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Historias de la violencia: La traición de Mascareño

El asesinato de Antonio Pinto Salinas, se debió a la traición de una persona que consideraban era confiable

  • CARLOS D' HOY

04/12/2022 05:00 am


Hay lugares que tienen nombres y pocos se preguntan quiénes fueron esas personas que merecen el honor de bautizar a comunidades enteras. La historia es cruel cuando no sirve para recordar a aquellos que hicieron el sacrificio máximo, a esos que dieron su vida por un ideal.

Esta es la historia de una traición que condujo a la muerte de un líder, al asesinato de un dirigente quien a pesar de los riesgos que enfrentaba, prefirió trabajar desde el corazón de la bestia para reinstaurar la democracia en tiempos en los que la sombra de la dictadura aplastaba las libertades y pretendía disfrazarse de democracia.

Es la historia de Antonio Pinto Salinas, economista y poeta, como los grandes políticos, comprometido con sus ideales y la causa democrática. También es la historia de un infiltrado, que logró ganarse la confianza de dirigentes curtidos y quien además protagonizó una de las grandes traiciones de la historia contemporánea.

Antonio Pinto Salinas, en su juventud fue un avanzado estudiante becado para estudiar teología en Roma, pero cambió de carrera y a partir de 1939 formó parte de la juventud venezolana que luchó por la libertad y democracia, desde el Partido Democrático Nacional (PDN), que luego evolucionaría hacia Acción Democrática (AD) en 1941 y formó parte de los cuadros organizadores del partido.

En 1945 participó en el golpe que derrocó a Isaías Medina Angarita.y formó parte del gobierno de Rómulo Gallegos. A la caída de Gallegos, integró el primer comité clandestino de AD y comenzó también su leyenda.

En 1950 fue detenido por la Seguridad Nacional (SN) y expulsado del país a Ecuador, pero en mayo de 1951 estaba de vuelta en el estado Falcón organizando y emprendiendo labor de difusión del mensaje democrático, luego fue al centro del país y a Caracas.

Tras la muerte de Cástor Nieves Ríos y de Leonardo Ruiz Pineda, a manos de la SN, Alberto Carnevali asumió la Secretaría General de AD. Pinto Salinas mantuvo estrechas relaciones con Wilfrido Omaña quien fue asesinado también por la SN en febrero de 1953. A la muerte tras las rejas de Carnevali, producto de un cáncer sin tratar, Antonio Pinto Salinas asumió la Secretaría General del partido y se acentuó la persecución en su contra.

A medida que el régimen estrechaba el cerco alrededor de Ruiz Pineda, se diseñó un plan para sacarlo del país vía Trinidad. El 9 de junio de 1953 salió con destino a su escape, pero Gustavo Mascareño, un infiltrado en el partido, dio el pitazo sobre el plan.

El 10 de junio de 1953 fue detenido en la alcabala de Pariaguán, estado Anzoátegui. Una comisión de la dirección de Seguridad Nacional integrada por Isidro Marrero Méndez, Braulio Barreto, Rodolfo Montiel, Ángel Roberto Díaz y Luis Castillo Lozada lo detuvieron y en El Tigre, recibieron órdenes de ir a Caracas.

En Valle de La Pascua, Ruiz Pineda fue separado de sus dos acompañantes. A la 1:30 de la madrugada del 11 de junio, retoman el viaje. Llegando a San Juan de los Morros, se estacionaron por órdenes del agente Isidro Marrero Méndez. Fueron a unos arbustos y estando esposado con las manos hacia atrás lo ametrallaron, luego Braulio Barreto por instrucciones de Pedro Estrada le dio un tiro de gracia y Barreto se dispara en la pierna para simular un enfrentamiento.

Tenía 38 años, el economista, poeta, periodista y político cuando fue asesinado. La historia se comió al otro protagonista de la traición. Gustavo Mascareño se perdió en la memoria del venezolano, alguien a quien debemos recordar como el judas que fue.


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