investigación / Atención durante el regreso a clases El bullying digital: cuando el acoso se traslada a las redes sociales
Las apps son las herramientas de acosadores que agreden todos los días y a toda hora
El año escolar está a punto de comenzar. Es el momento de analizar expectativas y planes para nueve meses de retos, formación, preparación y conflictos que se avecinan.
Es el momento ideal para prever los problemas que enfrentará la comunidad educativa y cómo superarlos. Sin embargo, como Venezuela no vive tiempos normales, y debido a la eterna crisis que vive, nuevamente comenzarán las clases y nuevamente enfrentaremos, con sorpresa y estupor, casos de acoso escolar, bullying y sus terribles consecuencias.
Depresión y muerte
En marzo de este año, una adolescente de 14 años, estudiante de un colegio de la parroquia Caricuao, murió. Pero no de forma natural: se quitó la vida.
El motivo es que sufría una fuerte depresión derivada de una campaña de acoso a la que fue sometida durante varios meses por compañeros de estudios y conocidos.
Según familiares, la joven había alertado lo que ocurría. La familia denunció los hechos ante las autoridades del plantel y ante el Ministerio Público. Pero ambos organismos fracasaron al no brindar la protección necesaria.
La exposición a la campaña de odio terminó por doblegarla y hundirla en la depresión que la condujo al suicidio. Ahora solo queda una tardía acción judicial que busca castigar a los responsables. Pero nada le devolverá la vida.
Cada día miles de jóvenes son acosados por ser diferentes, por ser amigos o novios de quienes no deben, por ser inteligentes, pobres, especiales, muy blancos, negros, gordos, por tener lentes o pecas, por traiciones entre amigos. Sus condiciones son utilizadas en su contra y, como no pueden huir de lo que son, terminan odiándose, generando traumas psicológicos que tardarán años en superar.
Tecnologías a favor del acosador
Las redes de mensajería marcan un punto de inflexión en esta historia. El bullying no se limita al colegio. El acoso llega a la habitación de la víctima, la acompaña las 24 horas del día, los siete días de la semana, todo el año la víctima estará en la mira de sus agresores, sentirá que no tiene escape.
Pero lo más grave viene de la mano de la inteligencia artificial (IA). En los últimos meses se han reportado decenas de casos en los que se utilizó la tecnología de generación de imágenes para producir material pornográfico utilizando fotografías de estudiantes. El material se vende y la víctima es humillada.
La calidad del material es tan realista que hasta los familiares dudan. Tras la acción de las autoridades, los padres vieron el rostro de quienes estaban detrás de esas campañas: compañeros de las víctimas.
Los últimos casos fueron detectados en Lima, Perú, y en la localidad española de Almendralejo. Pero solo es la punta del iceberg, esto ha ocurrido en muchos países.
En este particular, Carlos Trapani, miembro de la ONG Cecodap, recomendó estar alerta ante las tendencias que se han visto en otros países.
“Es una nueva realidad para la que debemos que estar preparados. Creo que la mejor estrategia ante cualquier riesgo es la formación. No se trata de prohibir o satanizar la inteligencia artificial, sino de saber usarla, eso implica educar a los niños para que cuenten con la formación necesaria”.
“Debemos contar con estrategias de prevención, educar a la familia para poder entender los riesgos que impone esta nueva tecnología. Necesitamos saber qué es y como utilizarla para el bien, debemos documentarnos en su uso para incorporarla a las estrategias educativas y hacer un uso adecuado y positivo de ella, sin dejar de estar alerta ante cualquier irregularidad que pueda presentarse”.
Prevención del peligro
Fernando Pereira, miembro de la ONG Cecodap, señala que con el inicio del año escolar se debe reflexionar “sobre cómo el centro educativo puede promover la convivencia en paz y prevenir formas de violencia como el acoso y el bullying”.
“En estos tiempos esa reflexión se complica por la presencia de tecnologías que multiplican los espacios de acoso. La violencia se trasladó de patios y aulas a espacios virtuales”.
“Debemos establecer hasta dónde llega el accionar de cada actor, docentes y familias. Cuando este tipo de acoso no se hace en las aulas o patios, si es imposible ubicar físicamente al creador de los comentarios, ¿quién y cómo se debe actuar? Es necesario un reenfoque”, subraya Pereira.
El coordinador de Cecodap apuesta por la educación en ciudadanía digital: “Debemos establecer pautas para un trabajo permanente, debemos formar en materia de derechos y deberes digitales. Niños, adolescentes y adultos deben conocer el alcance de lo que publican, su impacto y consecuencias. Debemos crear una cultura que enfrente los problemas relacionados con la violencia digital y el ciberacoso”.
Dueño de lo privado y esclavo de lo público
“Los padres tienen el derecho a supervisar teléfonos y computadoras de sus hijos con el objetivo de preservar la integridad de los muchachos, los padres deben estar alerta ante cualquier cambio de conducta, hábitos, angustias o preocupaciones de sus hijos”, pero eso no es todo, señala Raymond Orta, abogado especialista en seguridad digital.
“Es necesario limitar el acceso de niños y adolescentes a las redes sociales, si las tienen hay que mantenerlas cerradas y supervisadas. Pero eso no impide que se cuele alguien haciéndose pasar por otro. Acá el tema es que somos dueños de lo privado y esclavos de lo que publicamos”, acota.
“Debemos comprender los riesgos al tener redes sociales; las fotos de los perfiles en Instagram o TikTok pueden ser descargadas y usadas para generar avatares. Cualquiera puede suplantar una identidad, crear una cuenta y cargarla de contenido generado digitalmente. El riesgo está allí y debe ser combatido, para eso existen leyes como la Lopna, el Código Penal y otras”, dice el abogado.
Tomar medidas
Por su parte, Carlos Trapani señaló que con el inicio del año escolar, los contextos de violencia, incluido el acoso, van a estar presentes si los colegios no toman medidas para prevenirlos.
“La fortaleza de la escuela no es solo la atención de los casos, la fortaleza de la escuela, es la prevención, esa fortaleza implica trabajar en el clima escolar. En la infraestructura, en la empatía, manejo de los sentimientos, manejo de las emociones para dirimir los conflictos en la escuela. “Estamos claros en que los conflictos van a existir, lo importante es evitar el uso de la violencia”.
Recomendó que ante cualquier contexto de acoso, las escuelas cuenten con protocolos de atención y una correcta derivación al sistema de protección en los casos que así lo ameriten. Lamentablemente, la mayoría de las escuelas carece de estrategias preventivas sostenidas para atender las realidades que impone el acoso escolar y la situación se les va de las manos.
Complementaria
Adictos a sus verdugos digitales
Especialistas han alertado sobre los riesgos a los que se exponen niños y adolescentes al permanecer largas horas ante teléfonos, tablets, computadoras y televisores.
La Academia Americana de Pediatría definió el término screentime o tiempo de pantallas, para entender lo que vivimos. En cuestión de un par de décadas, los niños pasaron de una o dos horas diarias ante pantallas a siete horas por día. Hoy son más sedentarios y alejados de las actividades físicas, expuestos a valores negativos.
Una vez se dijo que la televisión era la niñera de una generación, hoy la situación es mucho más grave con los teléfonos celulares y tablets. “Bebés, niños y adolescentes viven conectados a teléfonos. Creemos que son nativos digitales, pero en realidad estamos ante una generación de adictos digitales”, concluye Orta.
Es el momento ideal para prever los problemas que enfrentará la comunidad educativa y cómo superarlos. Sin embargo, como Venezuela no vive tiempos normales, y debido a la eterna crisis que vive, nuevamente comenzarán las clases y nuevamente enfrentaremos, con sorpresa y estupor, casos de acoso escolar, bullying y sus terribles consecuencias.
Depresión y muerte
En marzo de este año, una adolescente de 14 años, estudiante de un colegio de la parroquia Caricuao, murió. Pero no de forma natural: se quitó la vida.
El motivo es que sufría una fuerte depresión derivada de una campaña de acoso a la que fue sometida durante varios meses por compañeros de estudios y conocidos.
Según familiares, la joven había alertado lo que ocurría. La familia denunció los hechos ante las autoridades del plantel y ante el Ministerio Público. Pero ambos organismos fracasaron al no brindar la protección necesaria.
La exposición a la campaña de odio terminó por doblegarla y hundirla en la depresión que la condujo al suicidio. Ahora solo queda una tardía acción judicial que busca castigar a los responsables. Pero nada le devolverá la vida.
Cada día miles de jóvenes son acosados por ser diferentes, por ser amigos o novios de quienes no deben, por ser inteligentes, pobres, especiales, muy blancos, negros, gordos, por tener lentes o pecas, por traiciones entre amigos. Sus condiciones son utilizadas en su contra y, como no pueden huir de lo que son, terminan odiándose, generando traumas psicológicos que tardarán años en superar.
Tecnologías a favor del acosador
Las redes de mensajería marcan un punto de inflexión en esta historia. El bullying no se limita al colegio. El acoso llega a la habitación de la víctima, la acompaña las 24 horas del día, los siete días de la semana, todo el año la víctima estará en la mira de sus agresores, sentirá que no tiene escape.
Pero lo más grave viene de la mano de la inteligencia artificial (IA). En los últimos meses se han reportado decenas de casos en los que se utilizó la tecnología de generación de imágenes para producir material pornográfico utilizando fotografías de estudiantes. El material se vende y la víctima es humillada.
La calidad del material es tan realista que hasta los familiares dudan. Tras la acción de las autoridades, los padres vieron el rostro de quienes estaban detrás de esas campañas: compañeros de las víctimas.
Los últimos casos fueron detectados en Lima, Perú, y en la localidad española de Almendralejo. Pero solo es la punta del iceberg, esto ha ocurrido en muchos países.
En este particular, Carlos Trapani, miembro de la ONG Cecodap, recomendó estar alerta ante las tendencias que se han visto en otros países.
“Es una nueva realidad para la que debemos que estar preparados. Creo que la mejor estrategia ante cualquier riesgo es la formación. No se trata de prohibir o satanizar la inteligencia artificial, sino de saber usarla, eso implica educar a los niños para que cuenten con la formación necesaria”.
“Debemos contar con estrategias de prevención, educar a la familia para poder entender los riesgos que impone esta nueva tecnología. Necesitamos saber qué es y como utilizarla para el bien, debemos documentarnos en su uso para incorporarla a las estrategias educativas y hacer un uso adecuado y positivo de ella, sin dejar de estar alerta ante cualquier irregularidad que pueda presentarse”.
Prevención del peligro
Fernando Pereira, miembro de la ONG Cecodap, señala que con el inicio del año escolar se debe reflexionar “sobre cómo el centro educativo puede promover la convivencia en paz y prevenir formas de violencia como el acoso y el bullying”.
“En estos tiempos esa reflexión se complica por la presencia de tecnologías que multiplican los espacios de acoso. La violencia se trasladó de patios y aulas a espacios virtuales”.
“Debemos establecer hasta dónde llega el accionar de cada actor, docentes y familias. Cuando este tipo de acoso no se hace en las aulas o patios, si es imposible ubicar físicamente al creador de los comentarios, ¿quién y cómo se debe actuar? Es necesario un reenfoque”, subraya Pereira.
El coordinador de Cecodap apuesta por la educación en ciudadanía digital: “Debemos establecer pautas para un trabajo permanente, debemos formar en materia de derechos y deberes digitales. Niños, adolescentes y adultos deben conocer el alcance de lo que publican, su impacto y consecuencias. Debemos crear una cultura que enfrente los problemas relacionados con la violencia digital y el ciberacoso”.
Dueño de lo privado y esclavo de lo público
“Los padres tienen el derecho a supervisar teléfonos y computadoras de sus hijos con el objetivo de preservar la integridad de los muchachos, los padres deben estar alerta ante cualquier cambio de conducta, hábitos, angustias o preocupaciones de sus hijos”, pero eso no es todo, señala Raymond Orta, abogado especialista en seguridad digital.
“Es necesario limitar el acceso de niños y adolescentes a las redes sociales, si las tienen hay que mantenerlas cerradas y supervisadas. Pero eso no impide que se cuele alguien haciéndose pasar por otro. Acá el tema es que somos dueños de lo privado y esclavos de lo que publicamos”, acota.
“Debemos comprender los riesgos al tener redes sociales; las fotos de los perfiles en Instagram o TikTok pueden ser descargadas y usadas para generar avatares. Cualquiera puede suplantar una identidad, crear una cuenta y cargarla de contenido generado digitalmente. El riesgo está allí y debe ser combatido, para eso existen leyes como la Lopna, el Código Penal y otras”, dice el abogado.
Tomar medidas
Por su parte, Carlos Trapani señaló que con el inicio del año escolar, los contextos de violencia, incluido el acoso, van a estar presentes si los colegios no toman medidas para prevenirlos.
“La fortaleza de la escuela no es solo la atención de los casos, la fortaleza de la escuela, es la prevención, esa fortaleza implica trabajar en el clima escolar. En la infraestructura, en la empatía, manejo de los sentimientos, manejo de las emociones para dirimir los conflictos en la escuela. “Estamos claros en que los conflictos van a existir, lo importante es evitar el uso de la violencia”.
Recomendó que ante cualquier contexto de acoso, las escuelas cuenten con protocolos de atención y una correcta derivación al sistema de protección en los casos que así lo ameriten. Lamentablemente, la mayoría de las escuelas carece de estrategias preventivas sostenidas para atender las realidades que impone el acoso escolar y la situación se les va de las manos.
Complementaria
Adictos a sus verdugos digitales
Especialistas han alertado sobre los riesgos a los que se exponen niños y adolescentes al permanecer largas horas ante teléfonos, tablets, computadoras y televisores.
La Academia Americana de Pediatría definió el término screentime o tiempo de pantallas, para entender lo que vivimos. En cuestión de un par de décadas, los niños pasaron de una o dos horas diarias ante pantallas a siete horas por día. Hoy son más sedentarios y alejados de las actividades físicas, expuestos a valores negativos.
Una vez se dijo que la televisión era la niñera de una generación, hoy la situación es mucho más grave con los teléfonos celulares y tablets. “Bebés, niños y adolescentes viven conectados a teléfonos. Creemos que son nativos digitales, pero en realidad estamos ante una generación de adictos digitales”, concluye Orta.
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