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La investigación gastronómica ocupa su lugar en la Academia Nacional de la Historia

Ocarina Castillo ahora ocupa el sillón con la letra "Q", que correspondió, hasta su fallecimiento, a la doctora Ermila Troconis de Veracoechea, destacada investigadora y mujer de decisiones

  • MAYTE NAVARRO

13/02/2020 06:04 pm

La Academia Nacional de la Historia estuvo de fiesta para dar la bienvenida a un nuevo miembro, la doctora Ocarina Castillo D'Imperio, quien pasó a ocupar el sillón "Q", que perteneció a otra destacada mujer dedicada a la investigación de la historia de Venezuela, Ermila Troconis de Veracoechea, la segunda mujer en incorporarse a esa corporación, de la que fue también su directora.


Lulú Castillo y Ocarina Castillo D'Imperio

El acto, que tuvo lugar en el Paraninfo del Palacio de las Academias, se inició con la interpretación del Himno Nacional de Venezuela a cargo del Orfeón Universitario. De inmediato Ocarina Castillo fue conducida a la tribuna barroca, desde donde pronunció su discurso de incorporación que trató sobre una investigación de la despensa venezolana bajo la mirada de los cronistas de la época de la conquista y la colonia.


Gustavo Velásquez Betancourt e Ivanova Decán Gambús, presidenta de la Academia Venezolana de Gastronomía

La nueva académica inició su intervención recordando a la doctora Ermila Troconis de Veracoechea, donde subrayó sus primeros años como ama de casa, oficio que compartió con sus estudios universitarios hasta culminar su carrera para luego dedicarse de lleno a la investigación y culminar como directora de la Academia Nacional de la Historia. Habló sobre los temas que le interesaron, entre los cuales estaba la emigración. Dijo que fue una visionaria al tratar los orígenes de la pobreza y la calificó como mujer de dos siglos.


Roldán Esteva-Grillet y July Salas de Carbonell 

Después de citar a Séneca señaló que hablar del tema alimentario en espacios privilegiados como donde se encontraba revela la modernidad y la contemporaneidad de la institución porque la alimentación y la gastronomía son una bisagra con la cultura. Al hacer referencia a la importancia de la investigación en esa área aclaró que no se limita al mero hecho investigativo sino que constituye  una tarea que permite compilar y equilibrar la alimentación en tiempos de crisis y prever soluciones para tiempos futuros.

Más adelante destacó que Venezuela forma parte de la Amazonia y de allí su diversidad en la flora y desde tiempos ancestrales es centro de numerosos cultivos, como lo ratificó al citar a los cronistas que visitaron estos espacios a partir del siglo XVI.


Rosanna Di Turi,  Patricia Petersen, Maruja Rodríguez y María Fernanda Di Giacobbe

Para su trabajo recorrió 22 crónicas y esa mañana se detuvo en algunos trabajos que señalan elementos claves de la despensa originaria. Recordó a nombres como Américo Vespucio, Cristóbal Colón, fray Bartolomé de Las Casas, Felipe de Utre o Felipe von Hutten, los misioneros capuchinos y los jesuitas, entre ellos a José Gumilla que dejaron en sus escritos testimonios valiosos para conocer la alimentación originaria. Se paseó por los tiempos prehispánicos y algunos datos de la era de la conquista y la colonia.


Durante el discurso de incorporación

Dio ejemplo de ciertas narraciones donde el autor describe los frutos que se encontraban en sus expediciones y las comparaciones que hacían con los que ya conocían. En varias de estas narraciones se hace referencia al casabe como el pan local, señaló la doctora Castillo. Su disertación profunda y colorida, más que un paseo por lo gastronómico es un trabajo que se interna en la esencia cultural venezolana.

Hizo mención de como esos productos locales se mezclaron con los foráneos que traían los conquistadores y colonizadores, quienes se impresionaban con las variedades que encontraron en tierra firme. La nueva académica también se encontró con descripciones muy interesantes de los paisajes que hicieron algunos de aquellos narradores, quienes consideraron que habían encontrado el Paraíso Terrenal, textos que en esa mañana compartió con los presentes.


Uno de los momentos del acto de incorporación a la Academia Nacional de la Historia

Al citar algunos productos que han sido y son una constante en la despensa venezolana, enumeró las palmas, los panes ancestrales, pues sin el pan no hay familia y no hay sociedad, subrayó. Entonces hizo mención a la arepa, que hoy recorre el mundo de manos de los emigrantes venezolanos. Citó el cacao y recordó al jesuita Felipe Salvador Gilij, quien habló del país del cacao al referirse a las tierras del Orinoco, donde fue misionero. Otra constante presente en la comida venezolana que nombró en esta amplia investigación fue el ají. 

Para finalizar su discurso señaló que volver a la despensa autóctona, volver a las viejas recetas familiares  puede dar pistas para la solución del hambre. En la mesa hay un lugar para la historia y es un lugar para celebrar, algo que quedó claro en este paseo investigativo de la ya académica Ocarina Castillo.


Acto de juramentación como nuevo individuo de número

La respuesta a este discurso estuvo a cargo de la historiadora Inés Quintero Montiel, quien se refirió al currículo de Castillo D´Imperio, su trayectoria profesional, su labor en la Universidad Central de Venezuela, su destacada actividad en el Programa Samuel Robinson dirigido a los universitarios de escasos recursos. Calificó el trabajo de incorporación como un esfuerzo analítico que tiene una valiosa importancia para ofrecer pistas que permitan enfrentar  las crisis y procurar decisiones nutricionalmente adecuadas en los años por venir.

Ratificó su cariño y respeto por una profesional que se caracteriza por el irreductible compromiso con el que enfrenta cualquier proyecto. Para cerrar su intervención expresó: "Ahora seguiremos aprendiendo saberes sobre sabores".


Katina Henríquez Consalvi y Sonia García

Posteriormente se realizó la juramentación y, acto seguido, nuevamente el Orfeón Universitario interpretó un programa compuesto por obras del cancionero latinoamericano. Para finalizar se ofreció un brindis en la sala de sesiones, donde un grupo de tambores del estado Miranda le dedicó un número de danza y cantos, para luego, como era de esperarse, llegaron los pasapalos autóctonos,  preparados por la chef Mercedes Oropeza, Tenedor de Oro de la Academia Venezolana de Gastronomía.
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