La celebración del segundo día de Santa Devota, la patrona del principado de Mónaco, contó con la presencia del príncipe Alberto II, su esposa Charlene y sus dos hijos, Gabriella y Jacques, quienes dieron un toque de alegría en un balcón donde la sonrisa estuvo ausente en el rostro de la princesa, que aunque se hacía evidente sus retoques estéticos.
Para esta nueva cita se dirigieron a la Catedral de Mónaco donde les dio la bienvenida en arzobispo Bernard Bars. En esta oportunidad la princesa, que recientemente cumplió 42 años, llevó un traje de dos piezas, con chaqueta azul marino, falda plisada con estampados borgoña y azul marino y un pañuelo Dior, con los mismos colores.
Gabriella y Jacques, el heredero, en el balcón del palacio de Mónaco FOTOS AFP
Recientemente dio a conocer, a través de una entrevista, que los años vividos en el Principado ha sido duros porque extraña a su país y a sus amigos. La princesa de la mirada triste tampoco ha sentido el apoyo de su familia política. Cercanos al palacio de los Grimaldi afirman que Carolina, su cuñada, considera que es una mujer que no está prepara ni a la altura de su posición.
Sus hijos son su tabla se salvamento y quienes, según la propia Charlene, le dan ese impulso que necesita cada día.
Los príncipes saludan al arzobispo de Mónaco, Berna Barsi AFP
La princesa Charlene, su elegante atuendo y su rostro más lozano pero igualmente melancólico AFP
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