A finales del año pasado, una fotografía marcó la memoria de los venezolanos. En ella están los sobrevivientes de la lancha Thor. En un azul inmenso flota una cava, de ella sobresalen una pierna y un brazo en alto. A su lado un pequeño bote blanco con una mujer y dos niños acurrucados. Era el final de una tragedia iniciada días antes.

La ilusión de un fin de semana en la playa. Sol, arena, algunas bebidas y compañía agradable, lejos de la ciudad, del ruido, la gente y de las preocupaciones. La ilusión era un fin de semana en un paraíso del Caribe, pero se encontraron con el infierno azul.

La mañana del viernes 3 de septiembre de 2021 zarpó la lancha Thor desde Higuerote hacia la isla La Tortuga. Se declaró que viajaban ocho personas a bordo, en realidad iban nueve: Remis David Camblor, su esposa Mariely Beatriz Chacón Marroquín, sus dos hijos y Verónica Martínez, niñera de la familia. Además los acompañaban Javier Marcano, Juan Manuel Suárez, Alejandro Osorio y su esposa Vianney Dos Santos.

A mitad de camino la lancha comenzó a inundarse rápidamente y pidieron ayuda, pero nadie les respondió. Los tripulantes se lanzaron a un mar que en pocos días se tragaría al bote y a los sueños de cinco personas.

Verónica Martínez, la única adulta sobreviviente, contó que tras el naufragio juntaron cavas y un bote y metieron a los niños en él. El oleaje afectaba la estabilidad del improvisado bote y decidieron desamarrarlo. En esos primeros momentos una lancha pasó cerca de ellos, pero no escucharon los gritos de los sobrevivientes.

A la deriva pasaron las horas, la desesperación dio paso al miedo. Ese día Javier Marcano intentó buscar ayuda, se alejó nadando a pesar de que le pidieron que regresara. Esa fue la última vez que lo vieron. Así llegó la primera noche.

Para superar el miedo, los sobrevivientes conversaban sobre sus proyectos. Alejandro y Vianney contaron sus planes de ser padres, mientras los niños dormían protegidos por sus padres, ajenos a todo miedo.

El grupo mantenía la esperanza de que pronto comenzaría la búsqueda. Pero no fue sino hasta la tarde del domingo cuando se dieron cuenta de que el grupo de la lancha Thor no había regresado. Fue en ese momento cuando se denunció la desaparición. Esa noche Juan Manuel Suárez se ahogó.

El lunes, Vianney también falleció ahogada, su esposo Alejandro Osorio se encontró con su esposa muerta y la tomó entre sus brazos para alejarse junto a ella, desapareciendo en medio del azul abrasador.

Más tarde David decidió buscar ayuda, no quería dejar morir a su familia y, a pesar de que su esposa no quería que se fuera, terminó cediendo, tras despedirse con amor, partió al mismo destino de quienes se alejaron antes.

Mariely, en medio de la tristeza, le dio de comer a la niñera de sus hijos, la amamantó. Luego le dijo que se metiera en la cava, mientras los niños eran pasados al bote junto a ella.

Llegó el martes y Mariely no volvió a despertar. Los niños estaban junto al cadáver de su madre.

Horas más tarde, los capitanes Ricardo Coppola y Francisco Pacheco, que apoyaban las labores de búsqueda, desde una avioneta localizaron a los sobrevivientes e informaron a quienes rescataron a las víctimas.

El rescate de los náufragos del Thor se inició tarde, dos días después del naufragio, La búsqueda no se inició de inmediato, voluntarios denunciaron obstáculos por parte de las autoridades. El retraso marcó la diferencia entre la vida y la muerte para cinco personas que todavía hoy se mantienen desaparecidas en la inmensidad de un paraíso azul. CDM