La violencia, esa interminable lista de nombres que día a día se suceden, unos terminan haciendo que otros se olviden, así pasan los años, lustros, décadas. El tiempo muchas veces termina borrando de la memoria a las víctimas que terminan siendo recordadas solo por sus familiares más cercanos, luego el olvido.
Corría el año 1973, cuando Venezuela soñaba con ser el gran país que quería. Tiempo de ilusiones musicalizadas al ritmo de la Onda Nueva. Era el año en que nacería el ideal de la Gran Venezuela, pero eso ocurriría meses más tarde de la historia que nos ocupa: La historia de un secuestro, de ambiciones, del poder del dinero, en fin el caso del asesinato de un niño ocurrido en febrero de ese año.
Es el secuestro de Carlos Vicente Vegas Pérez, hijo de una pareja de la élite intelectual caraqueña: Trina Pérez Machado y Martín Vegas Pacheco, renombrado arquitecto y profesor universitario.
A las 4:30 de la tarde del 22 de febrero Carlos Vicente salió de su casa, iba a un centro comercial en Chuao, Caracas, cuando fue interceptado por unos sujetos quienes bajo amenaza de muerte se lo llevaron. Los dos secuestradores viajaban en un carro blanco.
Horas más tarde sus padres recibieron una llamada exigiendo 150 mil bolívares a cambio de la liberación del niño; el monto debía ser pagado en 2.200 billetes: 800 de 100 bolívares, y 1.400 de 50 bolívares, en dinero usado, dentro de un viejo maletín.
El 24 de febrero los secuestradores se comunicaron con la familia y señalaron que la madre del niño debía entregar el dinero la noche del 26 en un restaurante ubicado en El Rosal, tenía que estar sola.
Al llegar, los secuestradores notaron que estaba acompañada, iba con su hijo mayor, por lo que abortaron el pago y le ordenaron regresar a su casa. Luego le dijeron que debía llevar el dinero y dejarlo en la plaza de Altamira, pero de nuevo abortaron la entrega: “hay policías”.
Finalmente, se acordó el pago, dejaría el dinero en su carro en La Castellana… el niño sería liberado a las 7:00.
El niño nunca regresó. El primero de marzo su cadáver fue localizado en un basurero en La Cortada del Guayabo en las afueras de Caracas. La autopsia reveló que había muerto el mismo día del secuestro encadenado y asfixiado en la maleta del carro en que lo secuestraron.
Días más tarde serían investigados por el caso Omar “El Chino” Cano y Gonzalo “Fafa” Capecci: como presuntos autores materiales del secuestro y homicidio.
José Luis “El Caramelito” Branger Quiroba, Javier Paredes, Alfredo Luis Parilli Pietri, Julio Morales, Diego Rísquez y Rolando Peña, fueron investigados porque al parecer estaban vinculados con el encubrimiento y presunta complicidad con el secuestro y homicidio.
Otros investigados fueron Nicomedes Zuloaga, Orietta Cabrices y el hermano mayor de la víctima, Federico Vegas Pérez.
Pero poco menos de un año más tarde a los implicados en el caso se les revocó la orden de detención y serían liberados, solo quedarían tras las rejas Cano y Capecci, pero por drogas.
El caso Vegas Pérez, es uno de esos casos que dejó mal sabor en la boca del venezolano; sin embargo, sabiamente fue incluido por Fermín Mármol León en su bestseller Cuatro Crímenes Cuatro Poderes, donde critica la sociedad venezolana a través de cuatro sonados casos.