El 27 de junio de 2005, seis estudiantes que cursaban cuarto semestre de Ingeniería de Sistemas salían de un examen en la Universidad Santa María y. como es normal, celebraban que habían aprobado la prueba. Se dirigieron a la urbanización Kennedy, donde vivían, pero la celebración terminaría convertida en tragedia, tres de ellos serían asesinados y los sobrevivientes quedarían con lesiones y traumas que los acompañarán por el resto de sus vidas.

El camino de sangre
Una tragedia precede a otra tragedia. Días antes del múltiple asesinato, específicamente el 25 de junio, en el sector Las Casitas de Kennedy, en Caricuao, Edwin Toussaint de 21 años de edad, funcionario con el rango de agente III de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), fue asesinado por un delincuente apodado “El Ericito”. El móvil del asesinato fue el robo del arma.

Pronto se realizaría una operación conjunta para dar con el paradero del esquivo asesino. El lunes 27 de junio se llevó a cabo el operativo comandado por el mayor del Ejército José Peña Carrillo, en el que participaron la DIM y el Cicpc.

Mientras los funcionarios montaban su operación, en la Universidad Santa María se encontraban presentando el examen de Matemática Leonardo Enrique González Lares, (25), Erik Miguel Montenegro Sánchez, (20), Edgar Quintero Torrealba (19), Elizabeth Yuleidis Rosales Bracamonte (20), Danitza Buitriago Gamboa (26) e Irúa Coromoto Moreno, (20).

A su salida celebraron y como era tradicional, por vivir en el mismo sector, Leonardo González, dueño del vehículo Chevrolet Corsa cuatro puertas, placas ABR-68G, ofreció llevar a sus compañeros. En las inmediaciones del Bloque I de Kennedy, un grupo de hombres armados sin uniformes, con los rostros cubiertos por pasamontañas, les indicaron que se detuvieran, pero el temor a ser atracados hizo que los intentaran huir.

En ese momento, uno de los funcionarios de la DIM disparó y terminó hiriendo a un funcionario del Cicpc.

Los estudiantes evadieron esa primera alcabala, pero fueron detenidos, a tiros en un segundo punto de control. Leonardo González recibió un disparo en un ojo que lo mató de inmediato, quedó a un lado del carro.

Sus compañeros Erik Montenegro y Edgar Quintero intentaron protegerse en unas casas cercanas y fueron capturados en un callejón por los funcionarios, quienes los esposaron, los golpearon y finalmente asesinaron. A Erik, quien tenía el mismo nombre que el delincuente que buscaban, le dieron 12 balazos y a Edgar un tiro en la cabeza, piernas y brazos.

Las acompañantes también resultaron gravemente heridas en la emboscada. Elizabeth Rosales, quien iba de copiloto, recibió múltiples heridas de bala, Danitza Buitriago recibió tres heridas de balas e Irúa Moreno recibió un tiro a quemarropa en la parte anterior del cuello, ambas viajaban en el asiento trasero.

Tras la masacre, los funcionarios dieron la versión de que se trataba de un grupo de delincuentes, modificaron la escena, pero los hechos eran evidentes, las declaraciones de las sobrevivientes y sus familiares corroboraban la versión del exceso policial.

Por la masacre 22 funcionarios de la DIM, dos detectives del Cicpc y uno de Policaracas fueron condenados a penas que van desde los 14 a los 30 años de prisión.