 1994, la Sala Penal del Tribunal Supremo de Lituania lo declaró culpable de todos los cargos y lo condenó a la ejecución por fusilamiento. Su petición de indulto fue denegada por el presidente Algirdas Brazauskas, y Antanas Varnelis fue ejecutado el 28 de septiembre de 1994 en Vilna, poniendo fin a la escalofriante historia del "temible asesino lituano" que marcó una época de fragilidad y cambio en el país.
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