Sombras del Mal: El héroe asesino
Un compañero de batallas y amigo de Juana de Arco es el protagonista de esta historia que tiene un final abierto
Muchos mitos rodean a los asesinos en serie, algunos de ellos son que se trata de un fenómeno nuevo y que ocurre exclusivamente en los Estados Unidos, pero como hemos visto, están en todas partes y también los encontramos a lo largo de nuestra historia.
Una de las historias más emblemáticas de un asesino en serie es la del barón de Rais, Gilles de Montmorency-Laval, conocido como Gilles de Rais, un aristócrata francés, quien fue la mano derecha y amigo de Juana de Arco.
Esta historia nos lleva al siglo XV, un pasado en el que Francia era un reino. Era la época de la Guerra de los 100 años entre Francia e Inglaterra. En esa confrontación, Gilles de Rais, de 25 años, alcanzó el rango de Mariscal de Francia y se convirtió en un héroe; sin embargo, la muerte de su abuelo y traición cometida contra Juana de Arco y su muerte en la hoguera en 1431, lo llevaron a abandonar la vida militar, era inmensamente rico.
Gilles de Rais se retiró a sus castillos, donde despilfarró su fortuna en todo tipo de lujos y costosos regalos. Como el dinero no es eterno, pronto comenzó acabarse, por lo que tuvo que vender sus propiedades y comenzó a buscar mecanismos para multiplicar su fortuna, entre ellos estaba el secuestro de otros nobles y algo que estaba prohibido por la iglesia: la alquimia, deseaba convertir metales en oro.
Entre los años 1432 y 1440 se obsesionó con el sexo y la muerte y desató sus pasiones al entregarse a una vida de excesos, violencia, brujería y orgías y desató la locura en su vida, acompañado de un embaucador quien le dijo que multiplicaría su fortuna con la magia negra.
Gilles comenzó a buscar niños y adolescentes en las aldeas cercanas, prometía que serían educados y que formarían parte de coros y del personal de confianza del castillo y los padres permitían a sus hijos partir para un futuro mejor.
Así comenzó la barbarie que convertiría al héroe de Francia en sinónimo del demonio. Las orgías se hicieron salvajes, torturó y asesinó a sus víctimas, tras los brutales crímenes, hacía concursos de belleza con los cadáveres. Así actuó durante ocho años en los que se cree que asesinó a más de 500 niños y adolescentes, aunque fue condenado por 140.
Pero como dice la canción, todo tiene su final, y Jean de Malestroit, el obispo de Nantes, comenzó a investigar y luego de su detención, y de casi un mes de torturas terminó confesando los crímenes y condenado a muerte por ahorcamiento y luego a la hoguera, al igual que su comitiva.
Muchos años después, se puso en duda el juicio y se asegura que el caso contra Gilles de Rais, fue político, al igual que el de Juana de Arco. Los crímenes no ocurrieron, nunca se encontraron evidencias de las muertes y la confesión obtenida tras un mes de torturas sería inadmisible. El mismo que lo enjuició terminó con todos los bienes del Mariscal de Francia.
Tal vez estemos ante uno de los grandes criminales de la historia, o ante una de las injusticias más grandes de la historia.
Una de las historias más emblemáticas de un asesino en serie es la del barón de Rais, Gilles de Montmorency-Laval, conocido como Gilles de Rais, un aristócrata francés, quien fue la mano derecha y amigo de Juana de Arco.
Esta historia nos lleva al siglo XV, un pasado en el que Francia era un reino. Era la época de la Guerra de los 100 años entre Francia e Inglaterra. En esa confrontación, Gilles de Rais, de 25 años, alcanzó el rango de Mariscal de Francia y se convirtió en un héroe; sin embargo, la muerte de su abuelo y traición cometida contra Juana de Arco y su muerte en la hoguera en 1431, lo llevaron a abandonar la vida militar, era inmensamente rico.
Gilles de Rais se retiró a sus castillos, donde despilfarró su fortuna en todo tipo de lujos y costosos regalos. Como el dinero no es eterno, pronto comenzó acabarse, por lo que tuvo que vender sus propiedades y comenzó a buscar mecanismos para multiplicar su fortuna, entre ellos estaba el secuestro de otros nobles y algo que estaba prohibido por la iglesia: la alquimia, deseaba convertir metales en oro.
Entre los años 1432 y 1440 se obsesionó con el sexo y la muerte y desató sus pasiones al entregarse a una vida de excesos, violencia, brujería y orgías y desató la locura en su vida, acompañado de un embaucador quien le dijo que multiplicaría su fortuna con la magia negra.
Gilles comenzó a buscar niños y adolescentes en las aldeas cercanas, prometía que serían educados y que formarían parte de coros y del personal de confianza del castillo y los padres permitían a sus hijos partir para un futuro mejor.
Así comenzó la barbarie que convertiría al héroe de Francia en sinónimo del demonio. Las orgías se hicieron salvajes, torturó y asesinó a sus víctimas, tras los brutales crímenes, hacía concursos de belleza con los cadáveres. Así actuó durante ocho años en los que se cree que asesinó a más de 500 niños y adolescentes, aunque fue condenado por 140.
Pero como dice la canción, todo tiene su final, y Jean de Malestroit, el obispo de Nantes, comenzó a investigar y luego de su detención, y de casi un mes de torturas terminó confesando los crímenes y condenado a muerte por ahorcamiento y luego a la hoguera, al igual que su comitiva.
Muchos años después, se puso en duda el juicio y se asegura que el caso contra Gilles de Rais, fue político, al igual que el de Juana de Arco. Los crímenes no ocurrieron, nunca se encontraron evidencias de las muertes y la confesión obtenida tras un mes de torturas sería inadmisible. El mismo que lo enjuició terminó con todos los bienes del Mariscal de Francia.
Tal vez estemos ante uno de los grandes criminales de la historia, o ante una de las injusticias más grandes de la historia.
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