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Lo mejor de sí, día a día

Él no dice qué hay que hacer: él hace. Él no dice qué hay que crear: él crea. Lleva cuarenta años atendiendo a la población especial ¡y los que faltan!.

  • Diario El Universal

28/06/2020 12:24 am

CAROLINA JAIMES BRANGER
ESPECIAL PARA  EL UNIVERSAL
Lo conocí hace 27 años, cuando le dio clases de Educación Física a mi hija Tuti, que es una niña especial. Luego, hizo campamentos para esa población, donde era imposible no divertirse y ser felices. A lo largo de los años, he seguido su trayectoria, siempre en ascenso. Tiene la excelencia metida entre ceja y ceja. Hoy, es uno de los terapeutas en agua más reconocidos de América Latina, y ha desarrollado un método, el SMEVwp “Sistema de Movimiento de Estimulación Vestibular, Waldon Parra”, que ya está plasmado en un libro, que planea llevar a todos los rincones del mundo. Trabajador incansable, comprometido, serio, me conmovió hasta las lágrimas con esta entrevista.

Cenea, el centro que dirige Waldon Parra FOTO MARÍA CAROLINA RIVERO

-Dices que entraste al mundo del agua siendo muy joven ¿cómo fue?
-Desde muy pequeño sufrí de asma y a los cuatro años mis padres -por orientación médica- me inscribieron en una escuela de natación. La natación era la actividad que podía tomar como herramienta terapéutica para tener mejor calidad de vida, al fortalecer y ampliar mi capacidad toráxica (teoría comprobada personalmente).

Fui aprender a nadar por terapia, me gustó la disciplina y me formé como nadador federado. Participé en competencias locales, estatales, nacionales e internacionales hasta la categoría juvenil, porque era un deporte federativo donde se contemplaban desde la categoría pre infantil, infantil hasta la juvenil para ese entonces. Cuando estudié en la Universidad Central, formé parte de la selección de natación de la UCV, participando en “uvines” (campeonatos inter universidades). En esa época también practiqué waterpolo e hice natación con aletas (chapaletas inmensas). Cuando se logró la formación de la categoría máster oficialmente por el IND, me involucré, hasta el día de hoy soy nadador activo máster, en piscina y aguas abiertas.

Como entrenador de natación, fui profesor en primaria en diferentes colegios. Entrenador de natación desde finales de los 80’ hasta mediados de los 90’ con la Organización Olimpiadas Especiales, participando en dos ciclos olímpicos en Olimpiadas Mundiales. Participé como entrenador de natación en el equipo Paraolímpico de Venezuela, Grecia 2004 (categoría intelectual). En 1999 creé la categoría “especial” en el Paso a nado de los ríos Orinoco y Caroní, al entrenar al primer participante con Síndrome de Down que cruzara nadando en las mismas condiciones que los demás nadadores 3.3km. La categoría sigue abierta en 2020.

Me he formado en Argentina, Brasil y California (USA), estoy certificado en las técnicas de terapia en agua más importantes y reconocidas a nivel mundial Halliwick, Bad Ragaz, soy especialista Jahara y Guarda Vida de Aguas Abiertas acreditado internacionalmente.

Entré a los cuatros años y no he salido aún…


Con un niño de 4 años que presenta hidrocefalia, FOTO MARÍA CAROLINA RIVERO

-¿Por qué escogiste ser Psicopedagogo?
-Por convicción, porque estaba claro de lo que quería y necesitaba formarme en una carrera que me acercara a la población especial.

La Psicopedagogía es una profesión que respeto y honro permanentemente, era lo que estaba escrito en la línea de mi vida.

Yo estudiaba Ingeniería en la UCV estaba en el básico, iba a la escuela de Mecánica. Recuerdo que era la época de Piar Sosa (decano de la facultad).

Para ese entonces (a principio de los 80) mi papá sufrió de un cáncer y murió al corto tiempo. Entre el duelo, la rebeldía y el deseo de un joven a los 18 años, al sentir que se le cerraban las puertas, abrí los ojos pensé en el futuro: caminé con firmeza... afortunadamente, ya yo estaba picado de abeja del panal de la población especial…

Siempre me ocupo cuando existe una injusticia y esta comunidad (los niños especiales) hasta el día de hoy siempre ha sido marginada y se ha hecho muy difícil lograr su integración social.

Tenía mis condiciones y convicciones para tomar y formarme en esta carrera, entre las más fuertes eran:

1.- La ausencia del patrón masculino en la vida de un niño especial. Porque concurrían dos situaciones importantes, una es que en los colegios especiales, el personal docente era en su totalidad mujeres (directora, coordinadora, maestras, terapeutas, auxiliares); la otra es, que en la familia o núcleo familiar con un miembro especial (Síndrome de Down, Parálisis Cerebral, entre otros) ocurre con frecuencia la ausencia del patrón masculino cuando los padres no preparados para afrontar tal realidad y desafío rompen la relación, dejando sola a la madre y por supuesto ella buscaba apoyo en su casa materna con su mamá, hermanas y tías.

Esto es un patrón recurrente que esa convivencia en el colegio y casa sólo modelan patrones femeninos, causando efectos en el comportamiento y en el desarrollo evolutivo social con ciertas distorsiones, porque solo tienen un patrón a modelar: al existir ausencia del patrón referencial masculino del padre, importantísimo para el varón especial, sentí que la presencia varonil en una escuela especial era vital como personal docente, como por ejemplo el del profesor de deporte.

2.- La poca programación en Psicomotricidad y deportes en los colegios, conociendo yo la importancia de esto ya que toda mi vida he sido deportista y sé lo nutritivo es para la personalidad, actitud física y social la práctica deportiva.

3.- Yo estaba convencido de que, si lograba abrir este espacio en los colegios, creando programas deportivos y recreativos enfrentando a los niños a estímulos reales a través de actividades que realiza un niño “normal” les daba las herramientas necesarias a estos niños “especiales” para que participaran como uno más en su medio social (clubes, playa, parques, juegos, campamentos) logrando así su integración social, efectiva y activa. 

Con todos estos antecedentes y del volcán de ideas que tenía por dentro del poder hacer algo para lograr dicha integración social, la única carrera que me acercaba a esta población era la psicopedagogía y a ese conocimiento le sumaba mis capacidades y vivencias deportivas, era lo ideal o perfecto para lo que quería y debía hacer y así lo hice.

Soy Psicopedagogo desde el 85’ y antes y durante mi tiempo de formación académica trabajaba en colegios especiales en el área de actividades psicomotoras y deportivas, corroborando la motivación y la certeza de lo necesario que era la inclusión del psicopedagogo (varón) en la comunidad escolar.

4.- Por último, soy zurdo, es mi dominancia lateral. Tuve que adaptarme a un mundo y realidades funcionales y cotidianas de diestros. Tuve problemas para recortar (las tijeras están hechas para derechos), los tornillos, las puertas, cerraduras, pupitres de mi época, las tapas de roscas, el carro, la moto… todo está hecho para la mayoría de los humanos de dominancia derecha…

Tuve que vivir con ello adaptándome a esa realidad, que me dio habilidades para convivir. Por eso mi empatía con esta población, ya que el mundo no está adaptado para ellos y ahí entra la labor de la profesión de Psicopedagogo: para romper paradigmas partiendo de premisas como “menos es más”, “convertir mi capacidad “disminuida” como punto de apoyo de mis potencialidades”, “todos somos potencialmente importantes y en la inclusión entramos todos”.

Por eso escogí ser psicopedagogo.


Waldon Parra, psicopedagogo  FOTO CORTESÍA

-Trabajar con personas con capacidades especiales o distintas, es un acto de amor por encima de todo. ¿Qué te ha enseñado ese mundo?
-Cuando uno hace cosas por convicción personal, definitivamente es un acto de amor. Realmente es un mundo maravilloso, lo intuía y lo compruebo cada día, estas personas han sido y son mis mejores maestros, me di cuenta que por lo general uno quiere cambiar la realidad en vez de adaptarse a ella. Ellos son realmente poderosos, sólo que no se ha aprendido a decodificarlos para aprovechar su potencialidad y apoyarnos en ellos.

Por ejemplo: ¿por qué no pensar que los Síndrome de Down son capaces de conquistar objetivos importantes, o que los autistas y su espectro nos enseñan a tomar distancia en relación a sus relaciones espaciales, si se sienten invadidos, o que los PC (parálisis cerebral) nos enseñan que una sonrisa suya es el pago a una estimulación bien hecha, o que los que tienen una disminución sensorial provoca el aumento de otro sentido y esto los hace competentes? El retardo evolutivo de sus capacidades intelectuales son un potencial para conquistar objetivos en el deporte, porque no estorban las limitaciones que provoca el pensamiento de desconfianza, dudas en capacidad, el ego personal, el miedo a lo desconocido y el temor a errar, entre tantos otros.

Mi experiencia cuando se me ocurrió preparar a un joven Síndrome de Down para que cruzara nadando los ríos Orinoco y Caroní desde los Barrancos de Fajardo (Monagas) hasta el malecón de San Félix (Puerto Ordaz), 3.300 metros lineales que, con el derivar del recorrido para evitar el empuje de la corriente, se terminan nadando 4 o 4.5 kilómetros. Eso lo hice en 1999, hace 21 años.

Pues bueno, en esa competencia, un 10% de los nadadores convencionales se retiraban antes de la competencia, un 20% se retiraban antes de los primeros 500 mts en el Orinoco, se asustaban porque no ven nada y la llegada es inalcanzable, otro 15% se retiraban en el Caroní rescatados por botes salva vidas. Solo llega un aproximado del 50% nadadores. Juan Carlos Garranchán, de 30 años en esa época, participó y cumplió el recorrido por delante y entre nadadores, rompiendo el celofán de la integración deportiva. ¡El primero en la historia! ¿Cuál fue la razón de tal hazaña? Pues sencillo de entender, estaba entrenado, sus capacidades físicas estaban preparadas luego de una planificación técnica. Pero les confieso la razón más poderosa: este atleta es una persona con un coeficiente intelectual por debajo de 80.

Quiero decir que la disminución de sus capacidades intelectuales, fueron convertidas en un potencial: Juan Carlos no suma, los números son abstractos para él, las distancias igualmente, su ego no compite, sólo tiene un propósito, su participación, divertirse y llegar al final del recorrido, sin preocupaciones, porque su mente no compite con la preparación que tuvo. No era un examen de química, ni física, que su nivel intelectual opacara, era una actividad competitiva en la cual estaba física y técnicamente preparado como el 45% aproximadamente que abandonó la competencia porque, aunque estaban preparados física y técnicamente, su mentes y pensamientos racional los dominó y aceleró el cansancio, el manejar cuantitativamente la distancia, el volumen de metros a recorrer los intimidó, su ego los destruyó y los debilitó como atletas.

Entonces ¿cómo no van ser poderosas todas estas personas “especiales”? ¡Sólo hay que convertir sus limitaciones en potenciales!

Soy afortunado de formar parte de un instante de sus vidas cuando los apoyo terapéuticamente, ellos son los verdaderos Maestros y yo, su mejor alumno.

Waldon Parra entrenando a un pequeño con retardo psicomotor 

-En Venezuela a pesar de contar con una ley de Discapacitados moderna, estamos a años luz de llevarla a la práctica ¿Cómo ha sido tu experiencia en ese campo?
-En su momento fui invitado para participar en las discusiones de la Ley Orgánica para la Discapacidad, como representante en el área de retardo mental. Te confieso que me sentí tomado en cuenta. Dicha ley está bastante completa, con debilidades en sub áreas en las diferentes discapacidades, pero el desempeño en esas mesas de trabajo se convirtió lamentablemente en burocracia y se desvió el trabajo por el interés protagónico y político, lo que provocó mi distanciamiento. Es una ley que no se cumple, no se reconoce y es desconocida por muchos.

Mi experiencia ha sido desde el día uno, para hablar en mi ambiente como “nadar en contra de la corriente”, cosa que me ha dado resistencia y fortaleza. Existen murallas que impiden el buen desenvolvimiento de programas: éstos siguen siendo marginados, aislados. Lamentablemente, no son reconocidas muchas instituciones y/o organizaciones que han realizados un arduo trabajo abriendo espacios de integración interesantes, lo que aplaudo, reconozco y apoyo.

Pero no hay programas gubernamentales serios y permanentes: el sistema de salud no está preparado para apoyar con programas sanitarios, no hay en los diseños curriculares de las instituciones educativas de tercero y cuarto nivel que dediquen sus investigaciones y promociones de egresados con suficientes herramientas para atender a esta población en el área deportiva. No abren programas de inclusión y permanentes a estos potenciales humanos. Por ejemplo, en mi área, un entrenamiento de equipo de natación entrena de 4:00 a 6:00 p.m. (prime time). En esa hora en ninguna piscina privada o pública existe un espacio para esta población. Pasa lo mismo en diferentes disciplinas deportivas. Éste es solo un ejemplo de muchas situaciones similares.

En el campo empresarial, no controlan la cantidad o porcentaje exigido y obligatorio en esa ley para el empleo, su paga no es justa. Simplemente, cubren una imagen. Las empresas publicitarias deberían tener campañas permanentes de inclusión, de valoración, de invitación a la apertura de espacios de integración.

En resumen, este año cumplo 40 años desde que tomé mi primer bebé Síndrome de Down en el agua y decidí dedicarme a mi proyecto de vida. Fui considerado loco por unos, romántico por otros, estimulante para muchos; pero muy, muy serio para mí. No tengo ningún familiar cercano con algún detalle de disminución de sus capacidades. Mi recorrido profesional –personal-espiritual, es por simple y pura convicción.

Me prepare académica, técnica e intelectualmente para crecer dando lo mejor de mí día a día, visualizando un nicho abandonado para dedicarle el 100% de mis capacidades, y hoy declaro que he sido útil al país en el área que decidí ser competente.

-Estás pronto a publicar tu libro sobre tus años de experiencia en la estimulación temprana en el agua como vehículo de recuperación. Cuentas con el prólogo y una reseña de dos de los más reconocidos terapeutas de agua del mundo. ¿Qué viene después?
-Esto es correcto, estará al alcance de todos a través de la plataforma de Amazon o solicitándolo en Venezuela a través de mis redes. Este libro SMEVwp “Un parque en el agua” es el producto de muchos años de investigación, de formación técnica especializada, de asistencia y participación en congresos de hidroterapia, de invertir en mi formación durante décadas en Argentina, Brasil y California (USA) y por supuesto, mi crecimiento diario con los pacientes que atiendo.

El libro es una herramienta de trabajo en el agua que desarrollé y registré legalmente. SMEVwp “Sistema de Movimiento de Estimulación Vestibular, Waldon Parra” es un método desarrollado y estructurado a través de una rutina de movimientos que provoca la activación de información senso-motora para estimular receptores neuronales y educar e internalizar la conciencia corporal propioceptiva (tener el cuerpo presente, activado para que identifique sensorialmente cualquier parte del cuerpo, para provocar el movimiento pensado)

El libro fue pensado y realizado para que esté al alcance de todos, no solo para técnicos y especialistas. Es ideal para padres, maestros, profesores de natación. El método esta descrito para su comprensión en cada detalle, acompaño la explicación escrita con fabulosas infografías que hablan por sí solas, sobre la ejecución que expongo. Estoy muy contento con el producto final.

Ha sido maravilloso todo lo que ha pasado en este proyecto. Entre las cosas que han ocurrido están el aporte y punto de vista que he recibido de colegas del área, que son reconocidos internacionalmente y de referencia mundial.

Te confieso que fue una experiencia increíble, tanto con Paulo Gutierres Filho, fisioterapeuta profesor investigador de la universidad de Brasilia (Brasil), como con Johan Lambeck, fisioterapeuta (Holanda), quien copreside y asesora la Organización Mundial de Terapia en Agua.

Tres lenguas diferentes y en nuestros encuentros y convivencias -cuando compartíamos nuestras experiencias y trabajos- hablábamos el mismo idioma, coincidíamos en conceptos propios, nos enriquecíamos mutuamente, reafirmando el camino andado y las conquistas alcanzadas. Fueron momentos geniales.

Ahora viene dar a conocer mi método. El libro es un instrumento. Quiero lograr mi participación en congresos, foros en comunidades organizadas de especialistas en el trabajo en el agua y por supuesto, formar y certificar a los interesados en adquirir una herramienta de trabajo que no sólo los enriquece técnicamente, sino que les da la oportunidad de abrir su campo de trabajo en el área pediátrica, al utilizar el agua como medio terapéutico. Quiero llegar a otras latitudes en el continente y a Europa, ser una marca, una referencia con mi propuesta.

Tengo mucho trabajo por delante para lograr ese objetivo. Me estoy preparando en lo personal y estoy armando un equipo de profesionales para este proyecto, es una propuesta ambiciosa y para ello cuento con bases muy sólidas. Es mi momento…


Con 13 años presenta una enfermedad neuromuscular que está en estudio, FOTO FREDERICK VIZCAINO
-¿Cuál ha sido tu mayor reto?
-Mi mayor reto, mi mayor reto, mi mayor reto…

A ver, tener paciencia y serenidad para esperar el momento adecuado, mantenerme durante tanto tiempo creciendo y madurando. Resulta que cuando cambias paradigmas ya establecidos, cuando tu visión es de avanzada, cuando te adelantas a las necesidades de una comunidad (familia, profesionales, sistemas) el caminar se hace muy lento y duro. Pero por estar convencido de lo creado, no te para nadie.

Cuando esa estructura (familia, profesionales y sistema) estén preparadas, se abrirán puertas. Solo hay que estar ahí.

Salí al mundo para formarme con técnicas y métodos específicos y rodearme con profesionales de primera línea. Estuve en países desarrollados y en otras latitudes con aperturas creadas hacia las actividades y programas de terapias en agua.

Yo pienso en el primer mundo, lo que creo es competitivo en el primer mundo. Es terrible que en Venezuela no exista el conocimiento y la conciencia sobre esta necesidad.

Te traigo nuevamente este ejemplo: si yo te dijera a ti, o a un entrenador, o a un club de natación, o a una escuela, o a una federación deportiva, o a un padre, que un joven síndrome de Down puede ser capaz de compararse a cualquier nadador y que cruzar a nado el río Orinoco y el río Caroní, posiblemente me tildaran de loco, de soñador, de imposible o también me pudieran decir que es grandioso, estimulador, desafiante, importante y que ojalá lo lograra hacer. ¡Pues yo lo hice hace 21 años! (es lo que hablo de estar adelantado al tiempo).

Otro ejemplo, plantearse la posibilidad tener un centro especializado para el trabajo terapéutico en el agua en la capital del país, donde se controle la temperatura del agua a 35 grados, con acceso en rampa hasta la piscina, con silla eléctrica para la entrada y salida del agua, con personal preparado técnicamente, donde se maneje una metodología de abordaje propia. “Tremenda iniciativa, gran idea” te dirían un inversionista, un alcalde, un gobernador y organizaciones que atienden población especial: ¿invertirían para multiplicar ese concepto? Pues yo desarrollé el centro que describo y trabajo en él desde hace 14 años (es lo que te confirmo de ser visionario).

Con estos dos ejemplos que te he dado, afirmo que siempre me he planteado retos, y realmente es un reto estar en un país que mira y va a un ritmo que no es el mío. Y eso me coloca un nuevo RETO.

El proyecto ahora es dar a conocer y enseñar mi metodología en países abiertos a esta información terapéutica, porque tienen un mercado de usuarios, técnicos e instalaciones que nutriría su campo de trabajo, es un legado, un aporte al mundo de la terapia en agua, hecho en Venezuela.

-¿Qué significa Venezuela para Waldon Parra?

Significa raíz, identidad, orgullo, respeto. Me siento honrado y estoy bendecido de ser venezolano.

Un país privilegiado naturalmente por sus cuatros costados, con un clima que permite disfrutar los 365 días, con personas creativas, emprendedoras, luchadoras y pacientes (a veces más de lo que considero positivo).

El venezolano, el buen venezolano, se destaca en cualquier parte del mundo en el campo que esté (social, profesional, familiar) somos los diferentes, somos de Venezuela, éste es el cuento real bonito. Yo creo en eso, pero lamentablemente Venezuela ha sido maltratada por muchos años de descuido, de no escuchar, de no entender, de no planificar un futuro. Siempre ha estado manejada por intereses políticos y personales, hecho que se ha acentuado drásticamente en estas últimas dos décadas.

Por mi parte, como buen venezolano que me considero, siento y soy, hago mi trabajo y aporto mi grano de arena, no digo qué hay que hacer, yo hago. No digo qué hay que crear. Yo creo.

Estoy negado a quedarme parado como lo he afirmado en esta entrevista.

Las disminuciones de capacidades las transformo en potenciales. Como decía aquel eslogan viejísimo “Venezuela es un país para querer”….

Pues yo la quiero, estoy orgulloso de ser venezolano.





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