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Sombras del Mal: Los asesinatos de los Años Dorados

La muerte violenta de 13 mujeres sembró el terror en Virginia en la década de 1990

  • Diario El Universal

04/05/2025 06:00 am

Durante la década de los años 90 la ciudad de Richmond, en el estado de Virginia, vivió una ola de al menos 13 asesinatos de mujeres adultas mayores que aterrorizó a la comunidad y sembró la desconfianza hacia las autoridades policiales por la forma racista como se asumió la investigación de los brutales asesinatos.

A pesar de que todas las víctimas tenían características comunes -mujeres mayores de 50 años de edad-, un hecho confundió a la policía: había claras diferencias entre las dos oleadas de asesinatos, la primera perpetrada entre 1990 y 1992 y la segunda entre 1994 y 1996.

Entre el 1 de julio de 1990 y el 21 de mayo de 1992 siete mujeres afroamericanas, de entre 61 y 89 años de edad, fueron brutalmente apuñaladas. Las víctimas fueron identificadas como Mabel Venable (89), Eva Jones (80), Mary Coffee (61), Robinette Mickleberry (61), Pearl Gash (85) y Martha Bolden (81).

Tras la muerte de Bolden, los asesinatos pararon. Pero, el 4 de agosto de 1994, cuando la normalidad parecía haberse instaurado en Richmond, el asesino regresó con un nuevo perfil: Ahora sus víctimas eran mujeres blancas, a quienes estranguló en lugar de apuñalarlas.

Las siete víctimas fueron: Phyllis G. Harris (59), Inez J. Childress (82), Lucille G. Boyd (75), Gertrude Gardner (77), Mamie Harris Verlander (84), Elizabeth Seibert (69) y la última víctima fue Jane E. Foster (55) quien murió asesinada el 24 de abril de 1996.

El regreso del asesino esparció el terror en la comunidad y levantó una ola de rechazo debido a que se destinaron más recursos y oficiales para atrapar al asesino de mujeres blancas que al de mujeres negras, lo que fue calificado de comportamiento racista de la policía.

Tras los crímenes, el asesino fantasma se esfumó. Esta vez pasarían cuatro años sin más informaciones sobre un caso que parecía estancado. Hasta que en el año 2000, un nombre surgió como principal sospechoso, se trataba de un indigente de 51 años identificado como Leslie Burchart, quien tenía antecedentes de enfermedad mental.

El hombre había sido arrestado en julio de 1996 por allanamiento, luego confesó haber asesinado a tres hombres sin hogar y fue condenado a cadena perpetua. La policía seguía sin pistas de la identidad del “Golden Years killer” hasta que en el año 2000, Burchart confesó haber asesinado a cuatro de las víctimas, Jane Foster, Elizabeth Seibert, Mamie Verlander y Lucille Boyd. En su testimonio, proporcionó detalles sobre los asesinatos que solo los investigadores poseían.

A pesar de la confesión, no había pruebas forenses que lo vincularan a los crímenes, por lo que no fue acusado por los asesinatos y nunca enfrentó un juicio. Antes de su muerte en 2002, Burchart se retractó de sus confesiones, proclamando su inocencia. Hoy el caso permanece abierto.

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