Historias de la violencia venezolana: La tragedia de Los Cotorros
Una bomba lacrimógena fue lanzada durante una fiesta prograduación el resultado fue más de 20 muertos
La sabiduría popular tiene frases inteligentes para todo, quizá una de las más impactantes es “muchacho no es gente”, refiriéndose a la falta de experiencia y por lo tanto de criterio en los menores. Hay historias que muestran eso: decisiones tomadas por adolescentes y jóvenes que terminan en tragedias.
Terminaba el año escolar 2017-2018, y las ganas de fiesta imperaban. Entre las ofertas se encontraba una rumba que desde hacía varias semanas se promocionaba desde las páginas de Facebook, una fiesta llamada The Legacy prometía desmadre, gozadera, sonido aturdidor y buena vibra, a un precio relativamente accesible.
Las coordenadas eran las del Club Social El Paraíso, popularmente conocido como Los Cotorros, ya que era el centro social de la comunidad ecuatoriana en Venezuela.
El club tiene un salón de fiesta con capacidad para 300 personas ubicado en la primera planta del edificio, al cual se accede por un pasillo a un lado del inmueble, esa era la única entrada y salida disponible.
A las 12:30 de la noche del 16 de junio de 2018 en uno de los baños se inició una trifulca que fue controlada. A la 1:30 de la madrugada la culebra revivió, los adolescentes tenían planes de venganza. El sonido de botellas quebrándose hizo detener la música. Entonces uno de los implicados arrojó una bomba lacrimógena al salón, mientras que en la parte externa del local otro joven, armado, impedía que abrieran la puerta y salieran quienes trataban de escapar. … Se iniciaba la pesadilla que terminó con al menos 20 muertos.
Los jóvenes corrieron hacia la puerta pero no podían abrirla. Allí cayeron los primeros sofocados y aplastados. En menos de 15 minutos una veintena de jóvenes terminaron muertos, en su mayoría por asfixia mecánica y aplastados.
La bomba fue la trampa mortal que se agravó por la falta de vías de escape. La salida de emergencia fue abierta 15 minutos más tarde y permitió que muchos de los que trataban de escapar pudieran salir, pero ya era demasiado tarde.
Cuando pudo ser controlada la situación, aun sin la presencia de funcionarios policiales o de rescate, en la calle fueron depositados los cuerpos, algunos muertos, otros inconscientes de decenas de jóvenes, los sobrevivientes clamaban por ayuda.
Al lugar acudieron comisiones de la Guardia Nacional Bolivariana, que no trasladaron a los lesionados, algunos tal vez se hubiesen salvado si los hubiesen atendido a tiempo.
En total cuatro adolescentes y un joven de 18 años que participaron directamente en los hechos activando la bomba lacrimógena y cerrando la puerta fueron detenidos, dos de ellos se declararon culpables y fueron condenados a 10 años de prisión, los otros dos al igual que el adulto fueron sometidos a juicio al declararse inocentes.
Tanto los organizadores del evento como los administradores del local también fueron detenidos e imputados por omisión en la comisión del delito de homicidio intencional, uno de los implicados, el encargado de contratar al personal de seguridad de la fiesta, se fugó y no ha sido capturado.
A poco más de tres años de la tragedia los familiares de las víctimas esperan por justicia.
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