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Otra misión cumplida

El Hospital de Peluches es una organización sin fines de lucro que recicla muñecos para darles una segunda oportunidad de llevar felicidad a un niño

  • MAYTE NAVARRO

02/01/2020 11:04 pm

La iniciativa que se denomina El Hospital de Peluches está marcada por el entusiasmo. Tres principios la rigen: la solidaridad, el trabajo voluntario y el reciclaje. Esta organización sin fines de lucro surgió en 2017 de la inquietud de Lili Gluck para quien no existe la palabra imposible. Por esta razón, ella junto con el grupo de voluntarias que la acompañan en el trabajo de rescatar peluches para darles una segunda vida, se programaron una serie de entregas para esta Navidad por lo que se pusieron en campaña unos meses antes, aunque realmente está en acción los 12 meses del año.

Todo comienza con solicitar los muñecos en distintas ciudades de Estados Unidos, España, México y Venezuela. Correos, mensajes por las redes sociales, Whats Apps y llamadas telefónicas sirven para motivar a los donantes que los mandan a los centros de acopio que se encuentran en Caracas, Barquisimeto, Valencia y Maracaibo. En el exterior se ubican en Miami, Dallas, Panamá, Monterrey y Tenerife. Para el traslado de los paquetes cuentan con la colaboración de algunas empresas de transporte que colaboran. Hasta el momento han restaurado a más de 6.800 muñecos y todos han encontrado un nuevo destino.

Una vez seleccionados se inicia el trabajo exhaustivo con cada muñeco que se lava, se restaura totalmente hasta que se vea como nuevo. En el caso de las muñecas como las Barbie, se peinan y se visten con trajes que han sido confeccionados con telas y encajes que también llegan como donaciones de diversas empresas.


El quirófano es el jardín y la sala de la casa de Lili Gluck mientras que una de las habitaciones que era de uno de sus hijos y que hoy está vacía porque crecieron, se transforma en el depósito donde conviven los juguetes hasta que llega la hora de ir a su destino, que en la Navidad pasada llegaron al Hospital de Niños J.M de los Ríos, al Pérez Carreño, para citar algunos, y contribuyeron con varias organizaciones que desarrollaron operativos de entrega de regalos en todo el país.

Cuando se entra a la habitación no se encuentra un cúmulo de juguetes almacenados. Estos se encuentran en orden, erguidos, orgullosos, como esperando al visitante para que los vean que bellos lucen nuevamente y que están en capacidad a dar ese calor que se siente cuando se abraza a un peluche.

Es un trabajo que no tiene fin porque después de una campaña ya se está iniciando otra, señala Lili Gluck, quien va ordenando los peluches ya terminados junto a los otros, tarea que hace con cariño como si quisiera dejar en cada uno de ellos ese calor para que luego su nuevo dueño, ese pequeño que está en un hospital enfermo, o aquellos que se encuentran recluidos en una casa hogar, sepan que el afecto no les faltará.



Orgullosa mostraba la colección que estaba lista para encontrar a sus nuevos dueños, pero lo que llena más de alegría a estas voluntarias es que cada muñeco es un verdadero estreno, así que no habrá desilusión en quien lo reciba.

Todos recuperaron sus ojos, la nariz o esa manita rota que no tiene ni siquiera una cicatriz. Lucen trajes nuevos, lazos de colores que los hacen más vistosos y que representan horas de trabajo de estas voluntarias, que desde que llegan no cesan de coser, limpiar, de combinar telas y de comparar lo bonito que quedan. Pero también hay tiempo para un café y conversar un rato. Integran el grupo de voluntarias mujeres de diversas profesiones, que una vez que culminan con sus labores se dedican al trabajo voluntario en El Hospital de Peluches.  Además de Lili Gluck están Vivian Rostoker, Sara Zloczower, Amalia Salama, Deborah Eskenasi, Sara Bimblich, Conchita Guevara, Simona Zimerman, María José Rodríguez, Alegría Moreno, Ingrid Palacios y Raquel Margulis. 

Pero la labor de esta organización sin fines de lucro no se ciñe exclusivamente en estos juguetes, también está la clasificación de medicamentos que luego son donados a hospitales para que pueden completar un tratamiento de cualquiera paciente. Una tarea que otro equipo realiza meticulosamente, pues examina fecha de vencimiento y tipo de medicina para ser clasificadas de acuerdo a la patología indicada.


Viendo la acción de estas damas que se convierten en verdaderas “enfermeras” de un Donald sin ojos, un pitufo sin nariz o un Mickey sin cola, viene a la memoria una de las estrofas de la canción de Hospital de muñecos: “El caso es que Pinocho estaba grave, y de su desmayo no volvía, el viejo cirujano no sabía, a quien pedir prestado un corazón. Entonces llego el hada protectora, y viendo que pinocho se moría, le puso un corazón de fantasía, y Pinocho sonriendo despertó.”

Las hadas madrinas son estas mujeres que donan su tiempo cada tarde para resucitar a tantos personajes encarnados en peluches y esperan que este año 2020 puedan llevar más ilusión a otros lugares, quieren sensibilizar a la gente sobre la importancia de no botar un juguete porque éste representa la alegría para otro niño, es un mensaje de esperanza, además de mostrar que el reciclaje es muy importante.

Para quienes deseen conocer más de pueden visitar su Instagram @elhospitaldepeluches , donde también se encuentran las direcciones donde se pueden realizar la donaciones. Correo elhospitaldepeluches@gmail.com


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