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El azúcar de la ingeniería

Su abuela le enseñó que siempre hay dos opciones en la vida, abandonarse o restearse. Carlota Carolina González Sucre, resteada con su pequeña empresa, ahora sueña con su internacionalización.

  • Diario El Universal

28/12/2019 10:48 pm

CAROLINA JAIMES BRANGER
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

Es “echada pa´lante”. Se autodefine como insistente y perseverante, dos factores claves para tener éxito en cualquier cosa que uno se proponga en la vida. La ingeniería le ha servido para tener esquemas, buscar soluciones y optimizar procesos. No se amilana ante las dificultades y a pesar de la gran crisis que vivimos en Venezuela, su empresa Sucré se perfila como una de las más prometedoras fábricas de galletas y postres de Caracas. Carlota Carolina González Sucre ha optado por seguir el lema de su padre, “mientras unos lloran, otros hacen pañuelos” y ser una de las que hacen pañuelos. 



-Cuando decidiste estudiar Ingeniería de Producción, ¿qué tenías en mente hacer en el futuro?
-Siempre pensé que quería estudiar Administración, y la verdad es que no sé por qué, me imagino que era porque mi mamá estudió Administración de Empresas en la Universidad Metropolitana entonces, Administración era la carrera… Afortunadamente al graduarme del colegio me fui a estudiar un año a Bruselas, Bélgica, y en ese año pude pensar e investigar sobre la carrera, el pénsum y cómo podía ejercer después mi profesión. Me acuerdo clarito hablando con mis amigas que ya habían comenzado la carrera justo después de graduarnos, que me comentaban que Administración era una carrera que se estudiaba en la tarde/noche y eso me pareció de terror. Creo que fue el factor que hizo que me planteara otra carrera, y ¡afortunadamente! porque descubrí la Ingeniería de Producción; hasta ese momento, en mi cabeza la única ingeniería posible era la civil: mi papá es ingeniero civil y no sólo es una de las personas que más admiro en el mundo, sino que crecí alrededor de planos, acompañando a mi papá a obras y oyendo de concreto, acero y edificios. Pero no me veía en una obra con botas y casco como lo hacía mi papá, ni tampoco me llamaba la atención ser calculista, soy más de estar en el terreno, en la acción. Vi el pénsum de Ingeniería de Producción, investigué sobre la carrera y decidí que eso era lo que iba a estudiar.

Para ser sincera nunca tuve muy claro qué quería hacer después de graduarme, entonces sentí que la Ingeniería de Producción era una carrera amplia y bastante interesante que me abría las puertas e iba a tener un abanico de opciones y así fue.

Si bien nunca he ejercido de manera tradicional mi profesión, creo que la ejerzo todos los días con Sucré. En mi opinión, la Ingeniería de Producción, o las ingenierías en general, te hacen pensar de una manera totalmente distinta, te configuran la cabeza para pensar diferente, a buscar soluciones, alternativas, a cuestionar el porqué de las cosas. Gracias a que soy ingeniero de producción siento que tengo buen manejo de herramientas que me han ayudado a manejar Sucré como un mini fábrica y a entender y optimizar procesos, organización, estructuras de costos, manejo de inventario, entre mil otras cosas.

Si hoy tuviese que volver a estudiar, no lo dudaría y volvería a estudiar ingeniería de producción.



-¿Cómo nace Sucré?
-Si te digo que Sucré y la repostería son mi pasión desde que soy chiquita, te estaría diciendo mentiras. Siempre me ha gustado comer y disfrutar un buen postre, si recuerdo haciendo ponqués con mi mamá una que otra tarde para la merienda cuando era chiquita y que mi mamá nos hacía nuestras tortas de cumpleaños siempre (un ponqué clásico increíble, receta que aún conservo y preparamos prácticamente a diario hoy en día en Sucré) pero la cocina en general no era algo que me volvía loca.

En el 2012, una tarde me provocó hacer unos brownies y unas galletas de chocolate chip entonces me puse a buscar recetas en Internet y vi que todas las reposteras tenían batidoras KitchenAid y que en mi casa no había sino la clásica batidora manual (y la verdad es que para lo que la usábamos en la casa, no hacía falta más) pero yo me antojé en que quería una. Creo que dos de las palabras que mejor me describen son: insistente y perseverante. Cuando se me mete una idea en la cabeza, no hay quien la saque; entonces empecé a decirle a mis papás que yo quería una KitchenAid. “Mamá, la KitchenAid”, “Papi mira todo lo que hace”, “Mamá necesitamos una KitchenAid” y tanto di y tanto insistí que los volví locos hasta que por fin me compraron mi KitchenAid. Y como dice mi mamá cada vez que echa el cuento de cómo comenzó Sucré: ¡Le regalé la bendita batidora y le dije “aquí tienes tu KitchenAid, pero no te quiero oír más!”. ¡Poco sabía ella que ahí era cuando que iba a empezar a oír de KitchenAids, batidoras, hornos, azúcar, huevos y demás! ¡Si hubiésemos sabido que la “bendita KitchenAid” iba a ser el principio de Sucré, creo que no hubiese tenido que insistir tanto!

¡Y así nació Sucré! Como estaba como niñito con juguete nuevo, empecé a hacer y preparar cuanta receta se me cruzaba por la cabeza, llevaba brownies a reuniones de amigas, ponqué para merendar en la casa, galletas para la universidad, en fin, postres por y para todos lados. En ese momento un amigo me sugirió venderlos, porque me quedaban ricos. Y yo, que siempre he tenido una vena negociante, decidí que era una buena idea y me puse a buscar nombres para mi negocio y a hacer una lista, bastante corta al principio, de los postres que yo sabía preparar.

Buscando alternativas de nombres surgió Sucré que no solo significa azucarado/dulce en francés, sino que también Sucre es mi apellido materno, entonces fue como mandado a hacer. Hoy en día veo hacia atrás y pienso que nunca me imaginé que algo que empezó como un hobby se convertiría en mi día a día, en mi pasión y en lo que me ha abierto tantas puertas y oportunidades.


-Vienes de una familia hermosa, con alto sentido de los valores. Tu abuela Gloria Brigé de Sucre fue una gran dama. ¿Qué llevas contigo de ese acervo?
-Tengo que decir que, aunque Sucré es mío y soy yo quien lo lleva (por el nombre muchísima gente se confunde y cree que es mi mamá), no puedo negar que nada de esto sería posible sin la ayuda incansable y el apoyo incondicional de mi familia. Todos de una forma u otra han puesto su granito de “sucre” (azúcar en francés) en este gran postre. Desde mis hermanos, pasando por tíos y amigos, que considero familia, hasta mis abuelos han trabajado y colaborado con Sucré, no tengo sino palabras de agradecimientos con ellos.

Mi abuela Gloria no sólo fue una de las mujeres más elegantes que he conocido en mi vida, sino también una de las mujeres que más me ha inspirado, porque más que enseñarnos, nos demostró que, con una sonrisa, amabilidad y ganas de echarle pichón, todo se puede. Ella siempre nos contaba el cuento de “Jimmy” un muchacho que siempre tenía dos opciones ante cualquier situación, y eso lo recuerdo constantemente, casi a diario, y es que es verdad, ante cualquier problema o situación adversa que se nos presente siempre tenemos la opción de amargarnos, poner mala cara y dejarlo así o podemos buscarle una solución y un lado positivo a todo.

-Cada vez que veo un suspirito, me acuerdo de ella, ¡eran sus favoritos! Y ahora que lo pienso, ¿cómo no iban a serlo? Si son lo más parecido a ella que hay: dulces, suaves, finos y delicados. Así era mi abuela Gloria.


-Emprender en estos momentos es definitivamente correr un albur. ¿Cómo te planificas y cómo te proteges?
-Emprender nunca es fácil, implica salir de tu zona de confort y volverte 100 o 1000% dependiente de ti mismo. Emprender significa que trabajarás el triple (mucha gente cree que emprender significa “no trabajar”, que “no tienes un jefe, ni a quién rendirle cuentas” ¡y es todo lo contrario! Trabajas más que nunca pues eres tu propio jefe, y como el éxito de tu negocio dependerá totalmente de ti y de tu esfuerzo, eres más crítico y más exigente. A pesar de que vivimos en país sumamente complicado, creo que sigue habiendo miles de oportunidades, está todo por hacer y como dicen “época de crisis, época de oportunidades”. Para mí la clave es la organización, tener capacidad de solucionar y reinventarse constantemente para que tu producto o servicio sea el mejor. Aunque muchos creen que como es Venezuela, no hay competencia, y es todo lo contrario: hay muchísima competencia pues mucha gente busca reinventarse de una u otra forma, lo que hay que buscar es destacar dentro del mercado, en mi opinión hay dos elementos claves y esos son excelente atención al cliente y la constante innovación.

Mi papá siempre dice una frase que me parece muy acertada “mientras unos lloran, otros hacen pañuelos”. Para tener éxito emprendiendo hay que salir, buscar oportunidades, creer y apostar por tu proyecto, pero sobre todas las cosas, trabajar constantemente para que éste tenga éxito.

¿Qué emprender es difícil? ¡Claro que sí! ¿Qué vale la pena? ¡También!

-Aunque suene complicado, organizarse, planificar y protegerse ante la cambiante economía venezolana no es imposible, hay que tener un riguroso y muy meticuloso control de los costos de la materia prima pues la volatilidad de los precios pueden hacer que rápidamente el negocio no sea rentable, hacer un plan de negocios y planificar (dentro de lo posible) a futuro para hacer stock de aquellos insumos o materiales que podemos guardar a largo plazo (como en mi caso, cajas, envases, etiquetas, etc). Para mí es clave tener múltiples proveedores, ya que de esta manera es posible comparar precios y conseguir mayor variedad de productos para así mantener siempre una alta calidad en los productos que ofrecemos.



-¿Con qué sueñas?
-Aunque sueñe cliché, sueño con ser feliz. Me encanta lo que hago, me encanta la satisfacción al ver la cara de un cliente feliz con su torta, y la satisfacción del trabajo bien hecho.

Siempre he soñado con que Sucré se convierta en algo más grande que Sucré Caracas, ¿quién sabe? Ya veremos. También me encantaría desarrollar otros productos además de los postres, pero aún no tengo nada planificado.

-¿Qué significa Venezuela para Carlota Carolina González Sucre?
-Venezuela para mí significa casa, trabajo y compromiso. Venezuela es el país que no solo me ha visto crecer, sino que me ha brindado las posibilidades para poder emprender y tener un negocio exitoso, hay días que se vuelve complicado y tedioso, no te lo voy a negar. La crisis eléctrica ha sido un dolor de cabeza pues sin electricidad no podemos cocinar, batir, hornear. Pero, afortunadamente, siempre hemos logrado resolver de una manera u otra. Recuerdo una vez que la zona donde esta Sucré estuvo sin luz por todo un fin de semana y teníamos un pedido que entregar y tuve que mudar media cocina a casa de una tía para poder terminar de hornear y decorar todo el pedido. ¡Fue horrible! ¡¡Pero lo logramos!!

En Venezuela soy feliz, pero no descarto la posibilidad de abrir nuevos horizontes y lograr que Sucré sea internacional, exportar talento y seguir dejando el nombre de Venezuela muy en alto, donde sea que estemos. De hecho, me encantaría tener la oportunidad de hacerlo, pero siempre manteniendo Sucré Caracas, este proyecto que empezó como un “vamos a ver” lo he trabajado y sudado para que sea lo que es hoy en día y no tengo planes de dejarlo. 
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