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Por amor al arte

Gisela Alfonzo de Cappellin, educadora y escritora y exitosa en ambas, venezolana hasta la médula, esta sembradora de cultura insiste en que es lo que redimirá al país.

  • Diario El Universal

11/01/2020 06:51 pm

CAROLINA JAIMES BRANGER
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

Es encantadora, inquieta, extrovertida. Mi amiga desde la adolescencia, la he visto crecer y crecerse como una magnífica escritora, oficio en el que no se siente “tan libre” como lo es en el resto de sus actividades, lo que atribuye a la influencia y exigencia de su padre, el recordado Alfa, Alejandro Alfonzo Larrain. Educadora por convicción, en su Preescolar utiliza métodos educativos no convencionales con resultados maravillosos. En este momento prepara un nuevo libro para niños algo más grandes. Su editorial se está posicionando rápidamente entre las mejores de Venezuela y ya es conocida internacionalmente. Aunque ha viajado mucho y pasado mucho tiempo fuera, no imagina su vida fuera de Venezuela.
 
En la presentación del libro Haikus caraqueños en la Librería El Buscón, Caracas, de Federico Pacanins   FOTO DARWIN CATAMO

-Tengo guardado un libro de ortografía y gramática que me regaló tu papá hace años. ¿Tu amor por las letras viene de él?
-Desde niña se manifestó mi inclinación por las letras y luego, en 1983, fundé el Centro Infantil Vizcaya, un instituto de Educación Preescolar especializado en iniciar a los niños el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura a través de métodos atractivos.

Quizá mi relación con las letras sea producto de la genética, pues mi abuelo materno, Rafael Recao (1885-1920) nacido en la ciudad de Coro, fue un reconocido poeta de su tiempo.

Como educadora insisto en que para amar la lectura es ideal aprender a leer en el regazo de los padres y es sabido que ante el ejemplo también se forma cualquier inclinación o interés.

Haber sido hija de Alejandro Alfonzo Larrain ciertamente influyó en mi inclinación por la literatura. Recuerdo el estudio de Alfa, mi papá, con él siempre trabajando en sus escritos, rodeado de una nube de magia polvorienta. Creo que el primer misterio que quise descubrir en la vida fue lo que se escondía detrás de los libros.

También hay otras características de mi padre que intervinieron en mi relación con las letras. Su estricta escuela ortográfica me ha hecho esforzarme de una manera quizá exagerada en el tema de la redacción. Quienes me conocen saben que mi personalidad es mucho más libre de lo que resulta mi escritura. 

Durante la celebración del Día del Libro en Caracas, organizado por Pasión País y El Constructor On Line.
FOTO MARIAM KRASNER

-¿Eres poeta y también editora. Ambos oficios muy complicados en la Venezuela de hoy. ¿Es amor al arte o puede ser un negocio?
-Cualquier oficio que se desarrolle actualmente en Venezuela es difícil, ni más ni menos que ser editor o escritor. Hay mucha poesía en cualquier otro oficio que desempeñan los venezolanos. Jamás he enfocado ni la Literatura ni la Educación como actividades con fines lucrativos. Supongo que la trillada frase “amor al arte” calza en este caso. Es el deleite de establecer el vínculo de la comunicación a un posible mejor nivel.


Rosario Anzola, Gisela Cappellin, Sandra Caula, Diana Vilera, Laura Febres, Irene McKinstry y la autora del libro, la poeta Carmen Verde  FOTO RICARDO MARTÍNEZ

Has logrado posicionar tu editorial Gisela Cappellin Ediciones no sólo en Venezuela, sino también en el exterior. ¿Cuál es el secreto?

-Hemos tenido la fortuna de que tanto en Miami como en Madrid, ciudades donde hemos presentado nuestras obras, hemos contado con un público venezolano numeroso y solidario. Los venezolanos en el exilio reciben con mucha calidez cualquier manifestación que venga de nuestra tierra, no solo porque saben el esfuerzo que nosotros estamos haciendo aquí, sino porque es una representación sincera de lo que son nuestras expresiones.

También fue una suerte que la poeta venezolana Carmen Verde Arocha, gracias a su reconocida trayectoria, fuese invitada al IV Festival de Poesía Latinoamericana en Viena. Allí tuvimos la oportunidad de una lectura de su poemario Canción gótica, libro publicado por nuestro sello editorial.

Durante la presentación de “Canción gótica” en Altamira Libros, Miami   FOTO HENRY GRUMBERG

-¿Qué estás escribiendo ahora? ¿Cómo escribes? ¿Qué te inspira?
-La actividad del escritor no es solamente desarrollar un texto. Hay mucho tiempo dedicado a pensar, imaginar, revisar textos anteriores, idear, planificar.

La inspiración viene de muchas maneras, no solo de la lectura, actividad que ejerzo con frecuencia. También de la vida cotidiana, la música, el cine, las relaciones con los otros, las sensaciones y cambios que se producen en mí misma. 

En mi caso la mejor manera de conservar el resultado de mi imaginación es la escritura.

Siempre estoy escribiendo el producto de esas invenciones, así como asuntos de trabajo o sobre futuros planes personales. 

En la presentación de “Canción Gótica” en la librería Lugar Común, Caracas, Inés Muñoz Aguirre, Mariam Krasner, Mayte Navarro, Gisela Cappellin y Melanie Behrens    FOTO DARWIN CATAMO

-Háblame de tus planes para el 2020.
-Para este año 2020, luego del éxito de la publicación de Poemitas, palabras de estimulación sensorial, libro de mi autoría y para niños en la etapa inicial, Gisela Cappellin Ediciones tiene preparado otra preciosa edición dedicada al público infantil.

En esta oportunidad estamos trabajando en un libro para niños de edad un poco más avanzada. 

Se trata de un proyecto ambicioso, unos textos extraídos de la Autobiografía de la espiritualidad del escritor y profesor Rafael Arraiz Lucca. Un libro que estará bellamente ilustrado por la artista Gisela Arévalo y aspira conducir con mucha dulzura a los pequeños lectores en el asombroso y desconocido mundo interno. Sin duda será una extraordinaria sorpresa para nuestros niños.

Igualmente para este nuevo 2020 espero publicar unos textos narrativos de mi autoría. Están inspirados en un libro para adultos de Hans Christian Andersen, en el que la luna le cuenta a un joven pintor lo que ve en diferentes lugares de la tierra. Con mi obra intentaré transmitir al lector las experiencias y sensaciones que he vivido en algunos sitios que he conocido. En estos textos, que podrían llamarse “ejercicios escriturales”, también se incluyen anécdotas de otras personas que han compartido conmigo relatos de sus viajes. He estado trabajando en estas letras varios años, ya es hora de hacer entrega de ellas. A pesar de que será la séptima obra editada con mi trabajo como escritora, al estar cerca el momento de entregarla al público, no deja de envolverme cierto estupor de retraimiento. A raíz de mi labor como editora encuentro que es mucho más complaciente publicar textos de otros autores; estos los puedo elogiar sin ningún tipo de timidez. 

-¿Qué significa Venezuela para Gisela Alfonzo de Cappellin?
-Mi madre era guayanesa, nacida en Ciudad Bolívar. Mi padre de La Victoria, Estado Aragua.
 
Para mí Venezuela es como la tierra para un árbol. No logro imaginar mi vida separada de estos cimientos que me han sostenido y en donde he crecido.

He vivido y estudiado en otros países, incluso del llamado primer mundo, y la plenitud que siento estando en mi patria no la logro en ningún otro lugar. Me gustan mis costumbres, mi gentilicio. Aquí comparto con personas que aún recuerdan a mis padres y me saludan con aprecio los amigos de mis hijos. Los años que me he dedicado a la docencia en mi país me dan la satisfacción de encontrar con frecuencia a familias que pasaron por mi colegio y nos damos el gusto de intercambiar los recuerdos de momentos compartidos.

Hay un poema que escribí en ocasión del 444 aniversario de la ciudad de Caracas y que fue presentado en julio del 2011 en la Plaza Sucre, en un evento organizado por Escuela de Ideas. Esta obra está compuesta en su totalidad de palabras que empiezan con la letra “C”. Lleva por título CCS, como las siglas de la ciudad de Caracas para el control del tráfico aéreo. Allí hago un paseo por diferentes impresiones que me inspira esta ciudad y cierro con las palabras complicidad, corazón y calidez que pienso que pueden ilustrar lo que Venezuela significa para mí.





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