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Sombras del Mal: El atractivo rostro del mal

Detrás del carismático rostro de Ted Bundy se escondía un despiadado asesino en serie

  • Diario El Universal

13/04/2025 06:00 am

En la fría mañana del 24 de noviembre de 1946, en Burlington, Vermont, nació Theodore Robert Bundy, conocido como Ted Bundy. Desde su infancia, su vida estuvo marcada por la confusión y el desarraigo. Criado por su madre soltera, Louise, el pequeño Ted creció creyendo que sus abuelos eran sus padres y que su madre era su hermana. Una compleja dinámica familiar que lo marcó al no tener afectos reales, lo que sembró las semillas de su psicopatía.

A medida que crecía, Bundy se convirtió en un joven atractivo y carismático, pero también en un solitario que luchaba con su identidad.

Durante su juventud, Bundy asistió a la Universidad de Washington, donde se enamoró de Diane Edwards, una joven de clase alta, la relación terminó y la ruptura lo afectó profundamente, muchos de sus crímenes se dirigieron a mujeres que se parecían a Diane, eran estudiantes atractivas con cabello largo y oscuro.

En 1974, Bundy comenzó su ola de asesinatos, que se extendería por varios estados, incluyendo Washington, Oregon, Utah y Colorado. Sus víctimas, en su mayoría jóvenes, desaparecían sin dejar rastro.

La primera víctima confirmada fue Karen Sparks, atacada en 1974. A lo largo de los años, se le atribuyeron al menos 30 asesinatos, aunque se sospecha que el número real podría ser mucho mayor. Entre sus víctimas están Margaret Bowman, Lisa Levy, y niña de 12 años Kimberly Leach, cuyo secuestro y asesinato en 1978 marcó el final de su carrera criminal.

Bundy fue arrestado por primera vez en 1975, pero logró escapar en dos ocasiones. Sin embargo, su suerte se agotó en febrero de 1978, cuando fue detenido nuevamente en Pensacola, Florida, tras ser identificado por testigos. La evidencia en su contra era abrumadora, incluyendo marcas de mordeduras que coincidían con su dentadura.

El juicio de Bundy comenzó en 1979 y fue un espectáculo mediático. Su carisma y su habilidad para manipular a los medios lo convirtieron en una figura casi célebre, a pesar de sus horrendos crímenes.

Fue condenado a muerte por el asesinato de dos estudiantes de la Universidad Estatal de Florida y, posteriormente, por el asesinato de Kimberly Leach. Durante su tiempo en el “corredor de la muerte”, Bundy confesó a los investigadores que había asesinado a más de 100 mujeres.

El 24 de enero de 1989, Ted Bundy fue ejecutado en la silla eléctrica en la Florida State Prison. Su muerte marcó el final de una de las historias más escalofriantes de la criminología estadounidense.

A pesar de su carisma y su inteligencia, Bundy es un símbolo del mal, recordándonos que a veces, el rostro más atractivo puede ocultar los instintos más oscuros.

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