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Doblegar la tara

Se preocupa por el rumbo que ha tomado parte del país hacia la mediocridad, la vulgaridad, la violencia. Pero apuesta a que triunfará la civilización, la excelencia y la solidaridad humana

  • Diario El Universal

15/02/2020 08:09 pm

CAROLINA JAIMES BRANGER
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

Jaime Bello León, uno de nuestros periodistas más culto y mejor preparado, ha sabido nadar contracorriente en el mar de la mediocridad venezolana y salir respirando de él. Llegó a la Comunicación Social después de dos frustraciones con lo que deseaba hacer, pero siente que encontró cómo enmarcar aquellas aspiraciones dentro del marco del periodismo cultural done se mueve como pez en el agua. Está convencido de que la elite gobernante quiere acabar con la elite intelectual del país, pero que podremos superar la tara.


-¿Crees que en el mundo de hoy hay motivación para la búsqueda del conocimiento?
-Creo que nos ha tocado una sociedad que se conforma con las bondades del buscador de Google y de Wikipedia. Desde luego, ambas herramientas son útiles para hacer una consulta rápida, el despeje de una duda superficial, pero no son fuentes de conocimiento como mucha gente piensa. Inclusive, he visto casos de alumnos universitarios que buscan en sus celulares lo que acaba de decir el profesor y al no hallarlo, lo interrumpen y pretenden corregirlo: “profe, lo que usted dice no es verdad, no sale en Google”. Se quedan perplejos cuando se les responde que esa herramienta no contiene lo que se les acaba de comentar. Que ese punto es producto de una investigación acuciosa. Se sorprenden que se les hable de la bibliografía, de los autores, de las obras, de las citas…

La contradicción es que en nuestros días, inclusive en los países que padecen crisis humanitarias, se puede acceder al conocimiento a través de Internet, pero hay que ir más allá del buscador general; se requiere tener criterio, tener dominio de una metodología de estudio y de investigación. Se requiere querer leer, querer buscar con pasión y humildad. Creo que sin el deseo de aprender somos cada vez menos humanos y cada vez más primitivos.

En gran medida, me atrevería a decir, que nuestra sociedad de medios es muy mediocre y se contenta con unos estándares muy bajos, que aplanan el mundo, que ignoran o manosean la cultura de una manera muy frívola.

Por suerte, hay esfuerzos que van en contra de esa corriente tan dominante y extendida. Al nadar contracorriente se consigue oxígeno y se bebe agua fresca para bien del entendimiento. 
 
Jaime Bello León apuesta a que triunfará la civilización, la excelencia y la solidaridad humana    FOTOS MANUEL SARDÁ

-¿Por qué estudiaste Comunicación Social?
-La respuesta más sincera a esta pregunta es porque no me fue muy bien estudiando filosofía y me fue aún peor en mi intento de ser cantante de ópera. Llegado un momento, me di cuenta de que necesitaba un camino y en la Comunicación Social lo hallé. Tenía ya tiempo escribiendo en periódicos, haciendo entrevistas y reportajes, editando revistas, sin haber ido nunca a ninguna escuela de periodismo. Había terminado las materias en la escuela de Filosofía, pero no avanzaba en la tesis de grado, y seguía sin corregir los problemas de mi voz para ser un buen cantante. Un día afortunado, entré en Comunicación Social y conseguí sistematizar los conocimientos que traía de mis estudios previos, los cuales me han sido muy útiles para ser periodista. Digamos que, después de muchos tropiezos, conseguí tener una voz en el periodismo cultural. No me fue fácil porque tenía que trabajar en muchas cosas al mismo tiempo, pero al final, me siento contento con haber tomado esa decisión y haber cambiado de sendero. Gracias a la Comunicación Social he podido hacer muchas cosas muy gratificantes en varios ámbitos: en el campo de la consultoría, en el del periodismo cultural, en el ámbito editorial…


-Ser culto en la Venezuela de hoy, para muchos, es pecado mortal. ¿Cómo crees que se puede poner de moda el ser ilustrado sin que lo relacionen con elitismo?
-Tristemente, lo que tiene ya demasiado tiempo de moda en Venezuela es todo lo contrario a ser ilustrado. Una muy preocupante parte del país apuesta a la vulgaridad, a la violencia, a la brutalidad, a la barbarie, a explicaciones planas y elementales, a la carencia de argumentos. Por fortuna, está otra parte que lucha por vivir decentemente y se decanta por la civilización, por la búsqueda de la excelencia, por la solidaridad humana, por el estudio, por el arte, por el trabajo. 

Tengo la certeza de que nunca en la historia de Venezuela habíamos estado en una situación tan árida como ésta. La élite actual se complace en el esperpento, en la maldad, en lo siniestro. El caso nuestro es de estudio, porque esa élite dominante huye de aquellos que poseen conocimientos para hacer el bien. Te cito un ejemplo contundente: las universidades públicas, nunca habían tenido una situación como la actual, al borde del abismo. Pareciera que lo que busca la élite en el poder es que se vayan del país o que se mueran de hambre aquellos que se formaron para crear los espacios del saber.

-Tienes especial afición por la música, en particular por la ópera. Si te concedieran un deseo en ese campo ¿qué escogerías?
-Mi pasión por la música es quizá exagerada. No concibo la vida sin escuchar un concierto, un cuarteto, una sonata, la interpretación curiosa de un contratenor, la gloria de un coro bien articulado. Me levanto y me acuesto con música en mi cabeza, en mis manos, en mis pies, en mi estómago. La oigo, la estudio. Asisto a ensayos, a recitales. A veces, solo a veces, voy al cine y no veo las películas, pero las oigo… En algún momento de mi vida, mis amigos se sorprendían porque era capaz de reconocer al instante de quién era la voz que me ponían para probarme. No solo les decía quién era el cantante, sino el año y el lugar de la grabación. También, me sabía las anécdotas del registro. Tuve la dicha de ser muy amigo de intérpretes y compositores excepcionales como Carlos Duarte. Gracias a mi trabajo como periodista he entrevistado a muchos artistas que he admirado y a otros que no tanto. 

Conozco rincones de los teatros, de las salas de conciertos, más que mi propia casa.

El único deseo que quiero se me conceda es que nunca pierda mi capacidad de disfrutar de la música. Si perdiera la posibilidad de oír, me tendría que reinventar completamente. Si eso sucediera, espero que me quede la memoria y disfrutar con el recuerdo.

-¿Cuán satisfactoria ha sido tu experiencia en radio?
-La radio me ha hecho muy feliz, porque me permite conversar de mis pasiones y me ayuda a mantenerme muy actualizado. Me exige estudiar y prepararme por respeto a la audiencia. Es un medio muy vivo, muy sensorial. Siempre me ha sorprendido que los oyentes sientan cosas que uno creía poder disimular, como por ejemplo, si uno está triste o duda de algo. La radio me permite compartir mi música y contar las historias de artistas que pasan desapercibidos y que hacen maravillas. 

A través de la radio se genera una conexión casi íntima con los oyentes. Definitivamente, es un medio muy especial.

-¿Qué significa Venezuela para Jaime Bello León?
-Quisiera creer que la palabra Venezuela encierra una cultura cierta, rica, generosa. Mucho de ese anhelo está, lo sé, lo defiendo, lo siento, lo vivo; pero también, hay una especie de tara cultural de la que no nos logramos desprender y que nos entorpece y aparta del bien común. Venezuela es el trazo de Reverón, la luz de sus lienzos, pero también es ese murmullo malsano del autoritarismo y la veneración de la pobreza que nos impide entender y propiciar el espacio público, el lugar de la política. En nuestro país tenemos una sed muy extraña, perversa, por el culto a un solo hombre que nos castra y nos hace mucho daño. 

Mi apuesta es que logremos entender que padecemos esa tara, para superarla, para doblegarla, para dejarla atrás, y pasar la página.


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