La violencia es un mal que golpea muy fuerte. Está plagada de rostros oscuros que muestran lo peor de la humanidad: maldad, egoísmo, avaricia. Sin embargo, a veces una luz ilumina el mundo, muestra el otro lado, el que debería ser, y en oportunidades sus protagonistas no son precisamente seres humanos.

Esta no es la historia de un hombre, es la de un perro, Orión, un rottweiller que, en medio de una de las tragedias más terribles de la historia venezolana, se convirtió en un inesperado salvador.

La historia de Orión se inició años antes junto a su dueño, Mauricio Pérez, un piloto de helicópteros que, con su familia, decidió vivir en La Guaira, en Cerro Grande, en las cercanías del río Tanaguarenas. A ese río Mauricio llevaba a sus mascotas Orión y Alfa, Negro, un perro vecino, y un gato llamado Micky para que retozaran y jugaran con los niños. La vida era plácida.

Todo cambiaría en diciembre de 1999 cuando se conjugaron las condiciones para desatar una desgracia. Una vaguada venía afectando el país y se estacionó en la zona norte costera. Caracas y La Guaira fueron particularmente golpeadas por fuertes lluvias.

Mientras el país se preparaba para el referendo aprobatorio de la Constitución, las lluvias pronto afectaron el terreno. En Caracas la situación estaba fuera de control: inundaciones y derrumbes afectaban gran parte de la ciudad y bomberos y equipos de rescate no se daban abasto.

Pero en la cara de El Ávila que da hacia La Guaira se desataría el infierno. Millones de metros cúbicos de lodo, piedras y árboles cayeron de la montaña. Orión había alertado a su familia sobre lo que se avecinaba. Tanto así que sus dueños durmieron en el techo de la casa y se salvaron.

Fueron rescatados por un helicóptero que no pudo cargar con los perros, ni con sus cinco cachorros, tampoco a Negro y a Micky. Los animales quedaron en medio del drama.

Fue en ese momento cuando el rottweiller asumió el rol que lo definiría por el resto de su vida como un Héroe, sí, con mayúscula. Orión y Alfa perdieron a sus cachorros recién nacidos, también murieron sus amigos Negro y Micky.

En medio de la tragedia, Orión escuchó a una niña en medio de un río que amenazaba con arrastrarla, saltó a las furiosas aguas y nadó hacia ella. Testigos vieron como el perro la tomó por la ropa y la llevó a la orilla.

Se lanzó de nuevo al agua y rescató a otra pequeña, además ayudó a ocho niños a subir a sitios altos. Orión pasó la noche y parte de la mañana ayudando a los sobrevivientes. Testigos contabilizaron que salvó a 37 personas de morir ahogadas, desde una niña de ocho años hasta un anciano de 80, que fue desenterrado del lodo. Orión además guió a personas solas y en shock hasta donde estaban otras víctimas.

El perro ayudó a hacer una especie de puente de cuerdas para que los sobrevivientes cruzaran las violentas aguas, así unas 50 personas se salvaron.

Mauricio regresaría después a reencontrarse con sus perros. Las hazañas de Orión, difundidas por los medios, cruzaron las fronteras y los canes fueron homenajeados en varios países.

Orión es imagen de la bondad de los animales, ejemplo de perro rescatista y para todos nosotros para que ayudemos a los demás aun cuando parezca que el mundo se nos viene encima.