-¿Quién es Eduardo Frontado Sánchez?
-Una persona absolutamente feliz que en sus ratos libres le gusta viajar, salir a comer, ir a cine y pasar tiempo con su familia; pero que también dedica gran parte de sus días a trabajar por un mundo inclusivo y libre de etiquetas, en donde cada ser humano pueda participar de forma igualitaria y equitativa en todos los aspectos de la vida al máximo de sus capacidades y deseos. Soy también, y ante todo, el resultado del amor, la perseverancia y el coraje de mi madre, de quien heredé el pelo castaño y el amor por la vida, y de quien recibí las más valiosas e importantes enseñanzas que me permitieron convertirme en la persona que siempre soñé ser.

-Te has dedicado a empoderar personas en base a tu propia experiencia. Hábleme de esa maravillosa vivencia.
-Debo confesar que no ha sido fácil vivir en la diferencia. Sin embargo, ha sido mi propia existencia la que se ha encargado de enseñarme algunas de las más importantes lecciones en materia de inclusión y superación, gracias a las cuales he podido ayudar a otras personas a encontrar oportunidades hasta en las adversidades. Los seres humanos con habilidades distintas tenemos la capacidad de disfrutar de los pequeños detalles de la vida, somos más resilientes, y manejamos niveles de frustración más altos, por lo cual servimos de ejemplo e inspiración a muchas personas que se sienten desmotivadas o confundidas en su propósito de vida.

-Comunicar no es fácil. La comunicación efectiva requiere de estudio, técnicas y métodos. Te has convertido en un gran comunicador. ¿Cómo fue tu proceso de aprendizaje?
-Gracias a la tenacidad y voluntad inquebrantable de mi madre, pude disfrutar de una educación de calidad; primero en un colegio regular donde pude interactuar a diario con profesores y demás niños de mi edad, y luego en la Universidad Católica Andrés Bello, donde me gradué como Comunicador Social y Especialista en Desarrollo Organizacional. Sin embargo, como ya lo mencioné, las lecciones más importantes en materia de diversidad, superación e inclusión las aprendí directamente de mi propia existencia, las cuales me han servido para sensibilizar a un número cada vez mayor de personas sobre la necesidad de avanzar en estos temas.

-¿Cómo has manejado "ser distinto" en una época en la que el hostigamiento (bullying) dura 24 horas, ya no es sólo el colegio sino por las redes sociales?
-Aun cuando decidí desde muy pequeño que serían mis capacidades, y no así mi condición física o médica, las que me definirían y demarcarían mi futuro, muchas veces la sociedad se empeña en hacer conmigo justamente lo contrario. Es por eso que la mal llamada discapacidad, más que un atributo o condición personal, es ante todo una construcción social. El bullying, por supuesto, juega un papel fundamental en este escenario, ya que refuerza los entornos excluyentes a través de la burla, el rechazo y el maltrato.

Si bien soy consciente de que el bullying puede herirte y hacerte daño, también soy testigo de que al final solo te hace más fuerte, ya que transforma tu aparente debilidad en tu mayor fortaleza. Además, permite que veas con consideración a esas personas que te rechazan y se burlan de ti, pues aprendes que sus actitudes solo son el reflejo del miedo y la ignorancia que sienten hacia lo desconocido o diferente. Ante lo cual, solo sirve persistir en el camino de la educación hasta que aprendamos todos como sociedad a reconocernos en el otro.

Recuerda: el bullying no daña a quien quiere sino a quien puede.

-Tu mamá, Teresa Sánchez González ha sido tu gran apoyo. Ustedes han desarrollado una relación sólida y hermosa. Cuéntame de ella.

-El castellano tiene casi 300 mil palabras, sin embargo, cuando trato de explicar lo que mi madre significa para mí, pienso que ninguna de ellas refleja verdaderamente lo que siento por ella, pues además de darme la vida, mi mamá me regaló algo que considero es mucho más valioso: un propósito de vida. Gracias a su tenacidad, su apoyo, su amor incondicional y a su fuerza de mil leonas, he podido vivir en la diferencia siendo absolutamente feliz para trabajar a diario por un mundo inclusivo y libre de etiquetas.

Soy consciente que nada de lo que yo haga podrá retribuir jamás tantos sacrificios hechos y tantas noches en vela. No obstante, mi trabajo en pro de la inclusión de personas con habilidades distintas, estoy seguro, es el mejor homenaje que le puedo hacer a quien luchó incansablemente para que tuviera una vida digna en medio de una sociedad llena de prejuicios y de miedos.

Si hoy puedo reclamar y defender el espacio que me pertenece en el mundo, es porque mi madre se encargó de colocarme allí primero a punta de empellones, para que tuviera un lugar desde donde mi voz retumbara con mayor fuerza y mi ejemplo de vida brillara con luz propia, para señalar el camino hacia un mundo inclusivo, empático y diverso.

Teresa es su nombre, pero yo la llamo: “Mi Mujer Maravilla”.

-¿Qué significa Venezuela para Eduardo Frontado Sánchez?
-Venezuela guarda mis mejores y más especiales recuerdos. Es mi país, mis raíces, mi hogar. Por eso me duele mucho la situación por la que estamos atravesando actualmente. Sin embargo, soy consciente de que no solo las personas, sino también los países, son capaces de encontrar oportunidades hasta en las mayores adversidades; y por supuesto Venezuela no va a ser la excepción.